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— ¿Y bien? ¿Cuándo será la boda?

Dios, ese hombre le tenía realmente cargoseado al repetirle constantemente lo de su boda con esa muchacha. Lo peor era que no podía decirle que no cuando el mismo la había elegido, dañaría el honor de la chica al ser rechazada por el monarca. Maldita la hora que la eligió y por prestigio no eligió a Jimin, que era el omega que de verdad quería.

— Estoy en eso, señor. Solo, umh... Le pido paciencia. — espeta mirándole con sus ojos negruzcos, viendo como la chica trataba de relajar el ambiente acercándose a Taehyung a acariciar su pecho. El alfa notó al instante como era que su lobo se tensaba. —

— Taehyung debe estar demasiado ocupado últimamente, padre. Pero el está muy interesado en la boda, ¿verdad? — la chica le mira con una sonrisa, haciendo que Tae solo asienta, desviando la mirada. — ¿Qué tal si hoy tenemos una cita, majestad?

— Deberían, hace días ya que ni siquiera le dirige la palabra a mi hija en las calles. — dice el padre, haciendo que Taehyung tense su mandíbula, con la paciencia en un hilo.

— Bien, tengamos una cita. — susurra, tomando las manos de la chica para así separarlas con cautela. — Ven a verme a las 4 de la tarde y-

— ¿No la pasará a buscar usted? — Taehyung mira, casi con su lobo lanzándose a atacar al hombre antes de respirar suavemente.

— Si, mejor. — suspira. — Te iré a buscar a las 4. — dice lentamente y la chica asiente. — iremos donde tu quieras.

La muchacha sonríe, acercándose a besar sus labios haciendo que Kim haga todo lo posible por no apartarse de golpe ante eso, correspondiendo al beso antes de separarla de su cuerpo con delicadeza y carraspear — Lo veo después, señor.

Parecía que por fin esa conversación se había acabado, pero en ese preciso momento el hombre pareció retractarse de irse así sin más.

— Una última cosa. — se dirige el hombre al muchacho — Quiero que mi hija desde esta semana empiece a vivir aquí. A los pueblerinos le parece sumamente extraño que tenga algunas cosas acá y usted esté tan interesado en que ella siga yendo a visitarnos por días y no pase tiempo en el palacio. — El alfa aprieta los puños detrás de su espalda.

Tenía que ser una maldita broma.

— Desde hoy que viva aquí. — Murmura entre dientes, ya su lobo no estaba soportando que le esten obligando a estar con esa omega que detestaba. — ¿Feliz? — eleva sus cejas. — No tengo tiempo para todo esto. — Espeta sin más. — Te iré a buscar, doncella. Y cuando pase por ti traerás tus últimas cosas. Si tus padres ya no te quieren en casa, te recibo aquí. — El hombre frunce su ceño completamente ofendido.

— No me refería en lo abso-

— ¿Algo más? — Espeta furioso, haciendo que el mayor negara, tragando saliva. — Bien, con permiso. El amo de llaves les llevará a la salida para que no se pierdan.

Dice con cierta rabia lo último, saliendo de la oficina casi que echando humo, yendo hasta la cocina a tomar una cajetilla de cigarros y salir al patio a fumar. Su cuerpo estaba tenso, y sentía que por poco iba a golpear a ese hombre. No había que tener dos dedos frente para saber que no le importaba en lo absoluto su hija, solo su honor y estar teniendo algo de ayuda monetaria que a la familia de la muchacha siempre se le adquiría.

Gruñe fuerte, sacando un cigarro mientras respiraba pesadamente, estando a punto de prenderlo antes de sentir como alguien tocaba su hombro suavemente haciendo que el alfa apriete de tal manera el cigarro... ya dejó de parecer cigarro.

Se gira, y cualquier ira pareció esfumarse cuando unos ojos azules le miraban atentos. Repiró suave, mientras su lobo dejaba de tener su pelaje erizado y ahora se dedicaba a observar al omega moviendo su cola suavemente.

El corderito del lobo - VminWhere stories live. Discover now