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— ¡Mírate toda una señorita! —alababa el caballero de escorpio mientras daba vuelta en círculos admirando a la azabache—. Cuánto has crecido me siento orgulloso.
— El crédito es de Albafica, no lo olvides Kardia —resoplo Degel interrumpiendo a su compañero—. Pero tiene razón el tiempo a pasado mucho tiempo, ya no eres la pequeña niña traviesa que corría por los templos.
Haruko desvío la mirada de vergüenza pero tenían razón ella ya no era una niña tenía dieciséis años. Su apariencia había cambiado a unos rasgos más finos y pubertos, al igual que el crecimiento en algunas partes de su cuerpo, mientras que su cabello solo le llegaba debajo de los hombros.
La joven diosa había ido a recibir a sus dos caballeros los cuales habían partido en una misión hacía México. A pesar de la negaciones del patriarca de salir más allá del templo de Aries, Haruko insistió en ir pues había esperado el regreso de sus amigos con muchas ansias.
De hecho estaba apunto de irse con Kardia pero su petición había sido denegada por el patriarca y la azabache no tuvo otra opción más que aceptar.
— Como te decía esos guerreros jaguar me atacaron, entonces yo me defendí usando casi todo mi poder. —alardeo el caballero mientras que Haruko prestaba total atención.
Sus ojos desprendían un ligero brillo pues le hubiera gustado haber ido a esa misión con ellos, esa eran una de las desventajas de ser la reencarnación de una diosa todo el tiempo estaba sobreprotegida por el patriarca y sus caballeros.
— Me hubiera gustado haber ido con ustedes —susurro la azabache agachando la mirada con tristeza.
Kardia hizo una pequeña mueca, Degel le pego suavemente a su compañero en la nuca indicando que se callara.
— Prometo que irás a la próxima misión conmigo es una promesa princesa. —dijo el caballero de escorpio seguro de sus palabras.
Degel se golpeó la frente con su mano, cuando le indicó que dejará de hablar no significaba que ilusionara a la joven diosa en llevarla a una peligrosa misión.
— A lo que se refería Kardia, princesa Athena es que.... —se quedó en silencio al ver la mirada inocente de su diosa—. Que hablará con el patriarca sobre llevarte.
Kardia lo volteó haber incrédulo, el acuariano solo le sonrió levemente a Haruko.
