Capítulo 6

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Los Loughty eran una familia, difícil, en especial Bastian, el patriarca de la familia, tenía una personalidad complicada. Habían muchas cosas que odiaba, como que le alzaran la voz, que le contestaran, el desorden, el mal olor, que las cosas no salieran como el quería, pero por sobre todo, a Clarisse... Y no era el único

No era un secreto para nadie en aquella inmensa casa que la menor de la familia no era muy bienvenida, pero desde siempre había sido así.

Babette y Bastian creían firmemente que poner "mano dura", era la mejor forma de criar, aunque solo lo aplicaran con uno de sus hijos: Clarisse.

Cuando eran pequeños, mientras Babette, Bastian y Claude salían para una tarde en familia, Clarisse los acompañaba, pero tenía que quedarse en el auto, y si alguien preguntaba, entonces responderían que ella solo estaba siendo caprichosa.

Cuando crecieron, las diferencias se hicieron más pronunciadas.

Claude podía hacer lo que quisiera y sería aplaudido por ello, pero si Clarisse hacía algo que le gustara, entonces era una malcriada.

La forma en que la miraban era totalmente diferente a como veían a Claude. Cuando se trataba de Claude, un destello comprensivo y paternal estaba situado en los ojos de sus padres. Pero cuando se trataba de ella, las cosas cambiaban, desprecio, odio y desdén, eran tan solo unas pocas cosas que se podía notar a simple vista.

Claude nunca era castigado, jamás.

Generalmente, su padre era el encargado de aplicar los castigos, mientras su madre evitaba entrometerse, pues intentaba aparentar ser una madre que se preocupaba por ambos hijos, aunque no lo hacía. Si Bastian lastimaba a Clarisse, era porque se lo merecía y algo había hecho, pero si Claude era quien había sido golpeado, entonces ardería troya.

Era repulsivo decirlo, pero Clarisse estaba acostumbrada, estaba harta, pero acostumbrada.

No obstante, ahora, recién duchada y desnuda frente al espejo de cuerpo completo de su habitación, estaba asqueada y cansada. Su cuerpo lucía como un arcoíris apagado, con moretones de colores rojizos, azulados, violetas y amarillos verdosos decorando su cuerpo de los hombros hacia abajo, pocas eran las veces en las que lastimaban su rostro, pues eran muy precavidos.

Estaba destruida, y ni siquiera estaba pagando por un error suyo, si no de Claude, quien se había escapado de casa durante la noche, y no había vuelto hasta dos días después.

Los últimos días intentaba ser lo más cautelosa posible, no cometer errores, no llegar tarde, no hablar más de la cuenta, no mirarlos a los ojos, no elevar la voz bajo ningún concepto, ser omnipresente en pocas palabras.

Paul ya había visto las heridas que Bastian le había dejado, y eso era exactamente lo que no quería, no quería asquearlo con aquellos moretones, ni mucho menos preocuparlo, pero era tarde, ya lo había hecho. Y como no hacerlo, cada día los moretones aumentaban en número, y aunque intentaba ocultarlos, no siempre era posible, el maquillaje no era suficiente.

Sweetheart | Paul LahoteWhere stories live. Discover now