Eʟʟᴀ ᴇʀᴀ ᴜɴᴀ ɴɪɴ̃ᴀ, ᴜɴᴀ ʜᴇʀᴍᴏsᴀ ᴘʀɪɴᴄᴇsᴀ.
Éʟ ʟᴀ ᴠᴇɪ́ᴀ ᴄᴏᴍᴏ ᴜɴᴀ ᴍᴜɴ̃ᴇᴄᴀ, ᴜɴᴀ ᴍᴀ́s ᴀ sᴜ ᴄᴏʟᴇᴄᴄɪᴏ́ɴ.
A diario, observo a mi colección de hermosas muñecas.
Pero mi objetivo especial es una niña, tan preciosa y tan rota.
Pero ella no es una niña común...
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Laila
No entendía nada. ¿Por qué Jack emana tanto humo negro?
Estaba muy asustada.
Tras segundos después, mi miedo se convirtió en terror, pude ver cómo el humo se transparentó dejándome ver a una bestia con garras. Tras aquéllo, pude ver cómo esa sombra se acercó hasta a mí.
Jack se convirtió en un payaso gigante, pero no es el mismo payaso que conocí hace momentos atrás, es mucho más aterrador y amenazante. No luce abrazable, ni amigable, tampoco es colorido, sólo lo cubren colores neutros; Blanco y negro. Tiene una extraña naríz en forma de cono y anillada, es muy peculiar. Sus brazos son tan largos que le llegan hasta el piso junto con unas grotescas garras y afiladas. Su boca está llena de dientes muy colmilludos y amenazantes, su cabello es tan negro como la oscuridad y alborotado, tiene unos relampagueantes ojos grises y me sonrió de una manera que me asustó.
«Es el mismo payaso que veo en mis sueños. Quiere atraparme y hacerme mucho daño. ¿Cómo pude ser tan estúpida al confíar en él y no darme cuenta de nada?»
—Ven conmigo. Es hora de regresar a casa, Laila.—Finalizó con una carcajada que me heló la sangre.
—¿¡Quién es usted!? ¿¡Qué quiere!?—La directora exclamó horrorizada mirando a la bestia frente a nosotros.
—Quiero a Laila. Devuélvanme a la niña.—Ordenó el payaso con una voz mucho más grave y fuerte.
—¡No te la llevarás, monstruo!—Demandó el Sr. Alán poniéndome detrás suyo para protegerme de esa bestia.
«Estoy muy asustada. No entiendo nada».
Jack gruñó furioso apartando de mí a la directora y al par de adultos con una fuerza muy bruta. Los aventó contra las paredes como si fuesen muñecos de trapo.
Yo permanezco absorta y paralizada bajo su mirada demoníaca. Estoy indefensa y expuesta ante él.
—¡Aléjate de mí! ¡Ya no te quiero! ¡No quiero que me toques!—Exclamé horrorizada con mis ojos llenos de lágrimas y respirando de manera acelerada.
—Oh, mi pastelito, no me rechaces, no me hables así... Me lastimas mucho, ¿Lo sabes...?—Habló con una voz muy distorsionada, transformándose demoníacamente.
—¡No toques a la niña y aléjate de ella! ¡Fuera de aquí, maldita bestia desagradable!—La directora se puso en medio de nosotros impidiendo que sus grotescas garras me toquen.
Pero tan sólo ésto empeoró las cosas, las garras de Jack tomaron a la directora del cuello y la alzó a varios centímetros del suelo.
—¡Detente, ya basta! ¡No la lastimes!—Le supliqué a la bestia con las lágrimas y el terror desbordante.
