Capítulo 17

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Tiempo actual.


Sam Scott.

Una semana me bastó para saber que Ivanna Poverly era una mujer con la etiqueta peligro en su frente.

La puedes ver siendo una mujer pequeña pero de grandes puños. Cuando tiene que dar un golpe, se asegura que sea uno que siquiera te deje un pequeño rastro de sangre.

La puedes ver regalando una sonrisa que muestra sus blancos y parejos dientes. Haciendo relucir sus carnosos labios que pinta en un rojo pálido; pero saliendo de esa linda boca una y mil palabras obscenas, todo tipo de adjetivo calificativo más hiriente que alguien te haya dicho nunca.
La puedes ver por fuera siendo una mujer fuerte, y no dudo que lo sea. Pero tengo el presentimiento de que por dentro sigue siendo una niña rota.


──Ivanna es suficiente ──intervine una vez que vi la boca del hombre llena de sangre.
Esta lo tomo del pelo y lo estampó nuevamente contra la mesa de interrogatorio. El hombre solo podía llorar y gemir de dolor.

──No confesará Poverly.

La tome del antebrazo y la aparté de la mesa. Su mirada se oscureció al momento de chocar con la mía. Quería seguir torturando al hombre, tenía esa forma característica de sacar la información a punta de golpes.

──No puedes hacer eso, Ivanna, comprometerás al la policía nacional.

──¿Quieres ver que si puedo? ──retó y se libero de mi agarre para volver a irse sobre el hombre.

Rápidamente la retuve por los hombros.

Si que era terca.

──O sea, de que puedes hacerlo, puedes hacerlo, acabo de ver, pero no debes Ivanna──la chica bufó y luego se pasó la mano por su corto pelo con desesperación.
Ambos salimos de la oficina de interrogatorio y un oficial entro para sacar al hombre y llevarlo a una separación.
Todos en el departamento policial observaban a Ivanna y luego a mí. Sabía que había escuchado los gritos y fuertes ruidos en a la sala de interrogación.
Arrastré a la rusa fuera del departamento y llame a un taxi para ir al departamento, pues esta era la única tarea que teníamos pendiente para terminar la semana sin pendientes. Era sábado así que podía tomar el resto de la noche y todo el día domingo para revisar los detalles del caso de mi padre.

Necesitaba retomarlo.

Así que una vez que llegamos a casa subí las escaleras y busqué debajo del colchón.

Un gran escondite por cierto.

Saqué la carpeta vieja y bajé a la sala, saqué todas las copias, documentos, expedientes e informes de todo lo que había investigado en los últimos meses. Lo puse todo sobre la pequeña mesa y lo ordené.

Grabaciones que se pasaron a papel.

Fotografías de la escena del crimen que le hicieron llegar a James.

Cartas firmadas por el señor Larris.

Los expedientes de papá.

Actas de baja voluntaria y demás papeles que me dio el señor Larris la última vez que lo vi.

Un acta de autopsia que no revela ningún nombre de institución o causa concreta de muerte.

La Corporación Necesita Mujeres [BORRADOR]Where stories live. Discover now