En la ciudad de Barcelona, Kira Nikolova una vampiresa mafiosa consigue una alianza con Lucio Bustamante, un mafioso español, con el fin de poder sobrevivir entre la sociedad sin exponerse.
Todo comienza a torcerse cuando entre ellos algo más que l...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Londres, Saint Albans 2022
Kira
Una vez aterrizamos en Londres, casi al anochecer, viajamos hacia la ciudad de St. Albans al sur de Hertfordshire.
Una fortaleza fortificada con funciones militares en caso de asedios, con techos altos, escaleras de mármol y ventanales de cristal.
El consejo era precedido por los más antiguos matusalenes e incluso a veces hacía acto de presencia uno que otro antediluviano. Mi gran señor era uno de esos que cada tanto aparecía y nos recordaba el por qué nuestra clase debía cuidarse de su propio poder.
A pesar de sus milenios de vida como no-muerto, seguía intacto mentalmente y sus poderes no tenían sin igual, uno de los pocos con ojos dorados.
Entramos en el castillo del matusalén Miqueas, hijo del antediluviano Saulot del clan Azeria. Conocidos por su capacidad de sanación. Miqueas, un monje y erudito, odiaba la violencia. Lo opuesto a su hermana Sinaí, una guerrera y ladrona.
Robaba secretos para su hermano.
Un salón del tamaño de mi grande casa nos recibió, nunca me cansaba de admirar la belleza de las pinturas hechas en los altos techos y como el blanco del mármol nos hacía parecer una mancha andante.
Por tradición, cuando se convocaba a una reunión del consejo, los señores llamaban a sus vástagos y estos tenían la obligación de atender al llamado.
Varias caras conocidas se hicieron presentes, mientras que, con Dimitri, Giovanni y Danila nos adentrábamos en la concurrida reunión.
Los rostros se giraban cuando pasaba, no era alguien querida, eso lo sabía. Pero era respetada.
Nadie me miraba a los ojos, a excepción de aquellos que estaban por encima de mí.
Llegué a lo más profundo de la sala, me presenté frente Miqueas y Sinaí. Sus ojos, desde la altura de su podio en la esquina lejana al gentío, miraron mi reverencia con suficiencia.
En medio de ellos mi gran señor me escudriñaba pensativo.
Bajé mi cabeza, aun en mi reverencia, en señal de respeto. Al igual que los chicos y todos mis vástagos, los cuales se extendía hasta la entrada del castillo; mi linaje representaba el 45% de toda la gente dentro de aquel salón inmenso. Y eso que vinieron solos los que estaban cerca del país.
Todos los ojos se giraron en nuestra dirección cuando una gran parte de los no-muertos presentes estaban hincados en una pierna.
Me levanté cuando mi Gran Señor se levantó, bajó por las escaleras que estaban a un lado del podio y se acercó a mí, poniendo una mano sobre mi hombro.
-Kira Nikolova- al escuchar mi nombre elevé mi cabeza y lo miré, una mueca, parecida a una sonrisa, pasó fugazmente por su rostro.
-Gran Señor- saludé tomando su mano y depositando un suave beso en sus nudillos.
