Sarah, max y las Tierras Desconocidas

Capítulo 29 Una feroz batalla

La intensidad de la batalla en el Bosque de los Susurros alcanzó su punto culminante. Octavia, envuelta en oscura energía, desplegaba su astucia y fuerza contra Sarah, mientras Oliver, con su arco de energía, mantenía a raya a Alex con movimientos escurridizos.
Sarah, valiente pero superada por la oscura magia de Octavia, luchaba con determinación, recibiendo cada golpe con coraje. Max, usando sus armas que lanzaban energía, trataba de equilibrar la balanza. De repente la llegada de la manada de centauros marcó un cambio en la situación, Sarah se distrajo al presenciar la llegada de sus aliados, lo que ocasiono que Octavia le acertara un fuerte golpe que la dejo inconsciente.
Los centauros se lanzaron hacia Oliver y Octavia, desatando una frenética danza de combate. Entre diálogos tensos y destellos de energía, la batalla se desenvolvía en el claro del bosque. Max y Alex intentaban coordinarse para enfrentar a sus respectivos adversarios.

En medio del caos, Octavia, se percato que eventualmente perderían ya que era la manada, Max y Alex contra ellos dos, entonces ella golpeó el suelo con fuerza, levantando una densa pantalla de polvo que cubrió la escena. Aprovechando la confusión, Oliver y Octavia escalaron hábilmente hacia las alturas, desapareciendo no sin antes alcanzar a robar el diario de la madre de Sarah.
La manada de centauros, valiente pero desorientada, no pudo seguirles el rastro en las alturas del bosque. Sarah, Max y Alex, levantándose del suelo, observaron la desaparición de los villanos con frustración. La retirad de Oliver y Octavia dejó un sabor amargo.
En la penumbra del claro, los centauros, con expresiones de determinación, expresaron su pesar por no haber llegado a tiempo. Sarah, agradeció a la manada por su valentía y se prometieron ayudar mutuamente en lo que seguía.
La polvareda se disipó lentamente, revelando el bosque en su esplendor. Sarah, Max y Alex, con la manada de centauros a su lado, reflexionaron sobre el incremento de fuerza y poder que habían adquirido aquellos dos enemigos . Aunque la victoria no estaba completa, la llama de la esperanza persistía.
La manada, comprometida a colaborar, prometió apoyar en lo que necesitaran. Con diálogos de agradecimiento y estrategias futuras, decidieron descansar y reorganizarse. El Bosque de los Susurros, testigo silencioso de la batalla, susurraba misterios que aún aguardaban ser desvelados.