Réalté

1.7K 137 25
                                    

El sonido de las ambulancias me despertó. Veo todo borroso, me cuesta respirar mucho.

-Pulso lento. -Escucho desde lejos.

Sentí unos dedos en mi cuello.

Me dolía la cabeza y el estómago.

De repente estoy en una camilla. No me di cuenta en qué momento me subieron, tampoco en qué momento llegué a un hospital.

-¡Abran paso! Paciente con herida abierta. Llévenla al piso 4.

***

Desperté de nuevo. Seguía en una camilla, pero ahora en una habitación completamente blanca.

Escuché sollozos al lado mío y me gire para ver quién era.

-¿Mamá? -Pregunté, confundida.

Mi madre sacó rápidamente sus manos de su rostro y me miró, aliviada.

-Ay Hannah. -Dijo, abrazándome mientras lloraba. -¿Cómo pudiste llegar tan lejos?

No entiendo nada. Qué hace ella aquí.

-¿Dónde está Marko?

Se separó de mi, y su cara de alivio se convirtió en preocupación, luego a enojo.

-¡Ya basta con eso! ¡Me has dicho que tomabas tus pastillas! ¡Me mentiste!

Comencé a desesperarme.

-¡¿Dónde mierda está Marko?!

-¡Te he dicho que ese chico no existe! ¡Y también te he dicho que tomes las pastillas para tratar tu esquizofrenia!

Me callé por un momento.

-Nunca me haces caso... Y has llegado el punto de casi quitarte la vida. -Dice, agitada.

-Eres una mentirosa. -Escupí con enfado.

Cerró los ojos y suspiró. Salió de la habitación negando con la cabeza y desde la ventana vi como hablaba con un médico. Los dos me miraron de reojo.

***

Pasé unas semanas en ese hospital, tomándome pastillas asquerosas para luego vomitarlas. Por suerte me dieron el alta, y ahora me encuentro en casa con mi madre y mi padre.

Si, mi padre.

-Qué bueno que estés mejor. Ya vas a acordarte de tus amigos y de tus seres queridos. -Dice, llevándose un trozo de pizza a la boca.

Me limité a sonreír. Les había preguntado sobre mis mejores amigos y me negaron su existencia. Un sentimiento de dolor se apoderó de mi.

Terminé de comer y me encerré en mi habitación. Fui hacia mi balcón y no vi a ningún hombre rubio, lleno de tatuajes y con una sonrisa ladeada observándome. No había ninguna casa. Nada.

Lloré de la frustración hasta quedarme dormida.

***

POV REALIDAD:
Hannah se despertó en la madrugada y decidió escaparse sin hacer mucho ruido.

Agarró sus pastillas y se dirigió al mar donde conoció a Marko, el chico que jugó con su mente, el hombre que no existía.

Ella no quería tomar sus pastillas. No quería olvidarlo, necesitaba verlo una vez más.

Se acostó en la arena, admirando la noche. Sonrió al acordarse cuando el rubio la había comparado con la luna y comenzó a llorar. Hannah está destruída, y nadie puede salvarla.

Su corazón comenzó a latir con fuerza. Dejó de observar las estrellas y movió su cabeza hacia el costado. Cuando lo miró, sonrió entre sollozos.

Marko la observaba con pena.

-Es hora que me dejes ir. -Dice, acercándose a ella.

Hannah miró su mano donde tenía sus cápsulas. Comenzó una por una a tragarlas, el rubio cada vez se volvía más borroso.

Mientras miraba a su amado desaparecer, tomaba su última pastilla. No la que le recomendó el médico por el problema mental que ella padecía, si no la pastilla para encontrarse con Marko, porque le habia prometido a su Señor que siempre iba a hacer lo necesario para estar a su lado.

Y ahi estaba, terminando de tragar esa gloria para ella, frente al mar donde se conocieron por primera vez, hasta que todo se volvió oscuro... De nuevo.

Querido lector, tú que puedes retroceder las páginas de este libro, quédate en dónde ellos fueron felices.

~
NOTA DE LA AUTORA: Estoy muy agradecida por todas las personas que leyeron mi historia. La publiqué más que nada por diversión ya que es la primera vez que escribo un libro, y me pone feliz cuando llega una notificación de alguno de ustedes ya sea por votar un capítulo o por agregar la historia a una lista de lectura.
De verdad muchísimas gracias, y pido perdón si en algunos capítulos hay errores, siempre trato de mejorar 🤍

Ig: victwoelflin

Ábralin [+18]Where stories live. Discover now