Capítulo 29

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Aviso: La portada no me pertenece, ha sido realizada por la artista @fery_dds. Leve contenido sexual.

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La vuelta a casa fue mucho más rápida ya que Serah accedió a que el pirata usase su fruta. Aprovechando la oscuridad de la noche, el poder de Law era tan útil porque podía utilizar cada gota de lluvia para teleportarse sin ser vistos. En apenas unos minutos ya estaban delante de la fachada de aquella condenada casa.

Ambos pasaron al interior, la mujer sentía que el agua le estaba calando hasta los huesos cuando estornudó dos veces seguidas y se secó los mocos con la manga de la yukata bajo la mirada reprobadora del moreno.

Law había encendido un pequeño fuego con ramas secas en el centro de la habitación sobre unas piedras que solía usar para eso mismo en sus curas. Se sentó en el suelo y sacó una pequeña caja de madera, preparando hilo y aguja para coser la herida de la chica.

Serah se sentó frente a él y descubrió su brazo, la hemorragia había parado pero la sangre seca permanecía sobre su piel. El cirujano esterilizó la punta de la aguja metiendo el objeto en la llama y luego comenzó a coser la carne de la chica con cuidado. Ella no pudo evitar alguna que otra mueca de dolor. No era una herida profunda pero sí larga.

–Tal vez deberíamos bajar el ritmo del entrenamiento –señaló Law terminando de dar una puntada.

–Estoy bien –se defendió ella– Una cicatriz más no importa.

–Si importa si soy yo el que te la hace –murmuró serio.

La chica ladeó la cabeza, conmovida por su actitud sobre protectora.

–Capitán, no me vas a poder salvar siempre.

El médico levantó una ceja ante sus palabras.

–Prefiero que me llames por mi nombre.

–Perdón, es que te he visto ponerte muy serio –se disculpó– Estoy bien, de verdad.

Law terminó de hacer un nudo al hilo y lo cortó con una tijera pequeña. Guardó todo después de coser la herida, se quedó unos segundos mirando fijamente el fuego encendido, el calor era agradable. Hasta que ella estornudó de nuevo.

–A este paso te vas a resfriar –había dicho el pirata, volviendo a clavar sus ojos grises en ella– Deberías dejar secar la ropa.

–Deberíamos –señaló ella.

–Ya echaba de menos que me lo pidieras...

El cirujano desató la cinta que cerraba su yukata y comenzó a desnudarse. La tela se deslizaba por sus anchos hombros, descubriendo aquella espalda tatuada que tanto añoraba ver. Finalmente se quedó en ropa interior, con el pelo mojado y aplastado hacia abajo.

–Idiota.

Serah había ladeado la cabeza, no quería darle más razones para aumentar su ego. Ella lo imitó, se quitó su atuendo y lo dejó tendido cerca del fuego, que se secase al menos para el día siguiente.

Había protestado horas antes por tener que usar aquellas telas blancas como ropa interior, echaba de menos sus bragas y su sostén. Con eso puesto se sentía en la época de las cavernas. Casi como si su capitán le hubiera leído la mente, él se comenzó a reír en voz alta.

–Muy sexy –señaló con el mentón su cuerpo.

La morena hizo el gesto de intentar taparse pero era algo inútil. Volvió a estornudar. El cirujano se apuntó mentalmente ir mañana al mercado a comprar al menos un recambio de ropa solo para evitar aquellos inconvenientes.

All eyes on me [Law x OC]Where stories live. Discover now