"EL ÁRBOL QUE GUARDA 3 ALMAS DE NIÑOS"

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Aculco es un poblado en el Estado de México el cual aguarda una horrible leyenda.
En la casa que está a un lado de los lavaderos existió una hermosa mujer, solía peinar su cabello negro en una suave trenza que resaltaba su hermosura, sin embargo ningún hombre se me acercaba ya que ella inspiraba temor.
La gente del pueblo decía que aquella mujer no era de fiar ya que venía de una familia que practicaba magia negra.
Pasaba el tiempo y ella envejecía dándose cuenta que estaba quedándose sola, un enorme deseo de tener un hijo la atrapó, con El Paso del tiempo su sueño se veía aún más pesado y en un acto de desesperación recurrió a las fuerzas obscuras su semblante cambió por completo y de repente y en lugar de irradiar belleza se convirtió en una mujer sombría, y lo único que fue capaz de engendrar fue ira y odio, por lo que perdió hasta la locura.
Un día escucho a unas mujeres del pueblo hablar y burlarse de ella diciendo que lo único que podría engendrar era soledad, cuando escucho las burlas no hizo ni dijo nada, sin embargo, eso no se podía dejar así, la bruja juro vengarse a costa de su propia existencia y para lograrlo hizo un pacto con el diablo, la gente decía que se podría escuchar gritos extraños en la casa de aquella mujer además de los gritos eran cánticos de una voz de ultratumba que hacía temblar a todo aquel desafortunado que la escuchara. Aculco se volvió un pueblo lleno de terror, primero desapareció un niño, luego otro y a los días ya eran 3 desaparecidos, todo el pueblo sabía que aquella mujer tenía algo que ver así que decidieron enfrentarla y armarlos con antorchas, hachas y piedras, querían quemarla viva!
Entonces, al llegar a la casa la gente entró por la fuerza, en ese momento una niebla espesa cubrió el ambiente, y un frío sin igual los hizo temblar a todos, al mismo tiempo una voz profunda surgió del gran árbol que estaba frente a la casa, una voz con semblante satánico comenzó a lanzar insultos y palabras de odio, cuando el terror se había apoderado de los pueblerinos la voz confesó ser la misma bruja, y si, ella había raptado a los niños como una venganza en contra del pueblo, en ese momento un hombre dio un hachazo al árbol, pero un grito infantil y de profundo dolor se escuchó, la bruja soltó una risa burlona y explicó que las almas de aquellos tres niños desaparecidos estaban ahí atrapados junto con ella. Por eso, si dañaban el árbol no solo ella sufriría sino también los niños, las madres de los niños estaban presentes y rogaron que no dañaran el árbol e hicieron prometer a los pueblerinos que no lo harían.
Han pasado los años y aquella historia perdura como una leyenda que se narra en Aculco.
Se dice que si clavas un cuchillo o algo con una punta filosa en aquel árbol primero saldrá una especie de savia blanduzca que luego se tiñera de rojo, y escucharás los gritos de los niños y una risa burlona de la bruja quienes estarán ahí por lo menos, hasta el final de los tiempos.

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