Canciones, libros, películas y otras cosas sobre amor.

PRÓLOGO

¿Alguna vez has pasado tanta vergüenza en tu vida que quisieras borrar ese capítulo? Yo sí y fue la primera vez que me atreví a coquetear con un chico. Tenía 19 años y fue en un intercambio. Estaba en mi tercer año de la carrera, y por excelentes calificaciones apliqué a un programa por una beca, la gané y me fui a Argentina por 6 meses.

Ese día mis compañeras me animaron a salir con ellas a un bar. Yo no tenía muchas ganas, pero ellas estaban demasiado emocionadas. Habían recibido buenas noticias sobre un proyecto y querían celebrarlo. En aquellos años vivía en una casa con muchas chicas, pero yo tenía mi propia habitación con baño, en ocasiones me sentía como en una fraternidad a excepción de las fiestas, porque no estaba permitido en la casa. Mis compañeras eran de ese país, pero de otra ciudad al norte, nosotros estábamos en Buenos Aires.

El bar era uno bastante popular cerca de la zona portuaria, ni siquiera recordaba el nombre, pero si como era, taciturno y bastante elegante. Con zona cerrada y otra al aire libre. Cuando llegamos vi salir a personas vestidas de lo más elegantes, no pensé que nos dejarían entrar, quizás, había un código de vestimenta. Al entrar me sentí aliviada de no ser las únicas que no vestían de manera formal. Yo llevaba un vestido un poco largo con una abertura que llegaba a media pierna, en tonos de azul con algunas flores amarillas. Era verano, así que hacía un poco de calor en la zona. No era una chica de vestidos, pero una de mis compañeras me lo prestó, porque yo usaba y llevé para ese viaje puros jeans.

Estuvimos platicando un tiempo y entre copas ellas bromearon acerca de mi situación sentimental.

―Apenas puedo creer que no hayas tenido novio— dijo la mas alta de ellas.

―Tengo 19 años, estoy joven ni que fuera el protagonista de virgen a los 40, aunque eso no tiene nada de malo. Ya llegará el indicado.

―Elyna si esperas a que caiga del cielo, te quedaras soltera toda tu vida. Tienes que actuar—expresó la rubia.

―Claro que sí. Es más te reto a que le hables a alguien de aquí―. Comenzaron a mirar hacia alrededor hasta que una le da un codazo a la otra y miraron en la misma dirección, sonrieron. ―Tenemos al indicado ¿ves al chico de allá? ― Señalaron a un joven solo, sentado en la barra del lugar. Era guapo, con un toque misterioso, de cabello negro, miraba un tiempo su vaso de cristal, lo meneaba un poco antes de dar un sorbo, su vista hacia el frente, no siendo consciente de lo que pasaba hacia su alrededor. Si llegaba a presentarme, interrumpiría esa soledad, de la cual, se notaba que estaba consciente y cómodo. 

― ¿Seguras? Se ve muy tranquilo estando solo

―Son técnicas que usan los hombres para que se les acerquen. Se hacen los interesantes. Vamos―me animaron a ir. 

Respiré profundo. Caminé hacia la barra. Me paré a un lado de él y pedí una bebida al cantinero. Me giré discretamente hacia él.

―Te vi y... ―pero él me interrumpió.

―Vos pensaste que era buena idea vení para acá― ni siquiera me miró ―e interrumpir mientras estoy bebiendo para pedir un autógrafo o una foto. No estoy de ánimos para eso. Así que voy a pedirte que te vayas.

― ¿Eres famoso o algo por el estilo? ―pregunté algo confundida.

―Por favor, todas las mujeres de tu edad en este país saben quién soy. Según Google soy conocido como el novio de las adolescentes de Argentina, Chile y Uruguay. 

Siendo sincera, no sabía quién era, no en ese momento.

―Aunque hayas tenido un mal día o seas una celebridad aquí, no te da derecho a tratarme así o tratar así a cualquier otra persona. No soy tu fan, pero que tal si la que se hubiera acercado hubiera sido tu fan, que no los artistas se deben a su público― Entonces fue cuando me miró.

―Soy artista y también una persona como cualquiera, también tengo derecho a tener un mal día.

―Sí, es cierto, pero eso no te da derecho a ser un cabrón con los demás.

Me miró fijamente analizándome.

―Si no eres mi fan, ¿por qué te acercaste?

Fue entonces cuando me di cuenta, las chicas con las que iba, sabían quién era él, por eso lo escogieron y se secretearon cuando lo vieron.

―Olvídalo. Solo...―hice una pausa―perdí mi tiempo.

―Mira quién es la ojete ahora.

Puse los ojos en blanco.

―Buenas noches― fue lo único que se me ocurrió decir.

Me dirigí hacia la mesa con mis compañeras, quien al verme de inmediato escondieron su celular, lo cual, me hizo pensar que grabaron lo que había pasado.

―Sé lo que hicieron, sabían quién era. ¿Pensaron que sería divertido burlarse de la chica del intercambio?

―No pensamos que él fuera a reaccionar así.

―Sí, lo sentimos. En videos se ve que es bien amable, otras chicas se lo han topado y es completamente monísimo.

―Bueno, no tuvo un buen día y se desquitó conmigo.

Tomé mi bolsa, saqué unos billetes y los puse en la mesa.

―No te vayas.

―No quiero quedarme aquí después de lo que pasó. Estoy muriendo de la vergüenza.

Salí del lugar. Después de eso, me dediqué por completo a la escuela, tratando de olvidar ese mal capítulo, pero ellas siempre lo traían a la conversación cada que podían, así fue hasta que regresé a México y ya no tuve contacto con ellas.

Con el tiempo lo saqué de mi mente, quedó completamente enterrado en mi memoria, hasta que un día lo vi entrar a la cafebrería acompañado de Don Gustavo, pero en este punto, diciendo esto, me estaba adelantando a la historia.

¡SORPRESA!
Hay nueva historia, una que me tiene super emocionada. Tiene buena pinta. Como saben las romcom son mis favoritas para escribir, aunque en la vida real me vaya pésimo en el amor.
Estaré subiendo los capítulos todos los domingos.
Nos leemos pronto. 💋