02. Mitología II...

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* Mitológia Fascinante II *
* * *

—Oi Hanji ni siquiera terminaste tu comida.— dijo Levi en voz alta mientras tocaba la puerta del cuarto que le había asignado a la castaña —Puedes seguir molesta después de que te alimentes bien, cuatro ojos. 

Silencio es todo lo que obtuvo a cambio. Las velas del cuarto parecían estar apagadas dándole un extraño presentimiento pues día a día luchaba por que Hanji se asegurará de apagar todas las velas y/o no se durmiera sobre el escritorio en medio de una lectura.

Giró el pomo de la puerta dándose cuenta que estaba sin llave por lo cual entró con cautela.

—¿Hanji?.— llamó nuevamente y sin obtener respuestas

Prendió una vela y el desorden del cuarto le causó y tic en en ojo izquierdo. Al no encontrar rastro de ella en el cuarto bajó hasta la sala donde el perchero al lado de la puerta llamó su atención.

Estaba vacío.

Ni su abrigo ni el de Hanji se encontraban allí y cuando revisó afuera se dio cuenta que las botas para nieve de ella tampoco estaban.

Al principio pensó en que ella se había ido pero luego de indagar más supuso que había ido a buscarlo a él y eso explicaría la ausencia de su abrigo.

El problema que ¿A donde se supone que fue a buscarlo? Si él solo estaba atrás de la cabaña trayendo más leña.

—Tonta cuatro ojos.— mascullo mientras subía por otro abrigo —Ni creas que te salvare el pellejo de otra nevada, solo quiero mi abrigo de vuelta.— se decía así mismo mientras se abrigaba el cuello con una gruesa bufanda de lana.

Mientras tanto Hanji había sido llevaba hasta una remota cueva en medio de las rocas. El pelaje chocolate se le erizó de miedo a verse envuelta en una oscura más negra que la noche misma que había afuera.

Escuchó como los pasos de su capturado hacían eco hasta llegar a una espiece de puerta vieja que en cuanto fue abierta la cegó con la luz que provenía de adentro.

El corazón le latía rápido mientras ideaba alguna manera o forma de escapar de ahí. Había tratado de memorizar el camino que habían tomado pero debido a la oscuridad y la nieve se le había hecho imposible.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando se vio siendo depositada con sumo cuidado sobre una alfombra frente a la chimenea para luego sentir el peso extra de una manta de lana sobre ella.

—Debes tener frío.— escuchó decir a su captor —Calienta tu pelaje en lo que preparo la cena.

«Tal vez juzgué mal y este hombre realmente sólo quiere ayudar» pensó Hanji mientras se dejaba abrazar por el calor que provenía de la fogata.

Habrían pasado unos quince minutos cuando aquel hombre apareció nuevamente en su campo de visión y esta vez Hanji pudo inspeccionarlo con más detenimiento. Cabellera rubia al igual que la abundante barba que tenía, bastante alto y corpulento.

—La mesa está servida.— le dijo con voz calmada para luego darse la vuelta y empezar a caminar

Hanji lo siguió con cautela hasta llegar al comedor. Con desconcierto saltó sobre la silla y pudo ver dos platos perfectamente servidos y a un lado dos copas con vino.

—Oh, perdona. Creí que sería más cómodo para ti cenar de esta manera.— volvió a hablar aquel hombre —Pero si prefieres continuar así no hay problema.

Hanji estaba confundía; ¿Acaso ese hombre sabía que ella era un cambia formas?

—¡Ah es verdad! Pero que tonto soy.— exclamó nuevamente —Te deje un abrigo en el baño. A juzgar por tu tamaño quizá te quede un poco grande.

Gatitos LeviHan Where stories live. Discover now