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Haruko los observaba sin comprender, la situación ni ella misma se había percatado del aura divina que la rodeaba. Aleot desorientado se limpio el hilo de sangre que cayó por su boca. Su única oportunidad de matarla había fallado ahora, todos se habían dado cuenta de lo que era. Maldijo en voz baja, una lanza oscura apareció en su mano se para luego lanzarse a una velocidad inhumana hacía la confundida azabache.
— ¡Será la última vez, que fallaré! ¡Muere Athena!
¿Athena? se pregunto Haruko, aún sin comprender. Estaba estática debería ser un error, ella no podía ser la reencarnación de la diosa Athena. No conocía su propio pasado, como era posible que ella fuera algo así.
Antes que la lanza, llegará a su cuerpo unos brazos la rodearon protegiendola. Abrió los ojos para ver cómo Sísifo le regalaba una cálida sonrisa. Estaban envueltos en las alas de la armadura dorada de Sagitario.
— Estás bien, estarás a salvo —la cargo estilo nupcial para sacarla de ahí.
— ¡¿Cómo te atraves a intentar matar a la diosa Athena?! —grito Dohko llendosé contra al espectro.
Sagitario por órdenes del patriarca tenía que llevar. A la reencarnación de la diosa de la guerra a la cámara del patriarca, el que no perdió tiempo en ir a ver cómo se encontraba fue Albafica.
✿ 🌙 人
— Diosa Athena ¿se encuentra usted bien? —pregunto una doncellas a la azabache.
Esta comenzó a negar desesperada, tenía miedo, estaba confundida. Empezó a retroceder para salir corriendo de los aposentos de Athena ignorando los llamados de la doncellas.
Corrió sin saber a qué dirección ir hasta llegar a una gran sala. Dónde se encontraban los caballeros dorados que custodiaban las casas del zodiaco.
Los caballeros al verla se hincaron ante ella en señal de respeto a su diosa.
— ¡Porfavor no hagan eso! —exclamo eufórica—. ¡Esto tiene que ser un error! y-yo no puedo ser una diosa.
— Pero esa es la realidad señorita Haruko o debería decir Athena —dijo el gran patriarca apareciendo detrás de ella.
La azabache rápidamente se hincó ante él.
— Diosa Athena no debe hacer eso, usted ya no es un caballero —hablo Shion alzando un poco la mirada ante la de orbes oceánicas.
Haruko rápidamente se levantó, para correr abrazarlo. Aún en el estando de rodillas, los brazos de la infante rodearon al caballero por el cuello abrazándolo.
— Señor Shion —murmuro apunto derramar lágrimas—. No entiendo lo que está pasando, ¿porqué ese espectro me llamo Athena?
— Haru no llores —la separó limpiando las lágrimas con su pulgar—. La razón de que ese espectro te atacará fue porque. Tu eres la reencarnación de la diosa Athena. Has bajado del cielo para prepararte en la próxima guerra santa contra Hades.
— ¿Pero cómo? , yo ni siquiera recuerdo bien mi vida antes de que el señor Albafica me encontrará.
— Esa es una respuesta fácil de obtener, diosa Athena —dijo Asmita de Virgo tranquilo—. En el momento que usted nació, su familia fue masacrada por el mismo espectro. Su misión era asesinarla, pero por alguna razón no logró. Al igual que algo, sellaron sus recuerdos hasta llegar donde, Albafica la encontró. Su cosmos se encontraba dormido, hasta ahora.
La azabache se llevó un puño a su pecho controlando todas sus emociones. Tenía que dejar de actuar como una inmadura, era hora de que madurará de una manera muy acelerada.
— Yo prometo ser les fiel —dijo mirando a su caballeros con una cálida sonrisa—. No les pido que luchen por mí. Les pido que luchen a mi lado —su aura brillaba ante tal pureza—. Yo los protegeré aunque sea lo último que haga, daría mi vida por ustedes y la tierra. Si fuera necesario.
El corto discurso de la diosa los había dejado atónitos. Su propia diosa a la que ellos se supone tienen que proteger estaba dispuesta, a dar la vida por ellos si era necesario.
— Le prometemos que usted no llegará arriesgar su vida, por nosotros diosa Athena —Sísifo alzó la mirada del suelo haciendo, contacto visual con la azabache—. Tiene mi palabra.
