Eʟʟᴀ ᴇʀᴀ ᴜɴᴀ ɴɪɴ̃ᴀ, ᴜɴᴀ ʜᴇʀᴍᴏsᴀ ᴘʀɪɴᴄᴇsᴀ.
Éʟ ʟᴀ ᴠᴇɪ́ᴀ ᴄᴏᴍᴏ ᴜɴᴀ ᴍᴜɴ̃ᴇᴄᴀ, ᴜɴᴀ ᴍᴀ́s ᴀ sᴜ ᴄᴏʟᴇᴄᴄɪᴏ́ɴ.
A diario, observo a mi colección de hermosas muñecas.
Pero mi objetivo especial es una niña, tan preciosa y tan rota.
Pero ella no es una niña común...
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Laila
Pasaron los días y las semanas, yo jamás volví a preguntar nada sobre mis padres, más que nada de mi madre. Tampoco la directora volvió a tocar más ese tema, yo creo que para no abrumarme o llenarme más de dudas mi cabeza, ya que no se sabe exactamente qué fue lo que pasó con mi mamá. Lo único de lo que sí estoy muy segura es que mami sí me quería, pero nos separaron, algo que me provoca un sentimiento de depresión.
Pienso tanto en ella, me pone mal no haber crecido a su lado, yo no estaría aquí sufriendo en éste lugar, eso me hace sentir mucho peor y me afecta demasiado. Pero éste sentimiento de depresión se desvanece cuando estoy con Jason.
Jason no es un humano, es un extraño ser que en vez de provocarme miedo me hace sentir seguridad y confianza. Nos hemos vuelto muy cercanos y muy mejores amigos, poco a poco ha sabido ganarse mi confianza y mi cariño. En días lluviosos él juega conmigo o nos salimos a escondidas al jardín mientras llueve, y para no agarrar un resfriado, Jason me cubre con sus grandes brazos de la lluvia para no mojarme tanto.
Cuando nadie está conmigo, él está ahí para hablarme.
Si estoy triste, él está ahí para hacerme reír.
Si me siento sola, él está ahí para hacerme compañía.
Si me caigo, él está ahí para ayudarme a levantar.
Si me enfermo, él está ahí para cuidarme.
Si tengo miedo, él está ahí para desaparecer con tiernos besos mis miedos.
Si tengo pesadillas, él está ahí para dormir conmigo.
Siempre, siempre, siempre él está ahí conmigo. Lo quiero tanto, y siento tanto miedo de que un día ya no esté más conmigo. Me destruiría de tantas maneras inexplicables.
Un día le conté sobre mis pesadillas y le describí detalladamente al siniestro payaso que veo en mis sueños. Jason reaccionó de una manera muy extraña y fría que me asustó cuando le mencioné a ese monstruo. Él me contestó de manera seca que sólo son sueños y que nunca son reales, que las pesadillas son estrés de la mente. La verdad, no entendí qué quiso decir, pero preferí no hablar más de eso, después de todo, sólo son malos sueños y no pasará nada.
«Mientras Jason esté conmigo, yo no le tengo miedo a nada».
🧸🧸
Después del desayuno, salí al jardín a jugar con el resto de los infantes, claro, no sin mis peluches que me regaló Misurí en Navidad. Caminé por el área verde a la vez que me separaba del resto de mis compañeros, rodeé el jardín hasta llegar a la parte trasera del orfanato, hasta llegar a la parte profunda y solitaria dónde nadie merodea.
