—¿Para qué me has convocado? —preguntó con desdén, fijando su mirada en Changbin con un dejo de desprecio— ¿Para recordarme lo que ya sé?

—No. —lo interrumpió el castaño— Quiero justicia. Necesito tenerte de mi lado, no podemos permitir que nos humillen y se burlen de nosotros impunemente.

—Por favor... —resopló Jeongin entre risas irónicas— Changbin, eres la última persona que puede hablar de justicia. ¿Crees acaso que no he escuchado los rumores sobre tu maquiavélico plan con Eros para retener a Félix a tu lado?

—Te equivocas —replicó el mayor, sintiéndose tenso con aquel tema— Yo desconocía ese plan. Me sentí igual de traicionado por mi padre al enterarme.

El rubio contempló a Changbin detenidamente, captando el dolor genuino en sus ojos grises, al mismo tiempo que una extraña unión de compasión y empatía florecía en su interior, encontrando similitud en sus propias heridas.

—Anhelaba que Félix verdaderamente me amara —prosiguió el castaño, con suavidad— Comprendo tus dudas hacia mí. No he sido el mejor ejemplo entre los dioses, pero te aseguro que mis sentimientos hacia Félix son reales, quizás lo único real y puro en mi.

En silencio, Jeongin bajó la mirada, sumergiéndose en sus pensamientos, sintiendo una extraña conexión con el mayor. Ambos compartían un dolor profundo.

—¿Qué necesitas de mí? —preguntó finalmente, alzando sus ojos hacia él, mostrándose dispuesto.

Changbin esbozó una media sonrisa, con un gesto que irradiaba gratitud, mientras elevaba la copa entre sus dedos, como si aquel acto representara una pequeña victoria de las muchas que ansiaba tener.

Changbin esbozó una media sonrisa, con un gesto que irradiaba gratitud, mientras elevaba la copa entre sus dedos, como si aquel acto representara una pequeña victoria de las muchas que ansiaba tener

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Sentado frente al fuego de la chimenea, Hades se encontraba inmerso en la oscuridad, atormentado por innumerables pensamientos que lo acosaban sin piedad. Con el rostro apoyado en una mano, cerró los ojos en un intento por calmar la ira que generaba voces atroces en su mente, tentándolo a cometer actos funestos contra Zeus y su reino.

El sonido de unos pasos interrumpió el tormento que amenazaba con consumirlo por completo. Perséfone se acercó a él, depositando un dulce beso en sus labios, logrando que abriera los ojos y le dedicara una tierna sonrisa que disipó de inmediato toda la rabia que lo habitaba.

—¿Estás bien? —preguntó la pelirroja, acercándose a su rostro. Hades volvió a sonreír y le devolvió el beso. La menor le correspondió con una sonrisa y le entregó una carta a sus manos, para luego tomar asiento en un sillón que yacía diagonal a él.

—Llegó a tempranas horas. —murmuró.

Hades soltó un suspiro seco y abrió rápidamente el sobre, mientras sus ojos recorrían las palabras que dejaban un mensaje agridulce.

—Es una invitación para el cumpleaños de Changbin —musitó Hades, devolviéndole el papel.

—Nos invitan a todos —comentó Perséfone, al terminar de leer la carta—. Algo traman.

Luna del inframundo | Hyunlix Where stories live. Discover now