24. Redecorate

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Pedro pensó que el departamento de Alicia parecía una versión distorsionada de la realidad cuando entró esa tarde y se encontró con los policías y el equipo de búsqueda. Miguel no estaba allí porque se había peleado con él a penas lo había visto.

"Todo es tu culpa, tú la expusiste", le había dicho después de darle un empujón y para su sorpresa, él no había respondido. Se había quedado de pie en la entrada, observando como los demás hacían su trabajo, tragando saliva de vez en cuando para no llorar, tensando los músculos de su rostro involuntariamente cada vez que reparaba en algún detalle de su casa que le hacía pensar en ella intensamente.

La taza rosa con restos de café ahora seco que seguramente había dejado antes de partir a Nueva York, el correo en la encimera, un libro en español tirado en el sofá y una ropa arrugada junto a este que seguramente había sacado del tendedero antes de irse.

Pedro alcanzó un suéter y lo estiró frente a él antes de doblarlo. ¿Y si nunca volvía a verla? No volvería a ser el mismo, nunca más.

Lux había respondido mejor al shock, siempre lo hacía. Si bien había llorado en el avión, ahora parecía más compuesta, había logrado contener a Miguel y compartió toda la información que era posible a los policías.

Pedro no había podido decir ni una palabra o contestar ni una sola llamada de sus amigos que se habían enterado de la situación por la prensa.

Su teléfono no había parado de sonar desde que había llegado y lo inquietaba tanto que se lo había entregado al equipo de búsqueda para que le avisaran únicamente cuando volvieran a contactarlo esas personas.

Su hermana menor, que había estado atenta a todo el procedimiento, reparó en lo que estaba haciendo y frunció el ceño disculpándose para acercarse a él. Pedro ni se inmutó cuando le puso una mano en el hombro y continuó doblando la ropa.

–Pedro, necesitan hablar contigo.

Él terminó con los últimos jeans y recogió el montón para llevarlo a su habitación. Lux lo siguió a través del pasillo en silencio y cerró la puerta tras ella cuando entraron.

Lo observó mientras dejaba la ropa sobre la cama, después se giró hacia ella, tenía una expresión de dolor en el rostro que la conmocionó, pero trató de que no fuera evidente.

–Todo lo que les digas puede ser útil, ellos ya saben quienes son, así que no será tan difícil encontrarla una vez que sepan...

–¿Quiénes son? –la interrumpió. Lux se recriminó por haberle dado esa información así como así, porque lo haría preocuparse más, pero por su mirada severa notó que no había forma de pasar del tema.

–Son parte de una red de narcotráfico. Su exnovio se involucró con ellos.

Pedro se llevó una mano al puente de la nariz y se sentó en la cama junto a la ropa.

—La policía cree que la secuestraron porque él les debía dinero y... por eso intentan extorsionarte.

—Dios mío... –Lux no recordaba la última vez que lo había visto así, quizás porque cuando su madre había muerto era demasiado pequeña para fijarse en cómo estaban los más grandes. Pero lo recordaba consolándola y asegurándole esa noche que todo estaría bien.

Se acercó para agacharse frente a él y le tomó las manos.

–Pedro, tienes que componerte, she needs you.

Él negó con la cabeza, las lágrimas bajando por su rostro porque finalmente había dejado salir el llanto.

–This is my fault... -murmuró.

Rose Colored Boy [Pedro Pascal Fanfic] TERMINADOWhere stories live. Discover now