Capítulo 8 El Pacto Oscuro

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En algún lugar perdido entre las sombras del bosque de Zenithar, Ehtan se arrodilló, sometiéndose ante el poder oscuro que lo llamaba con ansias insaciables. La mirada perdida del antiguo aventurero se perdía en el cielo azul mientras recordaba sus estudios en la biblioteca de su pueblo. Ehtan había leído acerca de una espada legendaria capaz de absorber la energía mágica de su portador y proyectarla en su hoja. Un susurro malévolo acarició sus pensamientos mientras, con una mirada fría y decidida, pronunció palabras que resonaron en la quietud del bosque:
- "Es hora de actuar."


Guardó su espada con un gesto calculado, pero en el rincón más profundo de su ser, destellos de luz aún luchaban por emerger. Los recuerdos de su hermana Sarah se interponían, pero la oscuridad que lo rodeaba rápidamente sofocaba cualquier resquicio de bondad que quedara en su interior. Con determinación malévola, Ehtan trazó un rumbo hacia la pirámide del antiguo dios Doketch, un lugar legendario perdido en el desierto Arcano. La obscuridad que lo envolvía se intensificaba con cada paso, eclipsando cualquier indicio de la luz que alguna vez había guiado sus acciones. La pirámide, testigo de eras pasadas, se erguía majestuosa en el horizonte. Ehtan, ahora completamente sumido en las sombras, se acercó con pasos seguros hacia su destino. Sus ojos, una vez llenos de determinación y esperanza, ahora reflejaban la oscura certeza de su elección.



Al llegar a la entrada de la pirámide, la energía oscura que emanaba de su ser resonó en respuesta al antiguo poder que yacía dentro. La puerta se abrió como si reconociera al nuevo portador de la sombra. Ehtan avanzó, guiado por la llamada de la oscuridad, hacia la cámara interior donde la espada legendaria aguardaba, ansiosa por fusionarse con la magia corrupta que Ehtan llevaba consigo. La espada, antigua y poderosa, yacía en un pedestal de piedra, esperando su renacimiento oscuro. Ehtan extendió la mano, su mente y corazón ahora aliados con las fuerzas tenebrosas. La espada respondió con un destello ominoso, absorbiendo la esencia mágica de Ehtan y transformándose en un instrumento de oscuridad. La pirámide tembló con la resonancia del pacto oscuro, mientras Ehtan, con la espada en mano, se erguía como un ser transformado por la influencia malévola. La luz que alguna vez había brillado en su interior se desvaneció por completo, dejando en su lugar a un guerrero corrompido por la obscuridad. Con la espada ahora a su disposición, Ehtan se embarcó en un nuevo camino, uno marcado por la oscuridad que lo abrazaba con voracidad. Mientras tanto, en otro rincón de Zenithar, la luz de Sarah, Max y Alex seguía brillando, inconscientes de la transformación que estaba ocurriendo en el corazón de su propia historia.


 Sarah, max y las Tierras Desconocidas Where stories live. Discover now