Park Minjoon es el CEO de una prestigiosa marca de ropa, cuando su enfermedad avanza, se ve obligado a decidir cuál de sus nietos será el heredero.
Park Jongseong, hombre perfecto que podría manejar la empresa sin problemas.
O Park Sunghoon, quien e...
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Durante tres intensos días, la vida de Jake y Sunghoon giró en torno a una rutina agobiante, inmersa en compromisos laborales que parecían no dar tregua.
Aunque sus agendas estaban repletas de reuniones, llamadas y decisiones empresariales, lograron encontrar pequeños intersticios de tiempo para compartir una cotidianidad que, sin embargo, se volvía cada vez más valiosa.
A pesar de la vorágine del trabajo, Jake y Sunghoon se encontraron compartiendo besos que, en ocasiones, buscaban trascender hacia momentos más íntimos. Sin embargo, el cansancio acumulado o compromisos repentinos interrumpían esas efímeras escapadas hacia la conexión más profunda que ambos ansiaban.
Mientras se adentraban en su mundo privado, Heeseung, por otro lado, abrumaba a Jaeyun con mensajes que revelaban su desasosiego ante la idea de ser invitado a una cena en la mansión de billonarios.
Con cada entrada a la mansión, descubrían más elementos que anticipaban la magnitud de la cena que se avecinaba. La elegancia imperturbable de la decoración, meticulosamente dispuesta por órdenes de Jungwon, les recordaba la responsabilidad que recaía sobre sus hombros en este evento que, a pesar de ser esperado, generaba una tensión palpable.
En el eco de mensajes ansiosos de Heeseung y los intentos frustrados de Jake y Sunghoon por encontrar momentos íntimos, esos tres días tejieron un tapiz de emociones intensas.
Courante, la culpable de absorber gran parte de la atención de Jake y Sunghoon, finalmente permitió a sus empleados un pequeño respiro por las festividades.
La orden fue clara: Home Office.
Un suspiro colectivo de alivio se sintió en toda la compañía, y la tensión laboral que había dominado sus vidas se atenuó, al menos temporalmente.
En medio de esta liberación momentánea, Sunghoon decidió aprovechar la oportunidad para proponerle algo a Jake. Aquella tarde, cuando la luz tenue del hogar destacaba la calidez de su refugio compartido, Sunghoon planteó la idea con una sonrisa cautivadora.
La propuesta era simple pero cargada de significado: ¿Por qué no aprovechar el receso para ir a comprar los regalos de la familia?
La sugerencia de Sunghoon de ir juntos a comprar regalos para la familia llenó a Jake con una mezcla de emoción y nerviosismo. Aunque la idea de compartir ese momento especial era tentadora, la perspectiva de enfrentarse a la multitud de un centro comercial junto al heredero de una familia adinerada hizo que su pulso se acelerara.
La mañana siguiente, cuando se aventuraron en el abrumador laberinto de opciones del centro comercial, Jaeyun se sintió fuera de lugar entre los destellos de luces y los escaparates brillantes. La presión de elegir los regalos adecuados para la familia de Sunghoon pesaba sobre él, y el simple hecho de caminar a su lado, rodeados por una escolta de guardaespaldas, agregaba un nivel adicional de nerviosismo.
