Problemas

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Los días continuos habían pasado como un suspiro, mañana debía volver a su mundo, y él no podía estar más desanimado ante eso.

Sabia que volver a su casa era dejar este mágico lugar, y sobre todo dejar a cierto ángel que lo tenía en un estado embobado.

Las tierras mágicas de este mundo podían ser un verdadero paraíso ante los ojos de cualquier simple mortal, pero para él, ver a Chan era incluso cien veces mejor que cualquier vistazo al paraíso.

El recorrido, casi veloz, que había tenido de ese mundo fue emocionante, ya que Chan era su guía y su guardaespaldas. Aún cuando este había estado ocupado con sus labores y reacio a que curiosearan por ahí, sin embargo, siempre aparecía cuando daban sus salidas secretas, Llevándolos a pasear por ese majestuoso lugar (pese a que él, como ángel guerrero, tenía prohibido estar al lado de un humano). Le hubiera gustado más, si solo eran ellos dos, pero no podía dejar a Felix sólo, puesto que Minho estaba ocupado.

Todavía recordaba como todos, inclusive Minho, se opusieron en un comienzo a dejar que ambos anduvieran fuera de la casa de Cupido, no obstante, llegaron a convencerlos con palabras expertas y pucheros tiernos. Sí, pucheros, algo que a él mismo le sorprendió, pero no avergonzó. Ya que eso, al parecer, lograría que obtuviera su objetivo de pasar más tiempo con Chan y conocer el nuevo mundo.

Era como matar a dos pájaros de un tiro. Además, como iban a desaprovechar conocer un nuevo mundo.

Lo que más le gustaba de esos días era cuando llegaba la noche, ya que pasaban exclusivamente ellos dos solos. El primer día Chan se mantuvo distante, pero cuando le dijo que le contaría del mundo humano, el ángel calló en la trampa. Cada noche Chan se acomodaba en el sillón en espera de alguna nueva historia. Había descubierto que ese ángel tenia la apariencia de un hombre serio pero en realidad era un niño risueño y en busca de algo nuevo. Cada vez que él le comentaba alguna anécdota de su vida, Chan se sorprendía, alegraba, enojaba y hasta se entristecía, como si realmente fuera el protagonista de dichos sucesos.

Chan era la primera persona, o ángel, en llegar a comprender su dolor, alegría o dudas en su totalidad. Algo dentro de él lo incentivaba a ser como un libro abierto en presencia del ángel, sin miedo al que dirá o lo que opinara. Simplemente siendo él mismo.

"¿En qué piensas?" Chan preguntó curioso antes de acomodarse en su cama, la incomodidad había desaparecido en ellos después del tercer día.

Seungmin salió de sus pensamientos y formó un puchero, "estaba pensando en que no tendré ninguna foto para presumir cuando regrese a mi mundo".

Chan sonrió aún sin saber exactamente porque lo hacía, no había comprendido muy bien la respuesta del pálido, "¿Por qué no lo haces entonces?. Eso, de la foto" aclaró al ver la duda en Seungmin.

"No puedo, no traje mi celular. No importa realmente" Seungmin le restó importancia, "ya que todo está aquí" señaló su cabeza y luego su corazón.

"Tienes razón, el recuerdo que dejarás estará aquí" Chan sonrió sin dejar de señalar su corazón.

Los ojos de Seungmin brillaron, "¿Vendrás a visitarme?" Pregunto curioso, "ya... ya que Minho también estará ahí" jugó con sus dedos en signo de vergüenza y nerviosismo.

"Me encantaría" Chan susurró con sinceridad, "pero, no puedo. Ya he faltado demasiado al reglamento, ir al mundo humano por una tercera vez sería obtener un castigo severo del consejo" explicó, aún cuando podía sentir de alguna manera que sus palabras deprimían al humano.

"Ya veo" Seungmin bajó la mirada triste, "significa que mañana será la última vez que te veré".

Chan asintió algo cabizbajo, "me encargaré de que un ángel guardián te proteja en cada momento, prometo que tu vida nunca estará en peligro".

💘 C͢u͢p͢i͢d͢o͢ E͢n͢a͢m͢o͢r͢a͢d͢o͢ || M͢i͢n͢l͢i͢x͢ 🏹Where stories live. Discover now