04. Debilidades II...

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* Debilidades Humanas II *
* * *

«¿Una ninfa?» se preguntó Hanji, ciertamente había leído sobre ellas. Eran seres hermosos y angelicales que ungian como guardianes de la naturaleza, normalmente viviendo cerca de lagos o arrollos.

Vislumbró con asombro como el joven cambiaformas la recogía entre sus brazos para luego cargarla fuera de la cueva donde la nieve empezaba a especiar.

Hanji los siguió en silencio hasta llegar al camino donde con el hilo amarró las cosas que había dejado, dispuesta a arrastrarlas por todo el camino. Y así lo hizo.

El camino fue largo y ella caminó, por primera vez, en silencio viendo la espalda de Levi quien no volteó a verla en ningún momento. Parecía hipnotizado.

—Siento que si paso un segundo más afuera moriré congelada.— titiriteó Hanji en cuanto cruzó el umbral de la puerta yendo directamente a la fogata que el azabache ya había encendido.

Allí se encontró con la Ninfa y pudo al fin tomarse un tiempo para estudiarla visualmente.

Ciertamente le pareció hermosa. Cara redonda, ojos grandes y cabello corto, de pechos grandes y cintura pequeña. Su cuerpo estaba a penas cubierto por una tela que más bien parecía musgo verde pegado a su piel.

Vio caer una manta sobre los hombros ajenos y como esta dirigía su vista al joven que había desatado tal acción. Era Levi quien se había encargado de ponerla cómoda y aún más calentita.

A ella. A la Ninfa.

Sintió su pecho hundirse cuando él no se tomó las mismas molestias con ella y simplemente lo vio irse a la cocina.

—¿Eres un cambia formas?.— escuchó hablar a la Ninfa. Su voz era tan dulce como su apariencia

—Sí, lo soy. ¿Cómo lo supiste?.— respondió Hanji con una sonrisa sincera

—Todas las ninfas tenemos algún tipo de poder. Yo puedo ver la verdadera naturaleza de las personas, tu eres un cambia formas felino.— le dijo con una sonrisa —Y él joven apuesto también lo es.

Aquello último termino por revolver el estómago de Hanji.

—Sí, también lo es.— respondió incómoda y con ganas de marcharse a su habitación.

—¿Y cómo te llamas?

—Hanji, ¿Y tu?

—Qué bonito nombre.— le dijo risueña —Yo me llamo Petra, soy la guardiana del arrollo sur.

—Eso es fascinante...— respondió ella. De pronto se le habían quitado las ganas de atosigarla con preguntas por lo que decidió largarse a su habitación. Necesitaba despejar su mente con un buen libro.

Minutos más tarde escuchó tocar su puerta y luego de dar la autorización pertinente Levi entró.

—Este lugar es un chiquero.— fue lo primero que dijo al llegar al centro de la habitación —Necesito que recojas los libros del piso. Le daré esta habitación a Petra.

Los ojos de Hanji viajaron del libro hasta la cara del azabache de brazos cruzados que la veía con seriedad.

—¿Disculpa?.— exclamó indignada —Es mi habitación, no me iré.

—Y es mi casa, recoge tus porquerías para que ella pueda descansar aquí esta noche.

Sin más, salió del lugar dejando a una Hanji muy molesta. A pesar de todo reunió sus libros (de Levi en realidad) y los apilo sobre el escritorio. Cambió las mantas por unas limpias y sacó su ropa del armario para meterla en una bolsa de tela.

Gatitos LeviHan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora