Like You Do ｡⁠*ﾟ⁠╹⁠Noritoshi Kamo╹⁠

13.

Estaba dando vueltas en la cama simplemente, no podía dormir, llevaba dos horas intentando dormir pero a pesar de que cerraba los ojos no caía dormida.
Me levanté y me puse un suéter, últimamente las noches eran frías en los dormitorios. Salí silenciosamente de mi habitación para dar un paseo antes de volver a intentar dormir. Desde aquel día todos se comportaron extraños conmigo, ya no me trataban igual, ni siquiera Noritoshi.

Camine en silencio por un rato, la noche era tranquila y fresca. Me dirigí hacía la enfermería para ver si me podían dar algo para dormir, pero me distraje con una pequeña luz que salía por debajo de la puerta de la biblioteca. Tal vez era Kamo leyendo a altas horas de la noche.

Entre despacio para no hacer mucho ruido y camine hacía una de las mesas en donde se encontraba Noritoshi a espaldas de la entrada. Estaba tan concentrado leyendo que no levantó la vista del libro para verme.
Me sente a su lado tomando el otro libro que estaba en la mesa "Plantas y sus propiedades funcionales para alejar espíritus". Fruncí el ceño y me dedique a leer el título del que traía en sus manos "Lenguaje de las flores".

-Deberias irte a dormir Bae -dijo tranquilamente sin separar la vista del libro mientras me recostaba lentamente en la mesa. Había algo diferente en él pero no alcanzaba a notar el qué era.

-¿Te gustan las flores? ¿Cuales son tus favoritas? -mi voz sonó más como un ronroneo debido a la hora.

-Me gustan las orquídeas, tienen un agradable color y representan la belleza y perfección. ¿Tenías pesadillas?

-No, simplemente no podía dormir. No te molestare, puedes estar tranquilo leyendo. -le dije para que no me corriera. Escuché una ligera risa proveniente de él.

-Esta bien, puedes quedarte -Coloco su mano sobre mi cabeza y empezó a acariciar mi cabello.

-¿Te gusta tu cabello largo? A mi me gusta como se ve, pero siento que sería más lindo si no lo trajeras sujetado con los listones... -dije en voz baja, hoy lo traía suelto entonces caía a un lado de su rostro dandole un toque más amable a su rostro, su tacto era demasiado relajante que a los pocos segundos me estaba empezando a quedar dormida ahí mismo, sin terminar de escuchar la respuesta que me dio.

Al día siguiente después de un largo entrenamiento con Todö iba camino a mi habitación para tomar una ducha, todo mi cuerpo se sentía pegajoso por el sudor.
La noche anterior Noritoshi me intentó despertar para llevarme a mi habitación ya que no podía quedarme toda la noche en la biblioteca, pero no lo logró del todo, no sabía como había llegado realmente, al despertar en la mañana estaba en mi cama y en mi celular había un mensaje de su parte que decía "si te vas a dormir a la mitad de la conversación mejor quedate en la otra mesa, así no te tengo que llevar a tu habitación" me dió un escalofrío ver que el mensaje era acompañado por un sticker, después de todo no era un viejo amargado que no sabía sobre tecnología como parecía ser.

Me detuve unos pasos antes de entrar a mi habitación debido a la presencia de un pelinegro que conocía bastante bien sentado frente a mi puerta.

-¿Necesitas algo Kamo? -le pregunté asustandolo, era extraño que no notara mi presencia en primer lugar ya que siempre estaba con la guardia alta.

-Hyori... -levantó su cara que estaba escondida entre sus rodillas dejando ver un ligero sonrojo adornar sus mejillas.

-¿Me estabas buscando?

-Si... necesito hablar contigo -dijo mientras se levantaba permitiendo el acceso a mi puerta.

-¿Es muy urgente? es que quisiera tomar una ducha primero...

-Si, es muy urgente -no había terminado de hablar cuando me interrumpió, él no era así.

Fruncí el ceño, pero asentí, desde hace días que lo notaba extraño, pero no sabía en que aspecto era su rareza. Abrí la puerta de mi habitación para tener más privacidad en cuanto a la charla que quería tener Noritoshi. Al ser considerablemente temprano aun no estábamos rompiendo la regla de meter a personas de sexo opuesto a mi habitación después de las 8pm, como anteriormente había pasado el día del lago.

-Pasa -me adentre a mi habitación y le ofrecí la silla de mi escritorio, la cual rechazo -¿qué era lo que querías hablar? -pregunte sin rodeos, Noritoshi estaba visiblemente nervioso y eso me ponía más nerviosa a mi.

-No me presiones... No es difícil decirlo. -empezo a caminar de un lado a otro mostrando claramente su nerviosismo -Yo... no se como decirte esto, Hyori.

-¿Pues deberías empezar por el inicio no crees? -no era buen momento para burlarme de él, lo sabía, pero si no lo hacía me moriría de los nervios en ese momento.

-Empezar por el inicio... -dijo esto muy seguro de si mismo, era obvio que no estaba consiente de lo que estaba diciendo, tomó un poco de aire antes de empezar a hablar tan rápido que era difícil entender todo lo que decía-Yo... no puedo dejar de pensar en ti, necesito saber cómo sacarte de mi mente. Cierro los ojos y lo único que puedo verte es a ti, ya sea en la biblioteca dormida, cuando tu cabello mojado cae sobre tu cara dándote un aspecto rebelde o cuando haces esa sonrisa y tu nariz se arruga. De seguro me estoy volviendo loco. No, de seguro el lago Biwa tenía algo por que desde ese día no puedo sacarte de mi mente. -Definitivamente este no era el Noritoshi que yo conocía, esta persona que caminaba enfrente de mi de un lado para otro no era quien me miraba con desagrado cuando me encontraba en la biblioteca.

-Espera, espera, espera... No voy a tu ritmo ¿estas confesandote? -podría jurar que ambos pusimos la misma cara de horror al afrontar la realidad. Noritoshi se me acercó y me tomo de los hombros suavemente antes de sacudirme tres veces.

-No sé que se supone que estoy haciendo, Hyori, me estoy volviendo loco, en primer lugar no sé por que acudí a ti. Debería renunciar a ser el heredero y encerrarme en un manicomio, cuando estoy contigo haces que todo sea divertido a pesar de que estemos peleando...

Si estaba tan confundido por sus sentimientos tal vez con el beso que le acababa de dar interrumpiendo su discurso se aclararían ¿no es así?

Tal vez me iba a empujar para romper el beso y procedería a evitarme toda mi estadía aquí en el colegio.
O tal vez no, tal vez iba a profundizarlo y acariciaría con delicadeza mi cuello rodeándolo con su mano derecha como lo estaba haciendo en este momento.

Ahora era yo la confundida ¿sólo inicie el beso para ayudarlo a aclarar sus sentimientos o por qué realmente quería hacerlo? No tenía respuesta a ninguna de las preguntas que me atormentaban y no las quería encontrar en este momento.

Pase mi mano por su cabello acercandolo un poco más a mi sin finalizar el roce de sus labios contra los míos, a pesar de que sus labios eran suaves el movimiento de ellos era brusco, como si quisiera probar más de mi en este momento. Sentí su desesperación en la boca por querer adentrarse a la mía.

El sonido de unos pasos frente a mi habitación hizo que nos alejaramos por temor a ser descubiertos. Mi cara estaba ardiendo en este momento y el silencio que quedo acompañandonos me hacían querer huir por la ventana y no volver nunca más.

-¿Eso ayudó?¿Te sientes mejor? -si, definitivamente necesitaba huir por esa ventana, ni siquiera podía verle a la cara.

-Si, me quedó claro que me volví loco por interesarme una persona como tú. -Auch, atacaría con un comentario de no ser por que se me acerco nuevamente sujetando mis mejillas con fuerza para que le mirara, pero sin llegar a lastimarme. -A pesar de caer en la locura, es de mi agrado reconocer que alguien como tú pueda hacer tambalear mi corazón con el simple hecho de sonreír... ¿Puedo? -dijo mirando fijamente mis labios.

La Hyori racional acababa de abandonar este mundo ascendiendo al reino de los cielos, asentí lentamente embobada por su presencia esperando el beso mientras cerraba los ojos.
Escuché su risa, era diferente a la que normalmente lograba escuchar, había felicidad en ella y no había frialdad cómo solía hacerlo.
El beso que me dió era más tranquilo y suave ahora, sin la necesidad de apresurarlo, dejandolo fluir lentamente, sus labios jugaron con los mío por un rato, dando pequeñas mordidas sin llegar a ser dolorosas pero satisfactorias.