Eʟʟᴀ ᴇʀᴀ ᴜɴᴀ ɴɪɴ̃ᴀ, ᴜɴᴀ ʜᴇʀᴍᴏsᴀ ᴘʀɪɴᴄᴇsᴀ.
Éʟ ʟᴀ ᴠᴇɪ́ᴀ ᴄᴏᴍᴏ ᴜɴᴀ ᴍᴜɴ̃ᴇᴄᴀ, ᴜɴᴀ ᴍᴀ́s ᴀ sᴜ ᴄᴏʟᴇᴄᴄɪᴏ́ɴ.
A diario, observo a mi colección de hermosas muñecas.
Pero mi objetivo especial es una niña, tan preciosa y tan rota.
Pero ella no es una niña común...
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Laila
Sigo sin poder creer cómo ese hombre se transformó en un monstruoso payaso, el mismo payaso que me persigue en sueños y resultó ser tan real como la muerte.
«Tan despiadado y cruel».
Ambas bestias se lanzan miradas fulminantes, se gruñen entre sí como perros rabiosos. Están listos para atacarse.
Jason avanzó un paso para dar el primer ataque, pero se detuvo en seco cuando el payaso me atrajo hacia él para abrazarme por la espalda y me aprisionó entre sus fuertes garras.
—No importa cuánto te opongas, pero me llevaré a la niña.—Amenazó Laughing Jack mientras yo ya estaba empezando a soltar lágrimas de terror.
—¡Jason, tengo mucho miedo!—Comencé a llorar más sintiéndome atrapada en los brazos de Laughing Jack.
—No seas ridículo.—Jason sonrió de manera psicótica.—¿Por qué no te enfrentas a mí y dejas a la niña en paz? No permitiré que me quites a la niña como me la quitaste a ella.—Jason formuló expresándose con tanto rencor y melancolía.
—Ella era tan mía como lo es Laila y sigue siendo mía. Y me llevaré a Laila para llevarla ante la presencia de ella, su madre.—Reveló Jack acariciando mi cuerpo con sus garras, cosa que me hizo chillar.
—¡Eres un mentiroso! ¡No te creo nada!—Le grité al payaso soltando sonoros chillidos y retorciéndome de miedo en sus garras.
—¿Qué...?—La sonrisa de Jason se desvaneció y su rostro palideció.—¿Qué pasó con ella...? ¿Dónde la tienes, maldito? ¿¡Qué le hiciste!? ¡Responde, maldito payaso!—Ahora Jason se muestra furioso y sus destellantes ojos relampaguean.
«No entiendo nada de lo que están hablando. Jason siempre dice que aún soy muy pequeña para entender».
—¿Qué ha sucedido contigo, Jason The ToyMaker?—Jack se carcajeó.—¿Ya no te dedicas a tus juguetitos? ¿Ya te dedicas a perseguir a las mujeres de otros y pequeñas niñas como mi Laila?—Jack habló burlonamente mientras se inclina hacia mi mejilla y deja un tierno beso. Me retorcí asqueada sintiendo un terrible escalofrío en todo mi cuerpo.—Laila no es tuya. Scarlett nunca fue tuya. Las dos son mías—.
«¿Scarlett? ¿Están hablando de mi mamá?»
—Scarlett también fue mía. Fue mi mujer cuando se entregó a mí. ¿Ya lo olvidaste, Jack?—Contestó Jason un tanto burlón y escuché un gruñido de parte del payaso que me hizo estremecer.
—Te corrijo, te aprovechaste de ella.—Contestó el payaso entre gruñidos gruesos y lastimándome con sus garras.
—¡Tú la lastimaste más veces!—Jason gritó con tanta fuerza que me aterró. Una parte de su rostro se agrieta más cada vez que alza la voz.
