5.

542 69 2
                                    

Una vez colocado el velo, el joven que nos trajo subió al auto y se fue ya que tenia que hacer unos recados que el director Gakuganji le había mandado a hacer.

-Podemos dividirnos... yo buscare a las 2 de segundo grado y tú te encargas de la que es casi primer grado. -dije volteando a verlo, él no dijo nada y se adentró en el cementerio. Deje caer mi cabeza hacía atrás, estar con él sería difícil.

Inicie la búsqueda con mi ritual revelo, el cual consiste en detectar maldiciones en un radar de 1km. Apenas había iniciado cuando Kamo volteo sorprendido, a nuestro alrededor había una ligera brisa color azul cielo la cual había aparecido al invocar el ritual, en ella se encontraban luciernagas que detectaban la energía maldita dirigiendose a ella.

-Sigue a las luciérnagas y encontraras a la maldición, ellas te guiarán -mi tono de voz era seco y frío, él no quería poner de su parte para colaborar. Kamo asintió y lo vi marcharse siguiendo las luciérnagas que evitaban las tumbas.

Camine en dirección opuesta ya que había un grupo de luciérnagas que se dirigían hacia allá. El ambiente se sentía pesado y el aire era frío provocandome un escalofrío.
Después de caminar por 5 minutos logre visualizar a una maldición que estaba sobre una tumba, como si estuviera llorando. Me acerque con sigilo esperando que reaccionara ante mi cercanía pero parecía estar inmersa en su mundo.

Noritoshi Pov.

Seguí las luciérnagas que dijo Hyori, mentiría si dijera que no tenía curiosidad en como es que funcionaban sus rituales. Nunca la había visto de cerca utilizarlos, los movimientos que hacía con sus manos y dedos era elegante y delicado.
Como si escogiera hilos al azar que estuvieran en el aire, como si tocara con delicadeza un gato asustado para trasmitirle calma.

Mis sentidos estaban alerta intentando visualizar alguna maldición hasta que por fin la ví a unos metros, fruncí el seño mientras me acercaba ya que eran dos sombras que parecían estar hablando entre ellas. Mientras más me acercaba era menor la energía maldita que se sentía, eso significaba que eran las dos maldiciones de segundo grado, tenían un aspecto similar a una bola de grasa con piel color verde colgando por los lados.
Tome dos flechas y las coloque en mi arco, respire profundo y deje ir las flechas dandole a una directamente en la cabeza.
La maldición que había sido mi objetivo empezo a gritar de dolor mientras se desvanecía en el aire, la segunda maldición que le acompañaba se dirigió hacia mi lista para atacarme, sonreí ligeramente por su impulsividad.

Estaba por lanzar otra flecha cuando vi que algo choco contra la maldición de segundo grado, me quede atónito al ver que era Hyori, ella se levanto como pudo y se dirigió a una maldición de gran tamaño, con forma humanoide y largo cabello negro. Tenía que terminar rápido con la de segundo grado para ayudar a la rubia, la cual era lanzada en el aire varios metros nuevamente.

-¡Bae! -al gritar la maldición de casi primer grado dirigió su atención hacia mí. Active mi ritual sacando de una de mis mangas una bolsa pequeña que contenía sangre a la cuál le di dirección hacia la maldición de gran tamaño, lastimandola en un hombro.
La maldición de segundo grado aprovecho que mi atención estaba en la de mayor dificultad, tacleandome y cayendo sobre una tumba. Sentí dolor en la espalda por el impacto mientras tenía a la maldición lanzando rasguños.
Una esfera de energía maldita quito a la maldición que se encontraban sobre mi.
Hyori paso a un lado de mi aun lanzando esferas de energía maldita a la maldición con piel verdosa, su cara lucía molesta, una gota de sangre corrió por su mejilla hasta quedar en su barbilla.

-¿Estas bien Kamo? -su voz lucía preocupada y cansada. Me pare de la tumba en la que había caído y tome una flecha para dirigirla hacía la maldición de casi primer grado.

-Si... ¿qué hay de ti? ¿no fuiste lanzada por el aire dos veces ya?

-En realidad fueron tres -la escuché reir ligeramente mientras lanzaba la flecha que aterrizó en el cuello de la maldición pelinegra. Era la primera vez que la escuchaba reír, su voz suave y baja hacían una risa tan melodiosa. Hyori se posiciono a mi lado una vez que terminó con la maldición de segundo grado. -A que mi energía le causa más daño que tus flechas.

Sonreí por su comentario, me estaba retando a pesar de estar lastimada.

-Veamos... -apenas y termine de decir la palabra vi como se dirigía lanzandole las esferas consecutivamente causándole demasiado daño. La maldición la intento tomar nuevamente, pero lance una última flecha para que no tocara a Hyori.

La rubia esquivo a la maldición con agilidad, los entrenamientos con Aoi estaban funcionando bastante bien.
Después de unos golpes más por parte de Hyori ella termino exorcizando a la maldición. Me acerque a ella después de unos minutos al ver que no se movía y estaba con la mirada perdida justo en donde había estado la maldición. Me pare frente a ella para ver lo que sucedía y simplemente sonrió cuando entre en su campo visual.

-Supongo que eso es todo. -note sus intenciones de recargarse en mi pecho así que me quite antes de que me tocara. Ella reaccionó muy tarde por lo que cayó al suelo soltando un quejido de dolor. Le tendí mi mano para ayudarle a levantarse pero rechazo mi mano y rodo los ojos.  -A veces se me olvida que no eres alguien normal.

Su cara estaba manchada de lodo, tierra y sangre. La mire levantarse y caminar a la salida del cementerio. El velo había desaparecido y el joven Tanaka ya nos estaba esperando a que regresaramos.
La vi subirse al carro sin decir nada, de nuevo regresaba a ser la silenciosa chica que me producía curiosidad.

El viaje al instituto fue bastante tranquilo, Hyori se quedo dormida en la parte de atrás.
Cuando llegamos Tanaka la despertó y la guío a la enfermería para curar sus heridas, pero ella negó con la cabeza y se fue hacía su habitación. Fruncí el seño y la seguí.

-¿Por qué eres tan terca? Ve a la enfermería a que te curen.

-¿Cuáles heridas? -Dijo entre bostezos, la observé de cerca y toque su cara en donde anteriormente había visto que corría su sangre, pero ahora ya no había rastro de ella. Le di un ligero golpe en la frente.

-Entonces deberías ir a ducharte que apestas. -No, no apestaba, de hecho olía a su fragancia normal a menta, a pesar de haber peleado su olor seguía siendo el mismo. Ella me hizo mala cara y se dirigió a su habitación sin decir una palabra más.

Like You Do  。⁠*゚⁠╹⁠Noritoshi Kamo╹⁠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora