Clarisse Loughty siempre fue de pocas palabras, pero eso cambio abruptamente al poco tiempo de conocer a aquel guapo e intimidante chico, que de un día para otro comenzó a seguirla como un cachorro: Paul Lahote.
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Paul se encontraba en el pasillo del hospital, apoyado contra la pared junto a la puerta de la habitación 617. No podía ver directamente a la joven gracias a la puerta, pero su mente estaba inundada de pensamientos tumultuosos y ansiosos mientras esperaba cualquier noticia sobre su estado.
La manada estaba repartida por todo el lugar. Sam estaba en la habitación 224, Jared en la 117, Jacob, Quil y Embry en la cafetería, y Leah y Seth estaban en el mismo pasillo que Paul, sentados en las sillas de espera.
El "doctor Colmillos", también conocido como Carlisle Cullen, era el médico encargado de atender a Clarisse. Esto se debía a la gravedad de sus heridas, que requerían la mejor atención médica disponible en el hospital, y el único que podía brindar tal cosa era el doctor Cullen. Paul y Sam habían aceptado automáticamente; si el doctor Cullen conseguía salvar a Clarisse, bienvenido fuera. No obstante, convencer a la manada había sido un dolor en el trasero. Bueno, no exactamente convencer, ya que Carlisle se ocuparía de Clarisse, quisiera el resto de la manada o no. Pero sí habían tenido que suavizar la situación.
Clarisse no tenía permitidas las visitas, lo que hacía que Paul prácticamente comenzara a caminar por las paredes. Había visto muchas películas y sabía que cuando las visitas estaban prohibidas, era porque algo andaba muy, muy mal.
Emily estaba en la habitación 224, esperando los exámenes completos que Sam le había suplicado que se hiciera luego del golpe en el estómago que Claude le había dado, a pesar de que los doctores y enfermeros le habían dicho que estaba perfectamente. Kim estaba en la habitación 117, un poco más grave que Emily, pero sin dudas mejor que Clarisse. Le habían hecho un par de tomografías para descartar cualquier clase de daño cerebral, y, después de curar el golpe en su cabeza, finalmente estaba en reposo.
Sam, la mayor parte del tiempo, siempre había sido un líder serio y que rara vez se dejaba dominar por sus sentimientos. Sin embargo, al ver a Emily en el suelo retorciéndose de dolor esa mañana, no lucía como algo más que un cachorro asustado. Jared, por otro lado, era caracterizado por ser tan maduro como Sam (cuando quería), pero tan infantil como un niño de 6 años. Ahora ni siquiera le dirigía la palabra a la manada, pues estaba más preocupado por otras cosas, aunque esas "otras cosas" tenían nombre y apellido: Kimberly Daniels.
Gracias a la telepatía involuntaria de la manada, Paul lo había visto todo, bueno, todo a partir del momento en que Leah había entrado en fase. Mientras Leah y Seth estaban con Emily, Kim y Clarisse, el resto estaba en busca de Claude, por lo que la palabra "sorprendidos" se quedaba corta para describir cómo se encontraba el resto de la manada cuando lo vieron peleando con Leah, a través de la mente de la misma. Paul no era el más rápido en la manada ni de lejos; esa era Leah. Pero en ese momento, en lo único en que podía pensar era en mantener a salvo a Clarisse. Su corazón se había salido de su pecho al ver cómo Clarisse era lanzada de un lado a otro sin remordimiento, y los sonidos de sus huesos prácticamente triturándose no ayudaban en nada. Era por eso, y solo por eso, que Paul había permitido que Carlisle se ocupara de la salud de Clarisse, al ser el mejor médico en varios kilómetros a la redonda.
