—Perdón por asustarte—susurro. 

—De eso nada, duerme.- La verdad es que no puedo dormir, no quiero volver a soñar; todavía es de madrugada. Nos quedamos acurrucados, en sus brazos me siento a salvo. No quiero darle esta vida, no quiero asustarla, no quiero ver esa mirada vacía y miedo al perderme. Quiero ser fuerte para ella, para poder protegerla. Cierro mis ojos e intento volver a dormir en sus brazos. Escucho su respiración que se ha normalizado, parece que se volvió a dormir. Beso su mejilla y vuelvo a quedarme dormida. 

—Buenos días— susurro en sus labios. He despertado primero que ella, me he duchado y estoy lista para salir, tengo que ver a Brad y averiguar quién es esa mujer. 

—Buenos días, nena, ¿Cómo te sientes?  

— Mejor, gracias a mi amor que cuida de mí. — sonríe y se levanta, me mira que estoy lista para salir. 

—¿Adónde vas? — pregunta tocando su cabello. 

—Iré a mi apartamento y luego veré a Normani. — miento, e intento no verla. Mi mentira ha funcionado esta vez. 

—Llevaré a Lana a la escuela— dice relajada. 

—Ya lo hice yo, eres dormilona. —beso su frente. Me despido de ella, es extraño que no me haga tantas preguntas, maldigo para mis adentros, he vuelto a mentir y ella ha empezado a confiar en mí. 

Me dirijo a la oficina de Brad, sé que mi presencia no será tan desagradable después de todo y ruego a Dios que esté dispuesto a ayudarme. 

—Buenos días, quiero hablar con el detective Brad. - Hace una llamada, me ve de pies a cabeza y me pregunta mi nombre de nuevo. 

—Sí, señor, es la señorita Jauregui. — corta la llamada y me sonríe confusa, sé que Brad no me esperaba. —El detective la atenderá en un momento. —me indica. Veo que Brad camina hacia mí, su cara es de pocos amigos, pero le agradezco que se haya tomado la molestia en recibirme. 

—Lauren ¿Qué haces aquí? — su forma de verme es como si no me conociera. 

—¿Podemos hablar? 

—Claro, por aquí. - Entramos a su oficina, una imagen de Camila golpeándolo viene a mi mente de inmediato, siento lástima por ella, pero se ha comportado como un capullo todo este tiempo conmigo desde que estoy con Camila. 

—Brad sé que... 

—No te preocupes, Lauren, lo entiendo ahora. —Me interrumpe.—Perdóname tú a mí por haberte causado tantos problemas. —su mirada se suaviza al verme —Camila ayudó a capturar al hombre más buscado, y lo hizo porque intentó lastimarte, lo sé. Ya entendí que ella te ama y jamás te hará daño. - Lo entendió. 

—Brad, no sé qué decir, me tranquiliza que lo hayas entendido. 

—¿En qué puedo ayudarte? 

—Una mujer extraña se me acercó en el centro comercial—suspiro—fue extraño su comportamiento, ella me conocía y me dijo que su hija cuidará de mí y Lana. 

—¿Una mujer? ¿Quién crees que sea? 

—La madre de Camila. — cuando lo digo en voz alta, en realidad estoy asustada. 

—¿La madre de Camila? —Intento explicarle brevemente que su madre los abandonó cuando eran unos niños.—Recibí unas flores, sé que ella las mandó, siento que me sigue a todos lados, Brad, tengo miedo que quiera hacernos daño. 

—Tranquila, voy a averiguar acerca de ella y si en realidad ha regresado, lo mejor es que hables con Camila para advertirle

—Gracias, Brad. - ¿Advertirle? Esto es una mierda, ahora no sé cómo voy a decírselo a Camila sin que se asuste o se ponga más neurótica de lo que ya es por culpa de ella, estoy muy convencida de que su madre tiene que ver con su comportamiento sobreprotector y desconfianza. Voy conduciendo por la carretera hasta llegar al Advertising y una camioneta color negro no ha cesado de seguirme, estoy paranoica y tengo miedo de que sea esa mujer. Salto del susto cuando mi teléfono suena. Es Camila. 

—¿Camila? — doblo hacia la izquierda y el auto también lo hace. 

—Nena ¿Dónde estás? 

—Estoy...por llegar al Advertising. —tiemblo y me es difícil concentrarme en la carretera. 

—¿Qué te ocurre? 

—Nada, estoy bien — doblo hacia la derecha y el auto hace lo mismo.¡Joder! Estoy paralizada del pánico.—¡Dios Mío! 

—Lauren ¿¡Qué sucede!? — grita Camila preocupada. 

—¡Un auto me está siguiendo, Camila! 

—Tranquila, ¿Dónde estás? 

—A tres calles— digo temblando. 

—¡Leo! —grita Camila. 

—¿Camila? 

 —Nena, concéntrate, saldré a encontrarte, por favor no entres en pánico.—suplica, pero es demasiado tarde, ya estoy muerta del pánico. La camioneta acelera hasta alcanzarme y yo acelero más para poder llegar y encontrarme con Camila. El auto negro suena la bocina de manera desesperada y yo no puedo dejar de acelerar, hace cambio de luces para advertirme de algo, mi vista esta nublada por las lágrimas, estoy aterrada, veo el auto de Camila derrapar a toda velocidad y atrás de él el auto de Leo. Detengo el auto en medio de la calle y salgo corriendo, la camioneta acelera a mi encuentro con intención de atropellarme pero unos brazos merodean y caigo al suelo junto con ella. Temblando y llorando. El auto negro acelera y el auto de Leo lo sigue a toda velocidad. 

—¡Amor, mírame! —suplica la voz de un Camila asustada. La abrazo con fuerza, sé que estamos en el suelo en medio de la carretera pero no me importa, es mi amor y ha salvado mi vida una vez más. Me levanta del suelo con sus brazos y me lleva a su auto. Golpea el timón y hace una llamada.—¡Sigue a ese hijo de puta, Leo! —grita. La veo de perfil, esta roja como un tomate, intento sonreír ante su belleza y me ve. Toma mi mano y la besa, tengo un pequeño raspón. Pero no me duele, estoy bien y ella está bien, es lo único que importa. 

—Pequeña, ¿Estás bien? —pregunta temblando y aclarando su garganta. 

—Estoy bien, ¿Quién me seguía? 

—No lo sé—niega con la cabeza enfadada—pero lo averiguaré, esto no se va a quedar así. 

—Camila, tengo algo que decirte—Sé que si no lo digo ahora no lo podré decir nunca. Tengo que decirle que esa mujer quién quiera que sea ha regresado. 

—Nena, espera que lleguemos a casa, déjame controlarme. - ¡Mierda! Está temblando furiosa, sigue golpeando el timón del auto ya celera como un loco hasta llegar al Hall. Entramos al ascensor y sostiene mi mano con fuerza. Entramos al apartamento y se sienta en el mueble pasando sus manos por su cabello nerviosa. 

—¿Cariño? — musito tocando su cabello, me abraza por la cintura como si no existiera un mañana y se aferra a ella.—Camila, estoy bien. 

—Lo sé, pero yo no, sólo déjame abrazarte para saber si eres real.-  Quiero llorar, jamás la había visto tan asustada. Mi pobre amor está asustada como un niño, no imagino lo que sintió al ver que el auto estuvo apunto de arrollarme.—Oh, nena tuve miedo de perderte. 

QUEDATE CONMIGO O VETE - Segunda parte de la trilogíaWhere stories live. Discover now