Capítulo 28

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Levi escuchó el ruido de un auto detenerse en la puerta de su casa, y termino de poner su ropita en el bolso. Si no le fallaba la intuición, debía ser Armin, y supuso que estaba en lo correcto cuando escucho a su madre salir a saludar. Salió de su habitación y fue a saludar al ojiazul, que ya estaba dentro de la casa.

—¿Como estas, Lev? ¿Listo para volver a la cárcel, digo, universidad?

El nombrado no pudo evitar reír —Más que nunca, ya me estaba aburriendo bastante.

Y Levi no mentía. Le gustaba estar con sus padres, pero extrañaba bastante la vida de la ciudad, le gustaba convivir con otros chicos de su edad, escuchar las historias alocadas que contaban sus profesores, las interrupciones ocasionales de los alumnos del centro de estudiantes o los vendedores ambulantes del transporte e incluso, de la universidad. No era raro que a veces, interrumpan las clases para vender alguna cosa. Había uno en particular que le caía bastante bien, porque vendía comida, pero siempre contaba un chiste a modo de saludo. Aunque, para ser sincero consigo mismo, extrañaba ver a su... a Eren.

No podía mentir, le ponía nervioso el hecho de que iba a tener que enfrentar a sus amigos y contarles la verdad. Mejor dicho, iba a tener que decirle a Armin, porque los demás sabían hasta cierto punto que él seguía manteniendo relación con el moreno, y sabía que Furlan no iba a retarlo por eso. Sin embargo, El rubio era un tema distinto. Y Levi había estado toda esa última semana mentalizándose, practicando discursos frente al espejo para contarle que habían hecho las paces y que estaban saliendo, por más extraño que parezca. También se había preparado para el reto que iba a recibir por parte del mayor. pero ahora que lo tenía frente a él, no podía evitar estar nervioso.

—¿Queras sentarte y tomamos unos mates? —pregunto la madre de Levi.

— Te agradezco tía, pero si no salimos ahora, vamos a llegar tardísimo, y tengo que hacer varias cosas antes de retomar las clases.

La mujer sonrió ante el apodo. No eran familia, pero la amistad entrelazaba aquello que la sangre no. Para Levi, los padres de Armin eran sus tíos del alma, y viceversa.

— Bueno, pero me avisan cuando lleguen, así no me preocupo. Después no me vengan con que se durmieron ni nada raro.

Ambos chicos sonrieron y se despidieron. Armin puso en marcha el auto y a los pocos minutos, ya estaban fuera del pueblo. Levi estaba en el asiento del acompañante, cebando mates y mirando por la ventana, tratando de divisar alguna montaña. La ruta estaba en silencio, y ninguno de los dos hablaba. El menor se relamió los labios, sentía que era un buen momento para contarle.

— Tenemos que hablar —dijeron ambos, al mismo tiempo.

Armin lo miro, asombrado— Ah, bueno, vos primero

— No no, está bien, primero vos —insistió Levi, mientras e pasaba el mate.

— ¿Seguro?

— Si. Decime, ¿qué paso?

El mayor tanteo el agua —¿Le pusiste azúcar?

— Uh, no, me re olvide. Dame que le pongo.

—Deja, así está bien. Para el próximo.

Levi asintió, y el silencio volvió a formarse. Armin parecía nervioso— ¿Entonces...?

— ¡Ah! Sí, es que... es difícil, uhm. Me voy a mudar —soltó, de repente.

— ¿Cómo?

— Con Furlan. Tiene una habitación que no usa y no tendría que pagar alquiler, solo dividimos las expensas y los servicios, así que me saldría más barato. Además, queda más cerca de la facultad y tiene cochera. Ya hace rato que me había tirado la idea, pero medio que no me cerraba, no me quería abusar. Pero estuvimos hablando y creo que sería mejor... más cómodo.

«¿Tantos nervios por eso?» pensó Levi. Posiblemente, porque lo que él le iba a decir era mucho más preocupante.

— Ah

—Si, no te molesta, ¿no?

Levi lo miro, confundido— ¿Por qué me molestaría?

— No sé, porque ahora por mi culpa van a tener que dividir el alquiler entre tres, o encontrar otra persona.

— No, está bien. Seguro hay algún amigo de Jean o Mob que necesita donde quedarse, no te hagas problema. Además, ahora que sacas el tema, voy a tener que volver a buscar algún laburo.

Armin le devolvió el mate— ¿Ah, de eso querías hablar? Porque si queres, puedo ayudarte a buscar uno, no tengo problema. Nomás deja que me acomodo en lo de Furl y en dos minutos te consigo algo.

El menor sirvió el agua del termo y empezó a tomar. No era eso de lo que quería hablar, pero ¿valía la pena decirle a Armin, si ya no iba a vivir allí? Él no tenía por qué enterarse, seguramente, ya no se iban a ver muy seguido, después de todo, ya no compartirían casa y no iban a la misma universidad. Seguramente, lo vería esporádicamente.

—Sí. Es que no sé, me gustaría poder volver a trabajar en la librería, era bastante tranqui, pero no creo que me quieran volver a tomar sabiendo que voy a renunciar en diciembre.

—¿Capaz podés buscar algún otro negocio por esa zona?

Levi se quedó pensando durante algunos segundos. No era mala idea, incluso podría seguir viendo a Eren si conseguía algo que le quedara de paso al azabache. Miro por la ventanilla, tratando de reunir el valor para decirle la verdad. Al final, no pudo hacerlo.

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Para cuando llegaron a Buenos Aires, ya era de noche. Levi tiro su bolso en la cama y saco su celular, para avisarle a su mamá y a Eren que ya había llegado. Cenaron los dos juntos —a sabiendas de que esa iba a ser la última vez en mucho tiempo que probaría la comida saludable del chico— y cuando terminaron, ayudó a Armin a meter las pocas cosas de su habitación en cajas. Era raro ver como aquella habitación, que siempre había estado llena de cosas ahora estaba tan vacía.

— Mira el lado bueno, les libere el cuarto más grande.

Levi sonrió— Voy a tener que aprovechar que los otros dos todavía no llegaron y mudarme acá.

— No te tenía así.

—Tengo que sacar algo bueno de que ya no voy a tener cocinero, ¿no?

— Y, supongo que tienes razón. Ahora vení y ayúdame a llevar las cosas al auto, ya después acomodas lo tuyo, que estos dos no empiezan las clases como hasta dentro de dos semanas, anda a saber cuándo vuelven del interior.

Dos semanas. Levi no pudo evitar pensar en que eso era demasiado tiempo solo. Y si bien, nunca le había molestado la soledad y tener su espacio, ahora ese departamento que siempre había parecido tan pequeño y acogedor por la cantidad de personas que estaban allí, ahora parecía grande y frio. Armin apago las luces y le hizo un gesto para que lo siga, y él salió, cerrando la puerta detrás de sí. Para cuando terminaron de cargar todo y Levi volvió a subir, no pudo evitar sentirse mal.

Eran las once de la noche de un sábado, y mientras que cualquier chico de su edad estaría disfrutando de sus últimas horas de libertad, él estaba tratando de no desmoronarse. Sentía la necesidad de hablar con alguien o, mejor dicho, que alguien le hable. Sin pensarlo mucho más, agarro su celular y llamo a Eren. Cuando le atendió el contestador, colgó y espero unos minutos para volver a llamar.

Eren nunca atendió, y Levi se conformó con encender la televisión e intentar conciliar el sueño con el ruido de fondo.

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Eren

paso algo que me llamaste?

perdón que no te atendí, cayo mi viejo en mi casa de la nada.

Lev?

estas durmiendo?

espero que si.

avisame cuando puedas, asi no me preocupo

bueno, voy a suponer que ya te dormiste

descansa

te amo

ChorroOù les histoires vivent. Découvrez maintenant