30. Tuyo II

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Alicia suspiró desde la cama del hotel de carretera en el que iban a pasar la noche y observó a Pedro mientras caminaba por la habitación con una toalla en la cintura. Su torso húmedo llamó su atención y se incorporó cuando lo vió alcanzando su camiseta.

—Espera. —pidió algo titubeante. No habían tenido sexo en varias semanas y Pedro sentía que todo estaba muy intenso como para intentar algo por su cuenta, ella estaba allí, pero a veces parecía en otra parte todavía.

Las cosas eran un poco diferentes, pero no en un mal sentido. Solo tenía que ser paciente. La única certeza era que se querían mucho.

Sonrió divertido cuando vio sus mejillas rosadas y su expresión curiosa. Se había quemado un poco con el sol, pero también reconoció un sonrojo en su rostro.

—¿Qué?

—Tal vez... deberías quedarte así.

Pedro hizo una mueca y la siguió con la mirada mientras se sentaba en el borde de la cama. Llevaba una camiseta rosa y ropa interior oscura, su cabello estaba húmedo por la ducha reciente.

—Pervertida. —le dijo. Ella sonrió con nerviosismo y levantó la cabeza siguiendo los ojos de Pedro mientras se acercaba. La cama era lo suficientemente baja como para que, con él en frente, quedara a una altura bastante sugerente. Pedro le acarició una mejilla. —¿Qué estás pensando?

—Que te extrañé mucho.

—¿Qué más? —insistió él, su voz sonó unos tonos más bajos de lo normal.

—¿Me preguntaba si... vas a necesitar esto? —dijo acercando sus manos a la toalla. Pedro suspiró y negó con la cabeza, Alicia deshizo el enganche y lo tomó con una mano para guiarlo a su boca.

Se sentía bien, en su interior identificó algo de hace meses atrás, un sentimiento de tranquilidad que tenía antes de volver a ver a Diego, antes de que pasara todo. Cerró los ojos mientras movía su cabeza hacia adelante y atrás.

—No te vayas... mírame. —dijo Pedro desde arriba, Alicia abrió los ojos y vio cómo su pecho subía y bajaba por la agitación.

Jamás iba a decir en voz alta que le encantaba tenerlo, que finalmente estaba tan loca por él como sus fans de internet. Mientras empacaba hace unos días había visto algunas de sus entrevistas con más visualizaciones y por supuesto que finalmente había visto la serie que lo había catapultado al éxito. Donde era un hombre cincuentón que combatía zombies y cuidaba a una niñita.

Alicia pensó en lo mucho que le había gustado verlo sujetando un arma con esa expresión de hombre inalcanzable y empujó su cabeza hacia adelante con entusiasmo.

—A-ali... —él parecía perdido. Se rió en su interior y se ayudó con una mano en la base de su miembro. Nadie podría imaginarse lo que era estar allí con él en ese estado. —Espera...

Alicia no quería detenerse.

—Ali espera... —suplicó Pedro alcanzando uno de sus hombros. Alicia se alejó hacia atrás, sus labios rojizos por la fricción y sus mejillas más rojas que antes.

—¿Pedro?

—¿Quieres matarme? —preguntó después de aclararse la garganta. Alicia retrocedió en la cama mientras él se inclinaba sobre ella para besarla. Sus lenguas se encontraron por breves segundos.

—¿Por qué me detuviste?

—Ibas a acabar conmigo, no es justo.

—Claro que sí. Déjame... —Alicia estiró una mano para alcanzarlo, pero él fue más rápido cuando le sujetó las muñecas por encima de la cabeza.

—¿En qué estabas pensando? —volvió a preguntar. Ella se sonrojó y sus labios se abrieron involuntariamente cuando él presionó su pelvis contra ella. Lo deseó con todas sus fuerzas en ese momento.

—En... Joel. —Pedro abrió mucho los ojos.

—¿Lo viste? —Alicia asintió y ladeó la cabeza apreciando su expresión divertida. —What do you think?

—Es guapo, me agrada.

—Tiene algo ¿verdad? —Alicia se rió a medias y su risa se convirtió en un gemido cuando él le besó el cuello.

—Me hace sentir... cosas.

—Es bueno saberlo.

—¿Qué pensarán todas esas mujeres que te aman? —murmuró ella tratando de que su mente no se nublara con sus caricias. —Que hacen videos en Tiktok hablando de lo bueno que estás.

—¿Lo bueno que estoy? —dijo entre risas. Alicia se arqueó cuando alcanzó uno de sus pezones por encima de la camiseta y la mordió suavemente.

—Creen que eres muy bueno en la cama.

—¿Lo soy?

—Sí, todo lo que dicen es cierto.

Pedro se rió y le soltó las manos, Alicia fue rápida para hacer una maniobra y quedar sobre él. Sus piernas temblaron cuando se movió sobre su miembro desnudo, Pedro jadeó.

—¿Qué hay de ti? —preguntó sujetándole la cintura. Alicia quitó sus manos de allí y se empujó hacia atrás para volver a tomarlo con su boca, Pedro maldijo por lo bajo.

—¿De mi? —preguntó deteniéndose unos segundos.

—Dicen... cosas... —Pedro se llevó una mano al pecho, su corazón latía muy rápido por su culpa. Sintió un vacío cuando Alicia volvió a soltarlo.

—¿Como qué?

—Like... que hiciste algo demasiado bien para que te quisiera.

—¿Lo hice?

Pedro tragó saliva con dificultad, realmente estaba acabando con él. El sonido de su boca lo estaba volviendo loco, Alicia se movió más rápido y Pedro tiró de las sábanas desesperado.

—Mmhm... lo estás haciendo ahora mismo...

Alicia presionó una vez más y él reprimió un gemido mientras terminaba. Segundos después, ella se incorporó con una sonrisa y se acomodó nuevamente a horcajadas. Pedro exhaló una bocanada de aire.

—¿Qué ocurre contigo? —dijo estirando una mano hacia su mejilla. —Hace unas horas estabas en pánico y ahora...

—Estaba. Tú me ayudaste.

Pedro se sentó con ella a cuestas y apoyó su espalda en el respaldo de la cama, que rechinaba con cada mínimo movimiento.

—¿Segura estás bien? —preguntó algo preocupado. A veces... solo a veces le costaba seguirle el ritmo.

Alicia se movió sobre su miembro ahora sensible, Pedro se preparó y cerró los ojos cuando se deslizó sobre él, se sobresaltó involuntariamente.

—Espera... acabo de... —comenzó a decir, pero se quedó en silencio cuando ella se quitó la camiseta. Se sentía como un ardor tortuoso y a la vez placentero que hacía que sus piernas se movieran sin querer. ¿Iba a ser así de bueno siempre?

—¿Qué estás pensando? —murmuró Alicia en su oído, Pedro le sujetó la cadera para que se moviera más lento.

—Qué quieres matarme antes de que volvamos a Nueva York. Harás que me dé un infarto y tirarás mi cuerpo en la orilla de la carretera, I got you.

La pelinegra se rió en su oído, Pedro sintió que eso era lo mejor que había escuchado en años.

—¿Lo estás pasando tan mal?

—Absolutely not. Just... va a ser una buena muerte. —murmuró con los dientes apretados.

Alicia apoyó una mano en su hombro y se movió más rápido, sus uñas se clavaron en su piel y su frente cayó sobre la de él mientras saltaba.

—This is so good...

—Eres mío ¿entiendes? —le dijo con los ojos cerrados. Pedro sonrió antes de darle un beso.

—Yes... I am.

Rose Colored Boy [Pedro Pascal Fanfic] TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora