Capítulo 44 El Comienzo de una Bella Amistad

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El sol apenas comenzaba a despertar el valle de Chaingchburg cuando Max, con una emoción desbordante, decidió madrugar para embarcarse en la búsqueda de su nuevo amigo: el hipogrifo salvaje que había cautivado su corazón.


Con una mochila llena de golosinas, juguetes improvisados y su característico entusiasmo, Max se aventuró por el valle. Los rayos del amanecer pintaban de tonos cálidos el paisaje, mientras el hipogrifo se asomaba a lo lejos, aún reticente ante la presencia humana.


Max, armado con una sonrisa deslumbrante, se acercó con cautela al majestuoso ser. Extendió una mano con una golosina en forma de zanahoria mágica, elaborada por el anciano alquimista de Chaingchburg. El hipogrifo observó con curiosidad y, al notar el aroma deliciosa, se acercó con cautela.


-Hola, amigo alado. Soy Max, y hoy es el comienzo de una amistad épica entre nosotros -anunció Max con su estilo efervescente.



El hipogrifo, intrigado por la singularidad y alegría de Max, aceptó la golosina con suavidad. La complicidad entre ambos comenzaba a gestarse.


La jornada transcurrió entre juegos improvisados, carreras por el valle y risas compartidas. Max, con su habilidad única para convertir cualquier situación en un festín de diversión, logró conquistar la confianza del hipogrifo.


-Sabes, amigo plumífero, tienes un talento innato para los juegos. Deberíamos organizar una competición de carreras. ¡Te aseguro que sería legendaria! -propuso Max, emocionado.


El hipogrifo, ahora más relajado, asintió con entusiasmo, aceptando el desafío propuesto por su nuevo amigo. Así, la jornada se convirtió en una oda a la diversión y la conexión entre especies, mientras risas y graznidos llenaban el valle.


Cuando el sol se ocultaba en el horizonte, Max y el hipogrifo compartieron un momento especial. Max, con gratitud en los ojos, dijo:


-Amigo, hoy fue el comienzo de algo grandioso. ¡Eres el mejor hipogrifo con el que jamás soñé hacer tonterías! ¿Qué dices de ser mi compañero en esta increíble aventura?


El hipogrifo, como respuesta, extendió sus alas majestuosas en un gesto de aceptación. La conexión entre Max y su nuevo amigo se selló, marcando el inicio de una amistad que resonaría a lo largo de sus futuras travesías.


 Sarah, max y las Tierras Desconocidas Where stories live. Discover now