15. La Mañana...

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** La Mañana Siguiente **
* * *

Al amanecer Hanji se removió dolorosamente entre las cobijas. Un poco consternada por la dolencia había olvidado a que se debía hasta que los recuerdos la asaltaron de una forma vergonzosa.

Se sentó de golpe sobre el colchón, buscando a la vez al hombre azabache. Tanteando a un lado de la cama encontrando el espacio vacío.

No supo cómo sentirse al respecto pues aun estaba desnuda por lo que si Levi estuviera presente seguramente se avergonzaria, a la vez algo pesado se removia dentro de ella.

El anhelo de despertar a su lado después de tan especial momento le hizo sentir un sabor amargo en la boca. Estaba sola.

Quizá no había sido lo suficientemente especial para él, quizá no lo disfrutó tanto o tal vez él no quería eso...

Sus pensamientos fueron cortados por el felino llamando a la habitación. Vestido únicamente con ropa interior y con el cabello desordenado se recostó sobre el marco de la puerta.

—¿Cómo te sientes?.— le preguntó mientras se cruzaba de brazos

Hanji por instinto apretó más las sábanas contra ella, tratando de no dejar mucho a la vista, como si el otro no la hubiese visto ya la noche anterior.

—Bien...— respondió abochornada y luego agregó —¿Y tú?

Levi la analizó durante unos momentos para luego suspirar y acercarse hasta ella.

—Preparé un baño caliente, vamos.— y sin esperar respuesta la cargó en sus brazos.

La acción la tomó de sorpresa por lo que solo atinó a envolver los brazos alrededor de su cuello para tener mayor estabilidad.

Al llegar al baño la bajó con cuidado. La piel se le erizó cuando la planta de sus pies hizo contacto con la fría madera del piso, la bañera se veía humeante y entonces visualizó a Levi quitándose la única prenda puesta y metiéndose al agua.

Se recostó sobre el borde y con los ojos cerrados la llamó.

—Ven aquí, cuatro ojos.— sus brazos reposaban lado a lado y se le veía relajado —No calentaré agua para ti más tarde.

La castaña dejó caer la manta en la que aún se envolvía y de a pasos pequeños se fue acercando, siempre atenta a los ojos cerrados de Levi.

Con cautela midió la temperatura del agua con el pie y cuando verificó que estaba en un estado casi perfecto para su gusto, se metió.

—Hola...— le dijo mientras envolvía los brazos alrededor de su cuello, escondiendo todo su cuerpo de las clavículas para abajo

—Creí que te sentarías de espaldas a mí.— murmuró él ahora viéndola y envolviendole la cintura con las manos, acomodándose un poco para que Hanji pudiera acomodar las piernas alrededor de su torso.

—Lo siento...— susurró ella y sin saber bien por que se disculpaba.

Sentía un ambiente cómodo e íntimo. Sus mejillas se colorearon de un bonito rosa cuando Levi la acercó aún más a él para luego depositarle un corto beso en la mejilla.

A Hanji le sorprendía la forma tan natural en la que el felino llevaba a cabo tales acciones, mientras que ella casi siempre estaba avergonzada.

Él pareció leerle la mente porque pronto le hizo saber la razón.

—Solo sigo mis instintos, si un día te sientes incómoda debes decírmelo.— su rostro siempre estaba sereno pero en sus ojos se podía notar un brillo especial.

Gatitos LeviHan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora