Capítulo 5

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Cuando Eren le pidió la dirección de su casa para ir a buscarlo, Levi pensó que irían caminando a algún lugar de los alrededores. Sin embargo, no podía estar más equivocado, ya que cuando abrió la puerta, se encontró con el moreno recargado contra una moto y un casco en su mano. Noto como el chico lo miro de arriba a abajo.

Posiblemente, era por su vestimenta. El cordobés ni siquiera se había tomado la molestia de empacar ropa para salir a pasear. Su atuendo parecía decir «solo vine a estudiar» y «no me gusta andar de gira». Se molestó consigo mismo por no traer ropa más moderna.

Por el contrario, Eren... bueno, el moreno estaba vestido como siempre, y a la vez no. Su vestimenta seguía desprendiendo ese mismo estilo, tan característico en él, pero definitivamente llamaba más la atención. Su típico anillo en la mano iba a juego con las cadenas que tenía en el cuello. También tenía un conjunto deportivo de color verde agua.

—Como el de L-gante —explicó el bonaerense, después de saludarlo. Levi lo miro confundido —en el video donde sale con la Wanda. Me lo compre el otro día, esta facha, ¿no?

El cordobés no tenía idea de a que video se refería, pero asintió. Vio como Eren le tendió el casco que tenía en la mano.

—Tomá. Tengo uno solo, pero es mejor que lo uses vos.

Levi trago saliva. Jamás se había subido a una moto. El solo pensarlo le daban ganas de volver a su casa y comer el revuelto de zapallitos. El moreno pudo ver la preocupación en el rostro del chico.

— ¿Qué, tenes miedo? Tranqui, no pasa nada, vos agárrate fuerte de mí, no bajes los pies y listo. Voy a ir despacito, no te preocupes. Además, no vamos a ir muy lejos.

El azabache suspiro y termino aceptando. Se colocó el casco y, con ayuda del más alto, se subió al asiento trasero de la motocicleta. Eren se subió de un salto, y giro su cabeza, mirando al cordobés, quien se estaba sosteniendo fuertemente de los laterales del asiento trasero para mantener el equilibrio.

— Si te agarras de ahí te vas a caer a la mierda. Dale, agárrate bien así puedo sacar el caballete y arrancamos, que tengo hambre.

La idea de ir tan pegado a otro hombre, abrazándolo no le gustaba del todo. De hecho, lo ponía nervioso. «Al menos el casco me cubre» pensó, arrimándose al moreno y, finalmente, pasando sus brazos por el torso del más alto.

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Levi quería matar a Eren. No, mejor dicho, él definitivamente iba a matar a Eren.

—Adimis ni vimis i ir miy lijis —lo reprendió el cordobés, haciéndole burla cuando se bajaron en la costanera. El moreno se rio.

—Es que es una experiencia única —explicó, mientras aseguraba su motocicleta a un poste, utilizando una cadena—. El otro día dijiste que nunca habías paseado por Puerto Madero, y yo no puedo permitir que un amigo mío no sepa lo que es comer un sanguche de bondiola enfrente del rio.

— ¿No íbamos a comer pizza?

— Cambio de planes —dijo el más alto, mientras se incorporaba.

Levi puso los ojos en blanco — Me trajiste engañado, prácticamente.

—Bueno che, pero pizza uno puede comer cualquier día. Si querés otro día te invito unas, me sale bastante bien la masa.

—¿Sabes cocinar? —preguntó sorprendido Levi, mientras caminaban por las calles de la ciudad porteña.

— Si. Bueno, más o menos. No muchas comidas — Admitió, rascándose la nuca— pero pizza si, de cualquier cosa. Menos cebolla, o me quedan crudas o se me queman, todavía no sé cómo sacarla estando en el punto medio. ¿Vos?

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