CAPITULO 13.

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Si algo he aprendido durante todo este tiempo al lado de Camila, es que el pasado lo puedes dejar atrás, y sólo tú permites si regresa para hacer daño o para enfrentarlo y superarlo. Mi pasado lo he dejado atrás, ya no soy la misma persona que fue lastimada bajo la lluvia, ya no me culpo por no haber estado al lado de mi padre al morir. Me he perdonado y he perdonado al que me lastimó, porque ahora tengo amor en mi corazón y tengo una pequeña familia que llena mis días. Espero que Camila haga lo mismo, no me importa su pasado; no me importa tanto como para que llene un espacio en nuestro presente. Dos personas totalmente diferentes pero físicamente idénticas me han enseñado que no hay que juzgar a la primera, y es lo que siempre he hecho desde que lo conocí, aunque ella tampoco ha sido un angelito prematuro; saca lo peor de mi así como lo hago yo con ella, pero lo que vale es que he aprendido a amar junto con ella, ya quiero ser su esposa y vivir esa nueva etapa de mi vida a su lado, al lado de mi cara dura, la sobreprotectora y don de mando. Estoy dispuesta a construir mis propios frenos en la loca montaña rusa al lado de Camila Cabello, alguien tiene que tomar las riendas y sé que ella jamás lo hará, siempre gana y es terca, siempre vamos a chocar como dos crías. Pero cuando llega la noche y nos amamos con locura, somos uno solo y ambas tenemos la razón.


Llevo a la pequeña Lana a su primer día de escuela, Camila por fin recapacitó y aceptó que el estudio en casa no es lo mejor para ella, tiene que estar rodeada de niños de su edad, y ahora que ha recuperado el habla será la niña que ella siempre ha querido que sea. Aunque para mi ella ya era perfecta.

—¿Quisiera salir conmigo esta noche, señorita Jauregui? —pregunta alguien atrás de mí.

—Camila, cariño estoy trabajando, si mi jefe cara de póquer te ve le dará un infarto.

—¿Tan viejo es? —pregunta riendo en mi cuello.

—Así como me gustan. ¡Ay! —Me puya las costillas.

—Cuidado con lo que dice, señorita Jauregui. - Me gira y me da un beso casto, los modelos a nuestro alrededor tienen cara de opera al ver a la jefe comportarse como una adolescente enamorada. Pero la verdad es que no me importa, la amo y quiero comérmela a besos todo el tiempo dónde sea y delante de quién sea.—¿Me acabas de llamar cara de póquer? —musita en mi boca.

—Siempre te he llamado así, lo que pasa es que hasta ahorita te das cuenta. ¡Maldición! ¡Camila! —vuelve a punzarme las costillas.

—Nena, deja de maldecir por el amor de Dios—me reprende. —Pasaré por ti a las ocho ¿Bueno?

—Umm. Sí.

—Umm. —me imita

—Bien. - Le he rogado y hasta hemos discutido como niñas para que me deje pasar tiempo en mi apartamento, tengo que provechar mis últimos días de soltera en mi propio espacio, pronto lo invadirá, aunque eso ya lo ha venido haciendo desde que la conocí. Me preparo para mi noche de cita con mi amada; siento un cosquilleo en el estómago, todavía no me acostumbro a sus atenciones. Los preparativos de la boda van con calma, también le he rogado que nos casemos dentro de unos largos meses, no es que no quiera casarme con ella, añoro para que el día llegue. Todo ha sido tan rápido que apenas puedo acostumbrarme a llevar conmigo el gran diamante azul. 

Me pongo mi vestido blanco de encaje, algo sexy, pero sé que le encantará, mi cabello lo he dejado suelto, me doy cuenta que le gusta cuando lo llevo así, pongo un poco de maquillaje y listo. Me tomo dos sorbos de té para calmar la ansiedad y esperarla. Ocho en punto y escucho el timbre de la entrada principal.

—¿Sí? —sé que es ella pero juego un poco, como los viejos tiempos.

—Señorita Jauregui, baje o ¿Quiere que vaya por usted? Me rio. 

—Ahora bajo, señora Cabello. - Al momento de llegar a la puerta la veo de esmoquin, elegante y con su cabello perfectamente peinado y un Audi Rs7 blanco detrás de ella. ¡Joder! ¡Mi italiana romántica! 

—Eres la mujer más hermosa de este mundo. 

—Gracias, y tú eres mía. —coqueteo.

—Deja de hacer eso o no iremos a ningún lado, señorita. —se ríe.

—¿Adónde vamos?

—Es una sorpresa—me ofrece su brazo y me abre la puerta del pasajero, la veo cruzar enfrente, se ve tan ardiente en estos momentos que quisiera subir junto con ella al apartamento.

—¿Y este auto? —pregunto mientras me pongo el cinturón.

—¿Te gusta? —arquea una ceja.

—Me encanta, ¿No tienes ya suficientes?

—Sí—se ríe con malicia. —Pero éste es tuyo. ¿Ah?

—¡¿Qué!? —Me mofo—Ni lo pienses, seguramente éste también tiene GPS. —recordando la última vez que me llevé su auto y me encontró en menos de lo que canta un gallo. Ahora estaré jodida, sabrá dónde estaré todo el tiempo.—Lo tiene, pero déjame consentirte, nena.

—Olvídalo, ya tengo el robot. —me cruzo de brazos.

—Tu robot también seguirá siendo tuyo, pero dame ese gusto. —hace mohín.

—Bueno. —resoplo—Pero no saldré con él, lo usaré sólo para ir al trabajo.

—Eso no es justo, señorita. Pero acepto.

—Seguramente ya le has puesto un GPS al robot también cuando reparaste la ventanilla rota ¿Verdad? —mi foco se encendió de inmediato. Empieza a carcajearse 

—No pude evitarlo. — sigue riendo a carcajadas.

—¿Por qué no me sorprende? — esta vez rio yo también, sabía que tardeo temprano lo haría, doña controladora se ha salido con la suya de nuevo. Sube el volumen a la canción que suena, The way you look tonight.[3]Empieza a cantar y con su mano libre toma la mía y la besa, mis ojos se abren como dos platos gigantescos al escuchar su voz, canta maravillosamente bien, alcanzado cada nota de la canción haciendo que se escuché más la voz de ella que de Bubble . 

QUEDATE CONMIGO O VETE - Segunda parte de la trilogíaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz