𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 3

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Laila

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Laila

El conejo era de peluche, con una capa y pajarita, y tiene un botón en uno de sus ojos.

Lo más extraño de todo esto es éste peluche. Sería estúpido pensar que éste conejo fue el causante de todo ésto.

Recogí el peluche del suelo y miré a los lados en busca de la persona que dejó ésto en mi puerta, pero no hay nadie, los pasillos están desiertos.

«Obvio tiene que ser algún estúpido o estúpida jugándome una broma y tratando de asustarme. Mis compañeros son demasiado pesados».

A mí nada me asusta, no le tengo miedo a nada, ni a nadie. Ni mucho menos a mis compañeros y a sus tontas bromas.

Cuando descubra quién es el causante de ésta estúpida bromita le pasaré el reporte a la directora, pero antes, le daré una buena paliza por “chistosito”.

Laila...

Un terrible escalofrío recorrió todo mi cuerpo, mi piel se erizó y una gran capa de sudor empapó mi cara al escuchar a alguien susurrar mi nombre desde alguna parte...

Me asomé con cautela hacia afuera de mi habitación, pero no hay nadie cerca, sólo oscuridad. De repente, escuché pasos muy silenciosos en el otro pasillo, me quedé mirando muy fijamente el final del pasillo que parecía ser una casita del terror. Estoy muy asustada de ir o de que alguna de mis cuidadoras me vean caminando de madrugada por los pasillos y me castiguen. Estaba tan metida en mis pensamientos que no supe en qué momento esos pasos dejaron de escucharse.
Me exalté de manera exagerada cuando escuché que esa persona se dirigía casi corriendo hasta éste pasillo. Cerré de inmediato la puerta de un sonoro portazo y coloqué el seguro, y rápidamente me metí en mi cama cubriéndome muy bien con las sábanas y abrazando con fuerza el peluche contra mi pecho.

Ahora todo se ha quedado en un silencio casi ahogante. Sólo escucho los fuertes latidos de mi corazón y mi respiración entrecortada.

Mi ritmo cardíaco ha subido tanto que parece que tengo un tambor en el pecho y el sudor corre por toda mi cara.

Todo sigue mudo allá afuera, lamí mis labios con fuerza y trago saliva con esfuerzo.

—Duérmete, duérmete, duérmete, todo está en tu cabeza, nada de ésto es real...—Me dije a mí misma estrujando el peluche contra mi pecho.

Cuando menos lo esperé, me quedé profundamente dormida con el peluche entre mis brazos; Mi juguete nuevo.

Pero de todas formas tuve el sueño muy intranquilo, me sentía incómoda y asustada. No sé qué acaba de suceder, todo fue muy extraño, todavía no encuentro respuestas a mis preguntas.

Soy muy real, Laila...

🧸🧸

A la mañana siguiente desperté, pero me costaba abrir los ojos, me dolía la cabeza debido a que pasé una mala noche. Bostecé frotando mis ojos y me incorporé en la cama, miré algo aturdida a mi alrededor, tras unos segundos de recuperar el conocimiento abrí de golpe mis ojos recordando todo lo que sucedió en la madrugada.

𝐀𝐏𝐑𝐈𝐋 𝐃𝐎𝐋𝐋┃(Book 3) Jason The ToyMakerWhere stories live. Discover now