Eʟʟᴀ ᴇʀᴀ ᴜɴᴀ ɴɪɴ̃ᴀ, ᴜɴᴀ ʜᴇʀᴍᴏsᴀ ᴘʀɪɴᴄᴇsᴀ.
Éʟ ʟᴀ ᴠᴇɪ́ᴀ ᴄᴏᴍᴏ ᴜɴᴀ ᴍᴜɴ̃ᴇᴄᴀ, ᴜɴᴀ ᴍᴀ́s ᴀ sᴜ ᴄᴏʟᴇᴄᴄɪᴏ́ɴ.
A diario, observo a mi colección de hermosas muñecas.
Pero mi objetivo especial es una niña, tan preciosa y tan rota.
Pero ella no es una niña común...
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Laila
—No escapes, mi niña. Por fín te tengo en mis brazos otra vez.—Dijo el payaso abrazándome con fuerza, pero sin llegar a lastimarme.—Regresaremos a nuestro hogar con mami. ¿No estás felíz, mi Laila?—
—¡NOOO! ¡ALÉJATE DE MÍ! ¡NO TE QUIERO!—Chillé horrorizada y sacudiéndome violentamente en sus brazos.
—¡ALÉJENSE DE MI NIÑA!—Escuché a Misuri gritar y gruñir furiosa atacando a Laughing Jack por la espalda. Lo golpeó en la cabeza con un garrote de fierro, cuyo objeto se dobló por la mitad, algo que a Misuri realmente le sorprendió y la asustó, ya que el garrote se dobló en lugar de causarle daño a Jack.
Jack me soltó para encarar a Misuri y me colocó tras su espalda. Misuri al ver el rostro de Jack soltó pequeñas lágrimas de terror y tapó su boca ahogando un grito de horror. El rostro de Laughing Jack se deformó por la furia y gruñó ferozmente.
Me horrorizó ver detrás de Misuri al siniestro fabricante de juguetes, listo para atacarla.
—¡MISURÍ, TEN CUIDADO! ¡ATRÁS DE TÍ!—Le advertí atemorizada, por lo que ella actuó muy rápido y golpeó el rostro de Jason con el garrote. Ésta vez el garrote terminó por romperse por la mitad. Jason hizo muecas furiosas y se mostró muy amenazante.
«¡No, no, no! ¡Los ha provocado demasiado!»
—Nadie puede destruirme, perra.—Reveló con una voz distorsionada que realmente desconocí por completo.
—¡N-No sé qué sean ustedes! ¡P-Pero les advierto que he llamado a la policía y ya vienen para acá!—Advirtió Misuri con nerviosismo a ambas bestias.
—Oh, perfecto, más carne fresca.—Laughing Jack se relamió sus labios.
—Entonces, no tenemos mucho tiempo y terminemos con ésto de una buena vez.—Anunció Jason inclinándose hacia Misuri.
—¡LAILA, CORRE!—Misuri vino rápido hacia mí y tomó mi mano para echarnos a correr, pero Jack agarró la pierna de Misuri haciéndola caer y la arrastró en el piso hasta él.
—¡MISURI, NO!—Tomé su mano y la jalé con todas mis fuerzas intentando de una manera tonta de liberarla del agarre del payaso, pero mis manos sudan tanto que ya no voy a poder sostener más su mano.
—¡LAILA, CORRE, ESCAPA, SÁLVATE!—Me gritó sus últimas palabras después de que nuestras manos se soltaran y tras verla ser arrastrada por el payaso.
