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– ¿Está todo listo? — Pregunta Taehyung, teniendo los nervios de punta antes de ver como el señor Bujoo se acercaba rápidamente a donde estaba el alfa y le daba una sonrisita.

— Señor, se encuentra todo listo al menos en el jardín. ¿Seguro que quiere rosas blancas? — Taehyung asiente, mientras sus manos se paseaban por su traje suavemente. — ¿Señor? — Kim vuelve a asentir, mientras su pecho se inflaba tragando bruscamente saliva antes de que el señor Bujoo se coloque frente a el. — Majestad.

– ¿Sí? — lo mira. — ¿Qué sucede?

— Tranquilo — Indica, acercándose a acariciar su hombro suavemente. — Va a estar todo bien. — Kim suspira, pasando sus manos por su rostro antes de relamer su labios. —

— Si, umh... si. — asiente, mordiendo su labio inferior suavemente. — ¿Entonces quien lo llevará del brazo? — Kim mira como el señor Bujoo lo mira algo indignado.

— Yo, le he dicho ya 4 veces hoy, señor Kim. — Taehyung muerde su labio inferior suavemente, antes de darle una sonisita algo nerviosa al hombre. — Iré a ver si ya llegó... – Susurra el señor Bujoo mirándole de reojo para así ordenar su corbata e irse.

Kim suspira, mirando a todas las personas dentro de la iglesia mientras acariciaba su pecho, sintiendo como su corazón, latía con una rapidez impresionante, haciéndole sonreír de costado de solo pensar que se encontraba esperando en el altar a la persona que tanto amaba, jamás se había imaginado algo así.

Se decide a ir a saludar a personas que habían llegado hace poco, dando una reverencia mientras notaba como el sacerdote llegaba también, viniendo desde otra aldea para darles la bendición de matrimonio. Kim se había esmerado completamente en darle a Jimin un matrimonio idéntico al de una princesa, o más bien, al que merecía ahora su príncipe.  Los papeles del divorcio en cuanto estuvieron listos el mayor decidió comenzar gracias a esto con la organización de su boda, y, luego de haber dado aquel gran discurso a su pueblo y ver como habían algunos tanto felices como otros que estaban un poco a la defensiva de ver a dos hombres comprometidos, y que un omega fuese además recesivo, llevo a varias críticas... aún así, Kim sabía que el omega con su buen corazón se ganaría a su pueblo completamente.

— ¡Llegó Jimin!

Aquel grito hizo al alfa ser llevado por Sunwoo rápidamente al altar, haciendo que pronto el alfa sienta como comenzaban a sudarle las manos. Jadea, respirando agitado antes de ver como Jimin aparecía al fondo de la iglesia, vistiendo una ropa que le hacía verse idéntico a un ángel, después de más de un año donde el alfa comenzó a ayudarle con ejercicio y terapia para que lograse caminar y acostumbrar a su cuerpo por completo y evitarle justamente algún tipo de secuela, el omega se veía bien, como si nada le hubiese ocurrido y todo el mal que habían pasado se hubiese esfumado y vuelto completa ceniza.

La melodía típica de las bodas se escuchaba de fondo, los ojos de la pareja a punto de comprometerse estaban fijos el uno en el otro, ambos pensando que se veían tan bien en la posición en la que estaban, enamorándose más del contrario y eso siendo visto por los ojos de aquel sacerdote; observando quizá por primera vez, que un monarca se estaba casando por amor y no compromiso.

Jimin sostenia el ramo tan fuerte con sus manos, temblando, con los nervios de punta mientras miraba a su alfa quien se veía tan malditamente bien en ese lugar, escuchando murmullos, escuchando palabras de aliento suaves de parte de personas que apoyaban completamente su relación. Su pasos querían casi que volverse algo tontos, pero jimin estaba empeñandose en que eso no pasase.

Tragó saliva bruscamente cuando llega a donde estaba su verdadero amor, mirándole embobado y observando el brillo en esos ojos oscuros, brillo que hace al menor sonreír bobamente. Una mano se queda con ese ramo de flores blancas, y la otra, toma la mano del alfa cuando esté extiende aquella para que Jimin suba los escalones, soltandose del brazo del señor Bujoo suavemente.

El corderito del lobo - VminWhere stories live. Discover now