Capítulo 9

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Levi aún no lo podía creer. Eren lo había besado. Lo había besado, lo había alejado y luego lo había vuelto a besar, dejando en claro que tenía algún tipo de sentimientos por él más allá de la amistad. Luego de ese primer beso, ninguno de los dos pudo despegarse de los labios ajenos. Las manos del moreno acariciaban su rostro, mientras que el cordobés tenía sus manos sobre las rodillas del contrario. Y de un momento al otro, Eren lo había sentado en su regazo y los besos inocentes se volvieron más necesitados, más hambrientos, ansiosos por demostrar la llama de la pasión que ardía en el corazón de ambos. Las manos del bonaerense sujetaron fuertemente los muslos del más bajo, y se levantó de la silla. Levi enredo sus piernas a la cadera del contrario, y sintió como su espalda chocaba con la pared. Sus lenguas seguían luchando por el control, y el cordobés abrazo el cuello del más alto con fuerza, queriendo tener su cuerpo aún más cerca.

Ambos eran un lio caliente, el azabache estaba sonrojado hasta las orejas y algunas gotas de transpiración caían de la frente del moreno. Sentía el calor que emanaba el cuerpo del ojiverde, y como se presionaba contra él. Jadeos y suspiros llenaban todo el ambiente, posiblemente por los movimientos un poco bruscos —pero apasionados—de Jaeger, quien mordía y succionaba su labio inferior en medio del beso. Sintió un sabor metálico en su boca. «Sangre» pensó. El más alto lamio suavemente su labio, como pidiéndole disculpas por haberlo lastimado, y el azabache estaba seguro de que sus labios quedarían hinchados por varios días.

Ackerman no había besado a muchas personas en su vida, pero podía jurar de que nunca había vivido algo así con nadie. Quizás era porque nunca se había besado con un hombre, o porque la sensación de frio que recibía cada vez que su lengua rozaba con el metal del aro del piercing que Eren tenía en el labio lo descolocaba totalmente. Tal vez eran las manos del contrario, apretando sus muslos y enterrando sus dedos morenos en su piel blanquecina, generando un contraste increíble, o probablemente era porque no había estado con alguien de ese modo desde hacía tiempo.

Sea cual fuese la respuesta, no pudo pensar en aquellas cuestiones por mucho más tiempo. El ruido de un portazo los sorprendió a ambos. Inmediatamente —y posiblemente por el susto— Eren lo soltó, haciendo que caiga sentado al piso. Levi gimoteo levemente por el dolor de la caída y su mirada viajo a la puerta. No pudo evitar quedarse estático. Armin estaba ahí. Y por la mirada en sus ojos, estaba claro que los había visto.

—Dios, si vas a estar haciendo estas cosas en tu cuarto, por lo menos cerrá la puerta o por un cartelito afuera, no sé. —soltó el estudiante de nutrición.

— Estaba cerrada —respondió Levi.

—¡Me refiero a que cerres con llave! ¿Sabes el susto que me pegue cuando entre y escuche ruidos que venían de acá? Siempre mandas un mensaje al grupo cuando llegas del trabajo a la casa, pensé que te habías ido de joda directamente del laburo.

El chico suspiro. Con todo lo de Eren, se le había olvidado completamente enviar un mensaje. Miro al moreno, quien se estaba rascando la nuca. Evidentemente estaba incomodo, y quería salir de esa situación tanto como él. Se formó un silencio bastante incómodo. Levi no sabía cómo cortar la tensión, y estaba seguro de que los otros dos chicos en la habitación estaban igual que él. Para su suerte, una voz proveniente del comedor los salvo.

— ¿Y, Armin? ¿Ya te mato el chorro? —pregunto una voz que Levi conocía perfectamente. Eren al oír aquella palabra se tensó.

Una mata de pelos rubios cenizos se asomó por la puerta, detrás de Armin— ¡Hola Lev! Le dije al cabeza de termo de tu amigo que, si había ruidos, seguro eras vos o alguno de los pibes, pero el tipo bien cabeza dura, diciendo que seguro se habían metido a afanar.

Levi no pudo aguantar la risa —¿Cómo estas Furlan? Tanto tiempo, ¿qué contas?

—Bien, todo tranqui —dijo, apoyando las manos en la cintura de Armin para apartarlo y poder pasar a la habitación. Miro al azabache un segundo antes de saludarlo —. Buenas, soy Furlan Church.

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