Historias Terroríficas ♡

..

Soy una niña ciega desde mi nacimiento. Mis días se pasan en un mundo oscuro y silencioso, donde tengo que confiar en mis otros sentidos para orientarme y conocer el mundo que me rodea.
Un día, recibí una caja por correo, sin ninguna explicación. Cuando la abrí, encontré dentro un cuadro. No podía ver lo que estaba pintado en él, pero cuando toqué la tela, sentí una energía extraña recorriendo mi cuerpo.
Le pedí a mi madre que me describiera el cuadro y ella me dijo que era una pintura de un jardín, con flores coloridas, árboles frondosos y un camino de piedras que llevaba a una casa de campo.
Me quedé fascinada por la descripción y comencé a tocar la tela con más frecuencia. Eventualmente, empecé a notar pequeños cambios en mi visión. Colores brillantes y sombras comenzaron a aparecer en mi mente, como si mi cerebro estuviera tratando de formar una imagen.
A medida que seguía tocando el cuadro, mi visión se volvía cada vez más nítida. Comencé a ver detalles que antes eran invisibles para mí: los contornos de las flores, el movimiento de las hojas, los reflejos de la luz del sol.
Pero, a medida que mi visión mejoraba, empecé a notar algo extraño. El jardín parecía estar vivo y en constante movimiento. Las flores se movían como si tuvieran vida propia, los árboles se balanceaban como si estuvieran siendo sacudidos por el viento.
Un día, mientras tocaba la tela del cuadro, sentí algo tocándome de vuelta. Una mano fría y esquelética que salió de la pintura. Grité de miedo y salté hacia atrás, tirando el cuadro al suelo.
Cuando mi madre vino a ver lo que había sucedido, encontró el cuadro vacío, sin señal de una mano esquelética o de un jardín vivo. Desde entonces, mi visión volvió a ser como era antes, pero nunca más toqué ese cuadro nuevamente.
Ahora, me pregunto: ¿esa pintura realmente era capaz de curarme de la ceguera, o era solo una ilusión maligna creada para atraerme a un mundo desconocido y peligroso? Nunca sabré la verdad, pero el miedo de haber tocado esa tela nunca me dejará.