CAPITULO 18

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Después de ver en las noticias el rostro de Sam Roger, como el narcotraficante más buscado, me estremecí, no puedo creer que estuve cara a cara con un tipo tan peligroso. Por suerte todo quedó atrás y le espera una larga condena. 

—Hola, chispita ¿Qué tal la escuela? —pregunto a Lana, he decidido venir por ella a la escuela hoy y tener un día de chicas. 

—Bien, mami, pero hay un chico que molesta. —suena un poco frustrada y mis instintos maternales salen a flote. 

—¿Qué hace? —pregunto conteniendo la risa. 

—Dice que mis ojos son muy bonitos. Rio para mis adentros, la nena tiene los ojos igual a los de su madre y opino lo mismo, son muy bonitos. 

—¿Y eso te molesta? 

—Sí, todos en clase se rieron, la maestra preguntó qué era lo más bonitode nuestro compañero de la par y él dijo que mis ojos. 

—Cariño, pero eso fue algo muy tierno de su parte ¿Te digo un secreto?—asiente. 

—Yo también pienso eso de los ojos de tu madre.- La nena se sonroja y ríe a carcajadas. Pasamos por las tiendas del centro comercial, Lana es fanática de las compras, ahora que ya puede decir lo que le gusta no para de hablar y pedir que le compren lo que ve. Como no puedo decirle que no a esos ojos tan bellos que tiene, lo hago. Mientras comemos un helado una señora se acerca a nosotras con una gran sonrisa. 

—Hola, tu hija es muy linda. —dice sonriente. 

—Gracias, se llama Lana.

 —Hola, Lana. —saluda tocando sus moños. 

—Hola— dice Lana con timidez. 

—Eres muy joven para ser su madre— suelta de un golpe y de inmediato siento la tensión de Ana. 

—La edad no importa, siempre y cuando sepa cuidar de ella. —contra ataco ante el comentario tan fuera de lugar. La extraña mujer se acerca cuidadosamente a mi oído y dice: 

—Ojala mi hija sepa cuidar de dos pequeñas entonces. - ¿¡Que!? La mujer desaparece dejándome con los ojos como platos y la boca abierta. ¿Mi hija? ¿Quién era esa mujer? No es posible, no puede ser, no es lo que estoy pensando. Es imposible que la madre de Camila haya regresado. Me deja en modo trance mientras la pequeña me habla sin parar. 

—Mami... Mamá Lau.

 —S... ¿Sí? 

—Mujer rara—musita mientras termina su paleta. 

—¿Nos vamos? — pregunto nerviosa. Después de las compras nos vamos directo a casa, intento concentrarme en la carretera y salir de mi modo trance después de lo que esa mujer me dijo.¿Para qué regreso a la vida de Camila? Ella sabía quién era yo, su confianza y su comentario fuera de lugar, fueron la primera señal de que ella me conocía, sabía perfectamente que no soy la madre de Lana. No sé cómo decírselo a Camila, no sé si deba; pero tendré que hacerlo antes de que esa mujer vaya con ella. Me siento mareada y muy nerviosa, estoy cargada de ansiedad ni siquiera sé cómo decírselo; Cariño, hoy tu madre se acercó a nosotras o tu madre regresó .

 ¡Joder! Precisamente en este momento tenía que venir, Camila ni siquiera conoce a su madre, los abandonó desde que eran unos niños. ¿Y si no es ella? De tantas cosas que han estado sucediendo no confío ni en mi sombra y no me quiero arriesgar soltando una noticia como esa y que nuestra montaña rusa se descarrile de nuevo. Esperaré un poco, si esta mujer se acerca de nuevo a mí tendré que enfrentarla y saber qué es lo que quiere y para qué ha regresado después de tantos años. Seguramente quiere dinero, ni siquiera sé si sabe que su otra hija murió. ¡Mierda! Tengo que explotar mi burbuja en trance y concentrarme en que Camila no sospeche mis nervios. 

—Llegamos, cariño, ayúdame con las bolsas. - Subimos al ascensor y mi teléfono suena, es Camila. —H...Hola, cariño. —contesto arrastrando las palabras, estoy demasiado nerviosa. 

—Nena, ¿Estás bien? 

—Sí, ¿Qué pasa? —Me tiemblan las manos, y quiero salir del ascensor y tomar aire. 

—Te escucho nerviosa, ¿Qué ha ocurrido? 

—Nada, cariño, estoy en el ascensor, sabes que no me gusta estar encerrada. 

—Bien, ¿Se han divertido? 

—Demasiado, hoy pasamos un día de chicas muy especial. —bastante raro, ah y tu madre se nos acercó y lo arruinó todo. 

—Llegaré a casa un poco tarde ¿Bueno? 

—Está bien—resoplo, justo lo que no quería, pero quizás sea lo mejor, no sé cuánto tiempo me tomará volver a mi estado natural. 

—Te amo, pequeña. 

—También Te Amo.

Llegamos a la puerta y hay unas flores en la puerta. Sonrío para mis adentros, sé que son de Brandon, Ana me ayuda con las bolsas para abrir la puerta y yo recojo las flores del suelo. Tiro mi bolsa y Ana corre a llevar las bolsas a su cuarto, sonrío y busco la tarjeta, me voy de culo cuando la leo.

"UNA JOVEN MADRE, NO SIEMPRE ES LA MÁSPERFECTA." 


-¿Qué mierda es esto?

 Ni siquiera dice quién lo manda, pero sé que fue esa mujer; no es muy astuta después de todo, sé lo que intenta hacer, intimidarme. Pero ¿Por qué? Ni siquiera me conoce; pero su forma de actuar me hace pensar que no es una buena mujer. Tiro las flores al basurero y hago añicos la tarjeta, no quiero que Camila encuentre esto, no necesita eso en estos momentos. 

—¿Qué quieres comer, pequeña? —pregunto a Lana, intento lo más que puedo sonreír, no me ha preguntado quién era la mujer que se nos acercó ahora y eso me calma un poco, no sabría qué decirle. 

—¡Pizza!

 —Trato hecho. —pido una pizza, pero estoy lejos de tener apetito en estos momentos. Quince minutos después la pizza llega. Lana es la primera en devorarla y yo sigo con la misma porción sin tocarla; no dejo de pensar en esa mujer, temo por la seguridad de Camila y Lana; no quiero que se acerque a ellos. Tengo que averiguar quién es esa mujer y dónde ha estado todos estos años. Y la única persona que puede ayudarme a conseguirlo es Scott. 

Lana se ha quedado dormida en mi regazo, y la llevo a su habitación, la observo dormir y se me escapa una lágrima, la amo demasiado y no quiero que nada malo le pase, no confío en el regreso de su supuesta abuela, le doy un beso en la mejilla y salgo a darme una ducha. Permanezco ahí una hora más hasta que mi cuerpo está más relajado, me pongo ropa para dormir y me acuesto en la sala a leer un poco, despejando un poco mi mente, pensando en lo bonito hasta que mi prometida regrese a casa. 

—Su lugar es aquí, señorita— dice una voz ronca y familiar. Me lleva en sus brazos hasta la habitación, me acuesta en la cama y se mete conmigo, rodeando con sus cálidos brazos. 

—¿Camila? — musito. 

—Estoy aquí, nena. Duerme— me besa el cabello y hago lo que me pide, cierro mis ojos y duermo. 



QUEDATE CONMIGO O VETE - Segunda parte de la trilogíaWhere stories live. Discover now