CAPITULO 12

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—¿Tú crees que le duela? — dice una voz a lo lejos. 

—Esperemos que no. - Parece que he dormido una eternidad, levanto mi mano y toco mi cabeza, la venda ha desaparecido. Es extraño ¿Cuántos días he dormido? Una pequeña mano me toca la cara. 

—¿Mami? — abro mis ojos y veo a la pequeña Lana al lado mío con una sonrisa de oreja a oreja y su mirada hermosa. 

—Hola, chispita— musito. 

—¿Te duele? — pregunta preocupada viendo mi cabeza. 

—No, sí me das un beso. — sonrió y ella se acerca y me llena de pequeños besos la cara. 

—Ven aquí, Lana, vamos a desayunar— dice la voz de Alicia. —me da mucho gusto que hayas despertado, Lauren, te prepararé algo de comer. Lana está aquí, seguramente ya es fin de semana, entonces estuve inconsciente dos días. ¡Mierda! Eso es demasiado. 

—¿Cómo te sientes? — dice una voz ronca a lo lejos, me inclino sobre la cabecera de la cama como puedo, la cabeza ya no me duele tanto, al contrario de la mirada de sus ojos. 

—¿Tú qué crees? — Intento no verlo —Tenemos que hablar, Camila. 

—No quiero hablar, tienes que recuperarte. — demanda y sé que no hay peros, es un punto definitivo. No me molesto en llevarle la contraria. Intento levantarme de la cama para ir al baño y me dejo caer hacia atrás, ella se levanta asustada y me ayuda a ponerme de pie, huele delicioso. Veo cómo se tensan los músculos de sus brazos sosteniéndome. Me lleva al baño y me desnuda, me pongo tensa y cierro los ojos. Es la primera vez que me desnuda molesta y me siento avergonzada de que lo esté haciendo.—Entra— ordena sin verme. Entro a la bañera y empieza a frotarme todo el cuerpo con jabón líquido. Ella no me ve pero yo no puedo dejar de verla, me duele que no me vea. Cuando lava mis manos, me doy cuenta que sigo sin llevar el anillo de compromiso, entonces, sí, ella me lo quitó. Suelto un sollozo y empiezo a llorar. Ella se detiene y me ve, yo cierro mis ojos pongo mi cabeza sobre mis rodillas, no dice nada, sólo me ve y escucho como suspira, sé que no le gusta que lloré, pero es inevitable saber que ya no se quiere casar conmigo después de todo. ¿Entonces qué hago en su casa?—¿Por qué lloras? —murmura, es tan fría su voz y preocupada pero no me toca. Ni siquiera quiero hablar y decirle que lloro porque me doy cuenta que ya no se quiere casar conmigo. Me limito a verla y sigo llorando como una cría en la bañera llena de jabón, enfrente de la mujer a la que amo y me ve como si fuese una peste.—Mírame—ordena. Ni loca pienso verla, me siento avergonzada por estar desnuda ante de ella, me he de ver patética.—Lauren, mírame—¿Me dijo mi nombre de nuevo? Eso no ayuda a mi llanto y empiezo a llorar con más fuerza. Siento como entra con todo y ropa a la bañera, es suficientemente grande para que estemos las dos dentro. Me lleva hacia su pecho y yo cedo y la aprieto contra mí, desnuda y vulnerable, avergonzada y apenada. La necesito, lo necesito demasiado que duele.—No llores, por favor. —me suplica y acaricia mi cabello. 

—Me mentiste— sollozo. 

—No te mentí, no me gusta hablar de eso.-  Ni siquiera tengo que darle detalles, sabe perfectamente que es acerca de Amanda. Ni siquiera estoy molesta por eso, simplemente siento dolor. Pone sus manos en mi cara y me obliga a verla a los ojos. Sí, mi mar de chocolate sigue sin asomarse en sus ojos. 

—Por eso no querías que viera a Brad. —concluyo. 

—No, no quiero que lo veas porque sé que te desea. — Después de lo que intentó Brad, ni siquiera pienso llevarle la contraria, es verdad Brad siempre ha estado enamorado de mi desde hace mucho tiempo. Me doy un golpe para mis adentros, siempre tengo que ser lenta para todo.—¿Por qué me desobedeces, Lauren? 

—Tú me obligaste, nunca me dices la verdad, tengo que enterarme detodo por otras personas. 

—Si no te dije nada es porque eso se solucionó, no vale la pena hablar de mi pasado. — se defiende. 

—Yo acepto tu pasado, pero no acepto el daño que me haces ocultándomelo siempre. 

—Sólo intento protegerte. — suena vulnerable e irracional. 

—¿De ti? — sé que tiene miedo de que me haga daño o que le tenga miedo, pero no puede ocultarme algo como eso. 

—Sí— respira con dificultad. 

—Camila, te amo; no te tengo miedo ni a tu pasado, a lo único que le tengo miedo es a perderte a ti y a Lana; no puedes protegerme de tu pasado, tienes que superarlo. 

—Lauren, si alguna vez yo llegara a lastimarte no me lo perdonaría nunca, soy capaz de cortarme las manos antes para evitar hacerlo— está muy seria y sus ojos reflejan miedo ¿En realidad teme tanto hacerme daño?— Está en mi sangre, la ira, los celos y el peligro; mi hermana lo hacía por placer; yo lo hice por enfado y estaba borracha. 

—Camila, no sólo físicamente puedes dañar a alguien ¿Has pensando en eso? - Ahí está la clave, cuando está borracha no se controla y todas las veces en que hemos discutido ha estado sobria, el pequeño foco de mi cabeza se enciende, ¿Si llega a estar borracha y se enfada conmigo es capaz de golpearme?—Sé lo que estás pensando, no te haría daño de ninguna manera, te amo demasiado. —Me lee la mente y dejo escapar un suspiro de alivio. —También sé que no sólo físicamente se puede dañar y estoy consciente quete he lastimado de otra manera, no te merezco. 

—Mírame—le ordeno y lo hace.—No vuelvas a decirme algo como eso—se me llenan de lágrimas los ojos —¿Recuerdas cuándo te dije que te merecías a alguien que pudiera darte lo que yo no te podía dar por mi pasado? — asiente derrotada.—No seas tú la que intente alejarme ahora, es demasiado tarde, Camila, eres mía y yo soy tuya. No podría vivir sin ti.- Me abraza con fuerza y me besa por toda la cara hasta llegar a mis labios, nuestros labios vuelven a encontrarse. La abrazo tan fuerte que me cuesta respirar pero no me importa, la amo y no voy a dejar que nada ni nadie me aleje de ella. Toco mis dedos y recuerdo que me quitó el anillo, empiezo a llorar de nuevo sobre su pecho y eso lo alarma. 

—Pequeña, no llores más, por favor. 

—Me quitaste el anillo, ya no te quieres casar conmigo— suelto en un mar de llantos y se ríe de mí. 

—Nena, te lo quité porque te hicieron una R.M. para asegurarnos que no habían daños internos y no volví a ponértelo porque no sabía si querías seguir siendo mi esposa después de lo que descubriste.-  ¡Mierda! Soy un drama, Normani me contagió con ese mal.—¿Todavía quieres casarte conmigo? —pregunta viéndome a los ojos, y la mirada chocolate ha vuelto, resplandeciente y penetrantes como siempre. 

—Con una condición— pido y sonrío. 

—¿Cuál? 

—Quédate conmigo. 

—Me quedaré contigo. — sella con un beso y saca el anillo de su bolsillo, lo ha llevado consigo los últimos días, lo vuelve a poner en mi dedo, me besa y hacemos en amor bajo el agua. Mi cielo ha regresado de nuevo y me encuentro en el paraíso. 

QUEDATE CONMIGO O VETE - Segunda parte de la trilogíaWhere stories live. Discover now