Nacida en las Tinieblas #1 #PGP2024 (+18) ( Versión Wattpad)

Capitulo III

Barcelona, Barrio gótico 2022

Kira

Una vez aterrizamos en la pista cerca de casa, descendimos. Ayudé a Danila a caminar, aunque protestó miles de veces de que estaba bien.

Casi lo perdí.

El sentimiento no se me iba, la sola idea de que podía perderlo me presionaba el pecho, que, si requiriera respirar, el entumecimiento seguramente me dejaría azul.

Una vez en la casa, Dimitri llevó a la Neamh a los calabozos del subsuelo y yo subí con Danila a dejarlo descansar, lo recosté en su cama y lo tapé.

Se carcajeó cuando intente arroparlo.

—Que estoy bien. — retrucó con los ojos cerrados y la voz cansina. — Si bien me gusta que me arropes por las noches, no lo hagas por qué pienses que estoy mal.

Era increíble, hablaba pero a la vez abría la boca en un bostezo.

—Tranquilamente podría demostrarte lo bien que estoy si te acuestas conmigo. — reí ante el comentario, prácticamente estaba dormido y aún así no paraba de hablar.

—Descansa — dije depositando un beso en su cabeza.

Yo también debería descansar, había sobrepasado los límites de mi magia. Me senté por un segundo a su lado mirando mi mano. El hilo de luz volvió aparecer y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Cerré mi mano con fuerza y salí en dirección a los calabozos.

Bajé las escaleras haciendo retumbar mis pasos sobre el cerámico mientras llegaba a la celda. La cual tenía paredes blancas, con ganchos colgando del techo al igual que varias cadenas.

Mis colmillos salieron haciendo alusión a mi sed, la mujer colgando en el centro de las cuatro paredes, temblaba mientras permanecía desnuda. En esta parte de la casa no había calefacción y a pesar de ser verano, al estar bajo tierra, el ambiente se mantenía frío. Aunque el aire acondicionado dentro cumplía bien su función provocando el castañeo de sus dientes.

Dimitri me miraba mientras limpiaba todos los utensilios que teníamos a disposición para estos casos, aunque ciertamente pocas veces lo usaba.

Me senté frente a ella en una silla de aluminio, tanto Dimitri como yo nos miramos y sonreímos.

—Libérala — ordené.

Dimitri entendió a la perfección y solo movió su cabeza. Ella miró a su alrededor. No había nada que le diera indicios de dónde podría estar.

La miré fijo mientras empezaba a agitarse en las cadenas al tiempo que miraba como Dimitri limpiaba las cuchillas, pinzas, alicates, etc.

Estiré mi mano y rápidamente sostuve una pinza entre los dedos.

Había aprendido que, con mi poder podía arrancar uñas de una manera muy singular. Miré a Dimitri, este se acercó y sostuvo su mano, cuando la pinza tomó su uña ella emitió un pequeño y agudo grito, la miré.