Capítulo 15

1.5K 186 9
                                    

─── ⋅ ∙ ∘ ☽ ༓ ☾ ∘ ⋅ ⋅ ───

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

─── ⋅ ∙ ∘ ☽ ༓ ☾ ∘ ⋅ ⋅ ───

⠀⠀⠀

La casa de Emily, ubicada en aquel pequeño claro en el bosque, se hizo presente frente a ellos al cabo de unos largos minutos. Leah y Kim ayudaron a Clarisse a bajar de la camioneta y, en cuanto entraron, poco les faltó para gritar del horror.

Todo estaba destruido, la mesa del comedor, las sillas, los taburetes, el sofá, las alfombras, el televisor, todo, absolutamente todo.

Emily dejó caer sus pertenencias del asombro y se cubrió la boca con las manos, poco le faltó para echarse a llorar allí mismo.

No sabía mucho de Emily, pero si sabía cuánto le había costado no solo conseguir su propia casa, sino también sus pertenencias. Había trabajado mucho, demasiado, y todo se lo habían destrozado.

Emily comenzó a temblar y Leah la tomó por la cintura, temerosa de que se cayera.

Los presentes comenzaron a inspeccionar los daños en la casa, Seth salió a buscar al culpable, si es que seguía por allí, Leah llevó a Emily a la cocina porque se calmara, Kim fue a revisar la sala y Clarisse subió las escaleras para ver las habitaciones.

Clarisse ni siquiera alcanzó a dirigirse a la habitación principal.

El destello de una cabellera rubia fue suficiente para que Clarisse tuviera que tragarse el dolor y saliera corriendo, o bueno, que lo intentara.

Una mano fría, que automáticamente le recordó a Victoria, le golpeó el pecho y la estrelló contra la pared, dejándola sin aire. Los oídos le zumbaron y ni siquiera le hizo falta ser médica para saber que aquellas costillas que tanto le había costado sanar ahora estaban hechas papillas.

El culpable se agachó a su altura. Tenía la ropa sucia y rota, nada propio de él, que tanto le gustaba vestir los conjuntos más caros y finos de la temporada. El cabello rubio y a la altura de los hombros estaba brillante, y sus ojos, antes azules, ahora eran rojo brillante. Su piel estaba absurdamente pálida y lucía totalmente irreal, como una estatua viviente.

Claude la tomó por el cuello y, lentamente y sin soltarla, la levantó en el aire, para luego volver a estamparla contra la pared, robándole un grito que fue ahogado debido al agarre en su cuello.

Clarisse llevó sus manos al brazo de su hermano para tratar de alejarlo, trató de forzarlo, hasta golpearlo. Lo pateó en la cara, pero le había dolido más a ella que a él, de hecho, lo más probable es que ni siquiera le doliera.

—¿Qué quieres? –preguntó Clarisse, a duras penas– ¿Por qué me odias tanto?

Claude ni siquiera parpadeó, simplemente apretó más el agarre en su cuello.

—Es tan estúpido que no te hayas dado cuenta antes del por qué, que eso solo evidencia lo tremendamente imbécil que eres. Destruiste la reputación de mi familia de maneras inimaginables, mis padres fueron desplazados, humillados, solo por ti, una bastarda.

Claude apretó los dientes de tal forma que pequeñas partículas similares al mármol salieron de su boca.

La mano de Claude se apretó con facilidad alrededor del cuello de Clarisse. Si él quisiera ya le habría destrozado el cuello, pero no, quería verla sufrir.

Una sensación similar a cuando se estaba ahogando en el mar se hizo presente, solo que esta vez no estaba el dolor en sus pulmones ni el ardor en sus ojos debido al agua.

Su cuerpo perdió fuerza y simplemente se rindió; seguir luchando era inútil.

Un lobo de pelaje gris claro saltó sobre Claude, forzándolo a soltarla, y Clarisse cayó al suelo.

La situación era un caos.

Clarisse estaba en el suelo, luchando por aire, los oídos le zumbaban, le costaba respirar, le picaba la garganta, todo le daba vueltas y tenía la visión nublada. Solo escuchaba golpes por todos lados, gruñidos y mordidas.

El lobo sacudía a Claude como si fuera un muñeco de trapo, y el, aunque trataba de golpearle el hocico, no podía, pues antes de que lo hiciera, el lobo lo sacudía.

Una ventana se rompió y quien, Clarisse creía, era Kim, la tomó por la cintura y rodeó sus propios hombros con su brazo para serle de apoyo. La castaña la arrastró hasta fuera de la casa con Seth y el lobo gris claro, que aparentemente era Leah, pisándoles los talones.

La ventana rota era producto de Claude, que, en el desespero, rompió la ventana para tratar de escapar de Leah.

Emily y Kim trataban de mantenerla lo más despierta posible, no querían que se desmayara. Habían pensado en llevarla a la camioneta y de allí dirigirse a un hospital, pero ellas dos solas no podían con Clarisse, por más delgada que ella fuera, no eran lo suficientemente fuertes físicamente.

Claude, en palabras simples, estaba destrozado. Le faltaba la pierna derecha y una mano, tenía el rostro desfigurado y la ropa aún más rasgada que antes. Corría de tal forma que incomodaba de solo verlo, se veía como un ser amorgo que corría a cuatro patas debido a su pierna faltante.

Seth estalló en un lobo gigante de pelaje color arena y siguió a Leah, que iba tras Claude.

Las piernas de Clarisse fallaron y, si no fuera por Kim, y luego Emily, se habría caído en ese momento. Pero no podía desmayarse aún, tenía que ver a Claude muerto.

Leah corrió tras Claude, y por primera vez, se lo veía asustado, no, más bien aterrado. Al parecer Leah era más rápida de lo que Claude creía.

Claude se trepó a un árbol y en cuanto Leah y Seth lo acorralaron, esperándolo al pie del árbol, el saltó.

Kim empujó a Clarisse y Emily en el momento justo. Claude intentó atacar a su hermana, pero gracias a Kim, fue la misma Kim quien se golpeó la cabeza contra la camioneta.

Clarisse trató de espabilarse y alejar a Emily, pues se negaba a ver a personas que quería ser lastimadas por sus propios problemas, pero no había tenido en cuenta que los vampiros eran más rápidos que ella, mucho más.

Emily pasó de estar a un lado de Clarisse, a estar a varios metros de ella, en el suelo y quejándose de dolor.

Clarisse luchó por mantenerse en pie, pero fue inútil. Su cabeza fue golpeada múltiples veces contra un tronco. Claude lo hacía con la fuerza justa para no matarla en el momento, pero con la suficiente como para dejarla grave.

El cerebro de Clarisse hacía su mayor esfuerzo para mantener todas sus funciones motoras despiertas, pero debería recibir el premio nobel por hacer lo imposible.

Claude la pateó de lleno en la cara, ni siquiera sentía dolor, pero no hacía falta sentirlo para saber que tenía la nariz rota. Sentía la sangre caer a borbotones por su rostro. Se llevó la mano temblorosa a la nariz, sentía la sangre, pero no la veía, ni siquiera podía abrir los ojos y apenas podía respirar.

Quienes, Clarisse esperaba y anhelaba, fueran el resto de la manada, emergieron del bosque. Aquel conocido lobo gris que tanto veía en sus pesadillas iba al frente de todos, lucía furioso.

Claude sonrió con suficiencia, pero la sonrisa poco le duró, Leah salió de la nada detrás de él y se abalanzó. El cuerpo de Claude fue sacudido como a un juguete y Leah lo dejó ir, solo para que prácticamente al instante, el lobo gris atrapara su cabeza entre sus dientes.

Con el cuerpo de Claude apresado bajo sus patas, el lobo gris arrancó la cabeza de Claude directo del cuerpo.

La cabeza cercenada rodó hasta los pies de Clarisse y ella, finalmente, pudo estar tranquila.

El bosque se oscurecía y un manto rojizo y caliente le cubría los ojos. Sus brazos, que utilizaba como apoyo para mantenerse arriba temblaron y simplemente cedieron, agotados. Su cuerpo entero se relajó y simplemente se dejó llevar, ya no había un vampiro asesino al que temer.

Sweetheart | Paul LahoteWhere stories live. Discover now