CAPITULO XXV

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Rumanía, Craiova

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Rumanía, Craiova.

Kira

Las noches en este castillo ayudaban a medias, aquí mismo vine luego de que Izan y Vladislav me encontraran cuando era una niña. Aquí aprendí a comer, a hablar y se podría decir también que hasta a caminar. Las noches enteras atada a la cama sin probar bocado habían hecho estragos en mi cuerpo. Recuerdo mirarme al espejo y solo ver mis huesos asomándose por todas partes.

Podía recordar la ternura en los ojos de Vladislav al mirarme, al instarme a comer, al ayudarme a leer y hablar correctamente. Pasé años aprendiendo el arte de la lucha en esos patios. Cayendo y volviendo a levantarme para probarme a mi misma que podía contra quién fuera. Pero ahora, al mirar por los ventanales. La figura de mi misma peleando contra mi señor me hacia burla.

No lo supe hasta que me quedé por completo sola dentro de la habitación. Lo extrañaba, extrañaba sus palabras de aliento y de amor. Como el padre que nunca tuve, como aquel que sabía que si me caía iba a estar detrás de mi gritándome que levantara la frente y siguiera. Lo extrañaba mas de lo que podía expresar. Ciento veinte años después lo seguía necesitando con la misma fuerza que lo necesité el día que intente quitarme la vida.

Me arropé con mis brazos mientras daba vueltas en la cama, los rayos del sol empezaban asomarse por el horizonte. Pero mis ojos nunca pudieron cerrarse.

Me levanté cuando ya no pude mas y en silencio descendí. Recorrí el castillo como en antaño y me escabullí por los pasadizos secretos como lo hacía de niña; mi mano acariciaba los grabados, aquellos que había hecho para guiarme cuando me escapaba en la penumbra de noche, a medida que caminaba.

Retrocedí cuando escuché un murmullo detrás de uno de los cuadros que servían como puerta. Me acerqué a la madera enfocando mi atención.

— Dile a tu señor que me importa un carajo el trato, soy la señora Mankrava. Si se le ocurre aparecerse lo va a lamentar. — escuché decir a Leah. Podría reconocer esa voz chillona donde fuera.

— No creo que sepa que está cometiendo un grave error. — la voz sonaba afilada y a la vez divertida. Como si esperaba que eso la provocara para seguir siendo tan altanera.

— ¿Quién te crees que eres para amenazarme? — esta vez una risa flotó desde el otro lado. Lo había conseguido, ella hizo lo que él quería.

— Solo soy el mensajero, mi señora. — el sarcasmo en su voz se hizo tan evidente que una sonrisa se alzó en mi cara por simple instinto. Pero por el otro lado, me preguntaba que carajos estaba pasando.

— Dile que va a recibir a su hijo en un puto frasco. Y que se conforme con eso. — no conforme con escuchar eso, seguí a Leah.

Dio varias vueltas para asegurarse que nadie la viera antes de caminar en dirección a los calabozos. A esa hora, todos inclusive el personal estaría durmiendo y ella lo sabía.

Nacida en las Tinieblas #1 #PGP2024 (+18)  ( Versión Wattpad)Where stories live. Discover now