Qui veut des hamburgers?

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Ya está todo listo. Estoy esperando a que Sarah me pase a buscar junto a Theo e irnos al punto de encuentro donde están todos los demás reunidos.

Sarah: Estamos abajo! Apúrate o llegaremos tarde.

Después de leer el mensaje bajé con mi maleta y mis dulces para sobrevivir durante el trayecto.

Supuestamente eran 4 horas viajando. Creí que el lugar donde íbamos a ir estaba en el pueblo, pero no era así. Estaba cerca, pero no pertenecía a Ábralin.

Los vi a los chicos emocionados y felices. Sonreí y me subí al coche.

-¡Qué bombones vienen a buscarme! No sabía que tenía este ganado.

-Oh, bella, ya quisieras. -Me dice Theo.

-Vamos, ¡arriba!.

Me subí al copiloto y Theo estaba atrás. Sarita, obviamente, maneja.

Estuvimos una hora andando hasta que llegamos al punto de encuentro, que es un lago que guía el camino para salir del pueblo.

Están todos. Nos estaban esperando.

Al primero que vi fue a Lucas, el amigo de Marko, con dos chicas más que iban a mi universidad. Una rubia y otra morocha. Sinceramente no me acuerdo de sus nombres.

También vi a Jack, el nieto del Señor Baker, mi vecino. Si, conozco a todos los del pueblo.

Anna también estaba con Marko. Se les veía de buen humor a todos.

-¡Llegó el trío! -Grita Theo.

Saludamos y las chicas me recordaron sus nombres, Madeleine y Ludmila.

-Falta una persona y arrancamos. -Dice Anna.

-¿Quién falta? -Pregunta Sarita.

-Me hice un amigo en el club. Se llama Sebastián.

¡Sebastián! Iba a decir algo cuando vi a Marko rodear los ojos.

-Ah, si, el que le tiró onda a Ha...

Interrumpí a Theo dándole un codazo.

-Oh, ni idea quién es. -Suelta.

-Dile al señorito que se vaya apurando. No quiero que se oscurezca mientras estemos viajando, todavía faltan tres horas de viaje. -Se queja Jack.

Justo en ese momento veo cómo se acerca un auto, y veo bajar a Sebastián.

-¡Hola! Perdón la demora.

Hablamos un rato para organizar el viaje, y cuando nos pusimos de acuerdo nos subimos cada uno a su vehículo.

Quedamos en que todos teníamos que seguir a Jack y Lucas, que viajaban juntos porque sabían el camino.

Durante el recorrido estuvimos cantando, riendo y comiendo con mis mejores amigos. Se me pasaron muy rápido las tres horas.

A medida que nos acercábamos al destino, el lugar se hacía cada vez más bonito. Había flores por todos lados y una cascada con un lago hermoso.

Jack dobló el auto y entramos a un terreno con una casa gigante.

Los tres soltamos un ruido de admiración a ver semejante mansión.

Paramos los autos y bajamos.

-¡Bienvenidos a mi herencia! -Grita Jack.

-¡Es genial! -Chilla Madeleine.

No pude decir nada. Me quedé fascinada.

Entramos y se volvió mas bonita todavía. Es una casa de madera muy acogedora, pero moderna. Parece una casa de familia multimillonaria que le gusta el campo.

Ábralin [+18]Where stories live. Discover now