•capítulo 17•

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Mai se encontraba en el patio del instituto, rodeada de sus amigas. Estaban hablando de las últimas novedades cuando vio a Tobio salir del edificio. Se acercó a él y le dio un beso en la mejilla. Él le devolvió el gesto y la abrazó por la cintura. Haciéndola ruborizar.

¿Qué tal el día? - le preguntó él.

Bien, tranquilo. ¿Y tú? - respondió ella.

Igual, nada especial. ¿Te apetece ir al cine esta tarde?

Claro, me encantaría. ¿Qué película quieres ver?

La que tú quieras, me da igual.

Mai sonrió y se apoyó en su hombro. Se sentía muy feliz con Tobio. Era el chico perfecto para ella: atento, cariñoso, divertido... Y además estaba muy bueno. Tenía unos ojos azules que la hipnotizaban y un cuerpo atlético que le volvía loca.

De repente, se dio cuenta de algo extraño. El cielo se había vuelto de un color rosado y las nubes tenían forma de corazón. Miró a su alrededor y vio que todo el mundo se había detenido. Solo ella y Tobio se movían.
Corazones salían de la boca de Tobio y su corazón latía frenéticamente pidiendola un beso. No podía dejar de mirar sus vinos labios. Hasta que uno nuestras Cabezas y con ellas se produce un dulce beso..
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Me desperté con un nudo en la garganta. Había soñado con él. Con su voz, su risa, su aroma. Había sido un sueño tan hermoso que me dolía despertar. Habíamos hablado de todo y de nada. Habíamos sido felices. Pero era solo un sueño. Y él seguía siendo solo un amigo. Un amigo que no me veía como yo a él. Un amigo que no sabía lo que yo sentía. Me levanté de la cama y me sequé las lágrimas. Me vestí y me peiné. Me miré al espejo y me puse una máscara de indiferencia. Tenía que ir a la institución. Tenía que verlo. Tenía que actuar como si nada hubiera pasado. Como si no hubiera soñado con él. Como si no lo amara.

Llegué a la institución y lo vi en el patio. Estaba con sus amigos, riendo y bromeando. Me acerqué a saludarlo, tratando de parecer normal. Él me sonrió y me abrazó. Sentí su calor y su perfume. Me estremecí. Él no se dio cuenta. Me soltó y me preguntó cómo estaba. Le dije que bien, que había dormido bien. Mentí. Él me dijo que tenía algo que contarme. Me llevó aparte, lejos de los demás. Sentí una esperanza ilusa. Tal vez él también había soñado conmigo. Tal vez él también me amaba.

Pero no fue así.

Me dijo que quería practicar, después sus remates ya que sólo lo tenía siempre ocupado para que le colocará. Asique hacerte con mala leche, si, me había enfadado yo sola. Tengo mis defectos.
Así que después de clases se trajo el balón y le estuve colocando y los remates los intentaba recibir shoyo. Aunque la mayoría por no decir todos, eran con la cara. A la mierda, porque estaba tan triste. Empecé a auto vengarme de esos pensamientos. No necesitaba un hombre... Aunque alomejor no me vendría mal más compañia. Si definitivamente no necesito a nadie... Solo quiero más de alguien. ¡AY!
- perdon Mai, pensé que me la colocarías
¿Estas bien?
- eh- no sabía que decir- Sisis perdon estaba concentrada
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C

ambiamos turnos. Siempre me ha gustado el voleibol, pero nunca había experimentado una sensación tan increíble como la de tocar un balón que me coloca Tobio. Es como si el balón fuera una extensión de su mano, y él supiera exactamente dónde y cómo quiero rematarlo. Su pase es rápido, preciso y potente, y me da la confianza y la libertad para saltar y atacar con todas mis fuerzas. Tobio es un genio del voleibol, pero también es muy exigente y perfeccionista. Él es el rey de la cancha. Juntos formamos una dupla imparable, Tobio me coloca el balón con una precisión milimétrica, y yo lo remato con una fuerza descomunal. Es una sensación indescriptible, que solo puedo comparar con la de volar. Tocar un balón de voleibol es algo que me apasiona, pero tocar un balón que me coloca Tobio es algo que me hace feliz.No se si es por su talento o por mis sentimientos.
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Al acabar me puse yo a recibir y el dúo de cuervos a hacer lo suyo. Eran increíbles... Pero mis ojos solo se podían fijar en alguien.

𝙑𝙤𝙡𝙚𝙞𝙗𝙤𝙡 [|] Kageyama TobioWhere stories live. Discover now