Lo miré, apretando mis labios e intentando no reírme al respecto. Era una historia trágica, la cuál no tenía idea si era un tema serio o él se sentía igual que yo. Pero cuando Chanyeol me miró con la misma expresión, no pude aguantar y empezarme a reír, lo cuál el hizo de la misma maneraz

—No te rías de la triste historia de un niño de 8 años. —Defendió, aún riéndose.

—¿Cómo puedes simular que está dormido cuando debía de estar duro? —Pregunté en risas.

—Tenía 8. —Comentó, intentando ser obvio. Luego de las risas, ambos intentamos respirar en silencio para recuperarnos, lo cuál no era incómodo.

—Cuando tenía 7, tenía un pez dorado llamado Paco. El estaba nadando en su pecera de un lado a otro. Pensé que estaba mareado y necesitaba tomar aire fresco. —Expliqué mientras una sonrisa apareció en mi rostro—. Lo saqué de la pecera y lo dejé sobre el pequeño banquito que se encontraba en mi castillo de rapunzel y, me fui a tomar mis lecciones de ballet.

—Sora, no... —Murmuró el, intentando aguantar su risa.

—Cuando llegué a casa, buscaba a Paco. Lo volví a entrar al agua y el flotó panza arriba. Paco estaba muerto. —Dije bajando la mirada fingiendo dolor al respecto—. Llamé a mi madre, ella miró al pez y me dijo: «Se murió.» Lloré mucho.

Chanyeol no pudo evitar reírse de mi trágica historia, me acababa de dar cuenta que Chanyeol se reía y aplaudía al mismo tiempo, lo cuál me parecía un poco tierno.

—Bien, tu historia me supero completamente. —Comentó, mientras recuperaba su aliento—. ¿En serio eras tan inocente? ¿Nunca viste Nemo?

—La maldita película salió una semana después de que Paco murió, ¿Como crees que me sentí? —Le dije, sonando irritada al respecto,  y empujándolo con mi mano.

El negó con la cabeza y cuando pocos segundos pasaron, el se puso de pie, sacudiendo el polvo de sus manos, me ofreció su mano para ayudarme a ponerme de pie, al hacerlo lo miré con curiosidad.

—¿Qué? ¿A dónde vamos? —Pregunté al mirarlo.

—Vamos a hacer cosas malas que serán buenas... —Dijo el dando una risa traviesa. Fruncí el ceño confundida—. Ven conmigo. La fiesta es aburrida...

Tomé su mano, confiando en él volvimos a caminar unos minutos, dónde atravesamos el gran y largo jardín hasta llegar a un pequeño muro de ladrillos.

—La salida no es por aquí. —Le dije, aún mirando la poca altura que tenía el muro.

—Exacto. —Dijo él, para luego el agacharse y ofrecer las palmas de sus manos—. Sube.

—¿Qué? —Pregunté, alarmada—, ¿Saltar el muro? ¿Que edad tenemos? ¿15 años?

—Tristemente no. Sube. —Exigió, entonces largué un suspiro acercándome a él, lo cuál el retrocedió—. Oh, no, ni pienses que vas a subir en mí con esas espadas puestas.

Rodé los ojos, mientras apoyaba mi mano en su hombro para empezar a quitar mis zapatillas de mis pies y las tiraba al otro lado de la pared. Miré a Chanyeol, quién seguía esperando a que lo utilizara como escalera.

—¿Estás seguro de que esto es una buena idea? —Le pregunté, mientras miraba cómo las palmas de sus manos estaban dispuestas a subirme como escaleras.

—Muy seguro. —Me afirmó, con una sonrisa. Por lo que apoyé mi pie izquierdo en sus manos y con soporte de la pared pude treparme, luego de varios intentos, y unas cuantas maldiciones ya habíamos logrado cruzarnos al otro lado.

mirror ー p. chanyeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora