𝓣𝓾𝓹𝓪𝓷𝓪𝓷𝓬𝓱𝓲𝓼𝓴𝓪𝓶𝓪. || 𝓢𝓾𝓰𝓾𝓢𝓪𝓽𝓸.

ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟙𝟘

Opia.

La extraña necesidad de mirar a alguien a los ojos, lo que puede dar al mismo tiempo una sensación invasiva y vulnerable.

Narra Satoru Gojo.

Luego de esa incómoda charla volví a quedarme solo, no sabía que hora era y no me importaba pero eso frenó cuando la puerta se abrió y Vi a Suguru entrar.

-hey- saludo.

Me quedé callado mirándolo, no esperaba verlo tan pronto.

-Satoru~, por favor hablame, llevamos todo el día sin hacerlo, y ni siquiera me contestas los mensajes -me pidió con su cara de cachorro, eran raras las ocasiones que me la ponía.

Otro gestó de él, al que soy débil. Que bien.

-Satoru..

-Suguru..no estoy enojado...ya no al menos, solo estaba algo molestó.

-¿Por qué?-me miró de forma intensa que me arrepentí de decirlo.

-porque....mmm esa chica se metió y se comió mis Takoyakis y interrumpió nuestra salida...de amigos.

Pareció por un momento decepcionarse. ¿Por qué? ¿Porque sus ojos parecieron apagarse?

-ahh, bueno, no hace falta que sigas enojado, no me dió ni su número así que vuelvo a ser completamente tuyo -me dijo burlón pero mi corazón se aceleró.

No sabía porque pero esas palabras hicieron que mi corazón saltara bastante. Me gustaba oír eso. Parece que estuve mucho tiempo callado ya que él bajo su mano de su nuca y sus ojos se entristecieron bajando la cabeza.

-al menos... acepta los dulces- me dijo mostrando la bolsa. Sonreí.

-esta bien, puedo perdonarte, si me ganas en una guerra de bolas de nieve -le propuse.

-¿Sin infinito?

-sin infinito, aunque deberías dejarme usarlo después de todo, tu arruinaste nuestra Cita con esa chica.

Él se quedó callado abriendo sus ojos para sonreír, suspirando. Para sonreír de lado arqueando su ceja, acabó de derretirme. Esa mirada y ese brillo en sus ojos eran mi debilidad.

-jaja, está bien, puedes usar infinito -dijo mirándome.

Fuimos afuera después de vestirnos bien y empezamos a lanzarnos nieve, lo que empezó con un juego empezó a ser una pelea de verdad.

Él sacó sus maldiciones y yo usaba azul para defenderme aunque cuando saco al dragón blanco di un salto sonriendo.

-¡¡dejame subirme!!

-¿Ah?

-¡dejame subirme! ¡Dejame hacerlo y te perdono todo!- le propuse feliz.

Él río levemente para hacerlo bajar y no dude en subirme sentandome con los pies cruzados poniendo mis manos entre mis piernas feliz.

Él dió la orden y el dragón tomó vuelo para ir hasta arriba de las nubes realmente disfrutaba esto.

-WHOOO- grité feliz al estar en el aire riendo a carcajadas ya que esto era ser libre, el aire frío en tus mejillas, la adrenalina de volar.

Volví a los minutos para verlo feliz, bajarme para correr a él y lanzarme contra su cuerpo tirandolo al suelo.

-¡amo a esa maldición! ¡¡Es tan divertido!!- le dije feliz abrazado a él, ambos en el suelo para empezar a reír a carcajadas. Esto era lo que necesitaba. Volver a reír con él.

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Cuando volvimos adentro estábamos congelados de pies a cabezas pero riendo a carcajadas entre los dos dándonos empujones. Nos metimos a las duchas juntos, lavando nuestro cabellos en las duchas para después meternos al Ofuro* caliente. Él vapor y el agua caliente era realmente bueno para el frío.

-achu- estornude, creía que era el frío por jugar bastante tiempo en la nieve pero él estaba perfecto. Siempre lo estaba.

Lo miré de reojo y me quedé quieto al verlo, estaba obviamente desnudo, pero nunca me había fijado que él tenía un físico realmente trabajado a diferencia que el mío, que según Shoko parezco un fideo andante, tenía brazos anchos, hombros anchos, espalda gruesa, y unos abdominales e pectorales bastante marcados. Su perfil era mucho más varonil que de costumbre, tenía su cabello suelto y no sabía si era yo, o hacia mucho más calor, tenía ganas de tocar su cabello, de tocar su piel morena.

¿Qué era esto?

Dato.Curioso:en Japón los baños tradicionales o puclicos se dividen en dos, las duchas que son los banquitos dónde se lavan la cabeza y luego los
Ofuro, que son las piscinas de aguas calientes, que siempre salen.