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Olivia se reía al escuchar las carcajadas de Niall.
Ambos chicos se reían de lo que el irlandés le contaba, sin duda estaban pasando una noche muy agradable. Liv había aceptado aquella cena con él cuando puso la excusa de su chamarra, esa prenda no le importaba, solo quería ver nuevamente a la chica y puso esa pequeña excusa aunque todos se dieron cuenta.
—¿En serio?
—Así es — asintió el chico —Uno pasa por muchas cosas a lo largo de su vida y bueno ya no soy tan joven — rieron —Quería ser cantante pero lo veía algo imposible hasta que entré a ese concurso y me aferré a quedarme, era un adolescente pero todo eso valió la pena. A eso me dedico ahora y quizás lo haga muchos años más.
—Tus canciones me gustan, esa noche que nos conocimos busqué algunas y tienes un gran talento.
Sonrió altanero y bebió de su copa.
—¿Me stalkeaste?, no puede ser, una fan muy intensa.
Liv se rió negando con su dedo.
—Ya estoy acostumbrado — bromeó —No en serio, si hay algunas chicas muy intensas pero creo que así estaría yo si fuese muy fan de alguien, si me emociono al conocer celebridades pero trato de mantener la cordura.
—Pues ahí si somos diferentes, yo soy fan de ese guapo hombre Ian, el que hizo la serie de Diario de Vampiros, solo por él ví la serie — la miró sorprendido —Lo conocí en Los Ángeles y en serio, no pude controlarme — Niall negó con su cabeza —Es que es guapo.
La miró y asintió.
—Tengo amigas que dicen lo mismo, ¿te gusta el golf?
—¡Me encanta! — respondió rápidamente.
—Perfecto, porque estás frente a un profesional y a mi me encanta, también me gusta tocar mucho el piano — le contó y lo miró atenta —Tal vez un día de estos podemos ir a jugar y hacer algunas apuestas.
Se acomodó en su lugar y asintió.
—¿Cómo que tipo de apuestas?
—Si yo gano podemos cenar de nuevo y si tú ganas hacemos lo que tú quieras, tú pondrás las reglas.
Lo miró con sus ojos entrecerrados y aceptó. El irlandés pidió la cuenta y al pagar, ambos salieron del restaurante, Niall agarró el bolso de la Italiana y lo llevó junto con la chamarra para así caminar por la banqueta. Iban en silencio pero sorprendentemente aquel silencio no era incomodo, miraban todo a su alrededor hasta cruzar la calle que la agarró de la mano.
—¿Tu trabajo te gusta?
Mordió su mejilla por dentro y asintió.
—Siempre me han gustado los autos y estudié algunas ingenierías, creo que ya es algo que lo traigo en la sangre y viajar de lugar a lugar durante las carreras me gusta, me estresa un poco quedarme en un solo lugar.
