Clarisse Loughty siempre fue de pocas palabras, pero eso cambio abruptamente al poco tiempo de conocer a aquel guapo e intimidante chico, que de un día para otro comenzó a seguirla como un cachorro: Paul Lahote.
Oops! Această imagine nu respectă Ghidul de Conținut. Pentru a continua publicarea, te rugăm să înlături imaginea sau să încarci o altă imagine.
─── ⋅ ∙ ∘ ☽ ༓ ☾ ∘ ⋅ ⋅ ───
⠀⠀⠀
Paul podía ser una persona sumamente pegajosa si se lo proponía, y eso era algo que Clarisse había comprobado recientemente.
Emily había insistido en que se quedara en su casa por un tiempo si es que no quería ir al hospital, y Kim había llamado a la policía por lo acontecido en la casa de los Loughty, les había dicho lo que pasó, aunque omitiendo muchísimos detalles, tales como Claude transformado en vampiro.
La manada había decidido dejarla en paz para que descansara, pues le habían pasado demasiadas cosas en un solo día. Todos se habían marchado, excepto Paul, que no se había despegado de ella en todo el día, como si lo hubieran soldado con acero puro a ella, al menos hasta que cayó desmayado de cansancio a un lado de Clarisse en la cama.
Ella lo comprendía, conociendo a Paul y su carácter testarudo, no se habría quedado dormido de no haber sido porque su cuerpo verdaderamente ya no aguantaba, y eso solo la hizo pensar: ¿Qué tenía que hacer un chico de apenas diecisiete años como para agotarse al nivel de desmayarse?
Clarrise acariciaba suavemente su corto cabello negro, deleitándose con los suaves suspiros que el metamorfo soltaba cada tanto, pues no roncaba, en su lugar, suspiraba de forma casi inaudible.
La habitación era iluminada en su totalidad por una ventana de gran tamaño a su derecha, las cortinas estaban abiertas, pues Paul se había olvidado de cerrarlas, y ella seguía muy débil para levantarse y hacerlo por si misma. Pero no le molestaba, al contrario, se sentía en paz.
No había que preocuparse porque un vampiro fuera a matarla ni tampoco de que sus padres fueran a lastimarla, o al menos, no con Paul cerca.
De un momento a otro, el enorme cuerpo a su lado se movió ligeramente y gruñó con cansancio de la misma forma.
—Lo siento, últimamente no duermo bien, y con la escuela... –intentó excusarse el moreno, mientras se sentaba en la cama–.
—Oh, Dios, Paul –bufó Clarisse– ya comprobé que lo de los "fríos" es verdad, ¿Realmente te crees que no sé que lo de los metamorfos también lo es?
Eso lo había tomado con la guardia baja, no porque no la considerara lo suficientemente lista como para descubrirlo, sino porque había creído que no se lo creería del todo.
—¿Por qué lo dices? –preguntó con cautela el moreno–.
Clarisse enarcó una ceja y comenzó a contar con los dedos mientras murmuraba cosas inentendibles.
—En una parte del libro de leyendas, se decía que "los fríos tenían la piel helada como el hielo, en contraste con la piel caliente de los protectores de la tribu" –remarcó la rubia, comenzando a enumerar– y tu piel es tan caliente que pareciera que estás en el infierno. Decía que "tienen un fuerte instinto de manada, siempre están juntos, y siempre siguen a su alfa" ustedes siempre están juntos y siempre siguen a Sam, Sam les da órdenes y ustedes obedecen sin chistar. Además, cuando le conté a Kim lo de la vampiro, ella y todos ustedes desaparecieron por arte de magia, y, si no mal recuerdo, los "protectores de la tribu" entre una de sus tantas tareas, está el matar a los vampiros que entran en su territorio, es decir, la reserva, y mi casa está dentro de la reserva, ergo, si un vampiro me atacó, significaba que ya estaba muy metida en su territorio.
