DÉJAME ENTRAR, SOY UN HADA

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Es un viernes cualquiera, mis padres salen a cenar y yo me quedo con mi hermano pequeño, aburrido me fui a ver la televisión, en ese instante mi hermano pequeño corrió hacia mí, asustado, diciéndome:

-Hay un hada en mi ventana, dice que quiere entrar.

-No digas tonterías, seguramente es algún arbusto.

30 minutos después mi hermano vino llorando hacia mí:

-¡POR TU CULPA EL HADA SE FUE!

Entonces empecé a preocuparme:

-Bueno. ¿Y por qué?

Mi hermano dejó de llorar, dijo que el hada quería entrar con nosotros.

-Ni se te ocurra abrir la puerta (repliqué).

Al día siguiente me despertaron unos ruidos extraños que provenían de abajo, en la sala, me levanté silenciosamente y eché un vistazo, ahí estaba mi hermano, en medio de la oscuridad, hablando solo junto a la ventana, o eso creía yo, lo regañé y se fue corriendo a su cuarto.

En la mañana le expliqué a mis padres qué cosas hacía mi hermano y ellos me dijeron que lo dejara jugar, que esas cosas estaban en su imaginación, de nuevo por la noche, cerca de las 12:00 am, mi hermano me dijo que el hada quería conocerme, esta vez le seguí la corriente.

-Dile al hada que si quiere entrar a casa con nosotros que nos traiga muchos dulces.

20 minutos después regresó mi hermano feliz:

-El hada dijo que mañana traerá los dulces.

En la mañana mi hermano me despertó saltando de alegría y me dio una gran cantidad de dulces.

-Mira, ¡el hada trajo los dulces!

Me enojé y le exigí a mi hermano que dejara de hacer sus bromistas y que no podía salir tan temprano a tirar dulces en la cama solo para hacerme creer que el hada existía.
A la 1 de la mañana, mi hermano vino con miedo, despertándome:

-El hada nos está esperando.

Harto, bajé con mi hermano y quise prender la luz pero él me dijo:

-El hada no le gusta la luz, luego abrió las cortinas. ¿La vez? ¡Es real!

Di dos saltos para atrás al ver a esa cosa que se asomaba en la ventana. Mi hermano me agarró la mano:

-Ven, quiere decirnos algo.

Me acerqué y nos dijo con una voz muy rara y aterradora:

-Bien, amigos, ya traje los dulces, ahora déjenme entrar.

Yo tenía ganas de irme corriendo a mi cuarto y poner cemento en las ventanas. Grité:

-¡JAMÁS TE DEJAREMOS ENTRAR! ¡VETE!

Esa criatura de aproximadamente un metro se me quedó viendo fijamente y empezó a pisar con mucha fuerza el piso, enojado, haciendo berrinche como un niño, pegó su lengua en la ventana y dijo con un voz ronca:

-Tengo mucha hambre.

Empezó a dar palmadas a la ventana y se fue saltando hasta desaparecer en la oscuridad.

La supuesta hada no volvió a aparecer, un mes y medio después, en la casa del vecino se encontró a su hijo sin vida y la ventana abierta. El niño que murió iba al colegio con mi hermano pero no eran amigos, así que le preguntamos al mejor amigo del niño fallecido si sabia algo.

-Lo único que sé, es que me contó, que un hada quería entrar y planeaba abrir la ventana.

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