06. Debilidades IV...

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* Debilidades Humanas IV *
* * *

—¡Aquí apesta a rata!.— una tercera voz se escuchó en el bosque, era grave y causaba un poco de miedo.

—Kenny, por favor baja la voz.— dijo el hombre en el tronco —Asustaras a la señorita.

Los instintos de Hanji se activaron tardíamente pues ni siquiera escuchó los pasos del hombre que ahora estaba a sus espaldas.

—Emanas un olor a gato salvaje.— le dijo mientras la olisquiaba sin vergüenza —Un gato enano y arisco.

—¿Sí?.— Hanji se dio la vuelta, encarandolo con valor —Pues usted apesta a...

Nada. El hombre en cuestión no tenía olor.

De hecho ninguno de los dos lo tenía. Por eso Hanji no los detectó hasta que estuvieron a escasos metros de ella, era extraño, muy extraño.

El hombre frente a ella la veía ahora con una sonrisa burlona. Era alto, mucho más que ella y llevaba puesta una camisa de botones abierta hasta el pecho que definitivamente no abrigaria a nadie.

—¿Qué sucede, muñeca? ¿Acaso te doy miedo?.— le preguntó y luego se tiró una carcajada ruidosa que hizo doler los oídos de Hanji —Parece que mi sobrino escogió de novia a una gatita asustadiza.

—No estoy asustada.— afirmó Hanji —Y tampoco soy la novia de..- ¿Dijo sobrino?

—Sí, seguro que no lo eres, si hasta me duele la nariz del olor tan marcado que a dejado sobre ti.— murmuró con cara plana —¿Y bien, tienes miedo? No deberías, somos familia ahora.

El hombre afirmaba aquello con un sonrisa que parecía todo menos amistosa. Más bien era un intento de sonrisa que llegaba a ser macabra y deformada.

—Ya le dije que no tengo miedo.— dijo ella por segunda vez —Es solo que, no puedo oler nada en ninguno de ustedes; ¿Por qué?

El hombre de mirada pasiva que seguía en el tronco fue quien le respondió.

—Bueno es por nuestra naturaleza. Nosotros somos...

Abrió los ojos con mucha dificultad

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Abrió los ojos con mucha dificultad. Le dolía la cabeza y a penas podía enfocar las cosas a su alrededor. Quiso levantarse del lugar en el que estaba pero un fuerte mareo lo hizo detenerse.

—Levi, que bueno que a despertado.— un par de enormes ojos avellana lo veían con preocupación —Lleva toda la mañana con fiebre, será mejor que se alimente.

La chica le ofreció un cuenco con sopa de hongos que de mala gana aceptó. La primer cucharada se deshizo en su boca llevándolo de vuelta a su niñez cuando su madre preparaba esa receta luego de una fría nevada.

Gatitos LeviHan Where stories live. Discover now