En la ciudad de Barcelona, Kira Nikolova una vampiresa mafiosa consigue una alianza con Lucio Bustamante, un mafioso español, con el fin de poder sobrevivir entre la sociedad sin exponerse.
Todo comienza a torcerse cuando entre ellos algo más que l...
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Barcelona La Virreina
Kira
El fuerte dolor de cabeza y quemazón en la garganta hicieron que seguir durmiendo se volviera tedioso. Me senté sobre mi cama, rápidamente Izan apareció en mi puerta, entró y dejó una copa sobre mi mesa de luz sentándose a mi lado.
- ¿Cómo te sientes? - me miró expectante mientras me tomaba el líquido rojo de la copa en un solo trago.
-Supongo que bien- mi voz ronca hizo reír a Izan mientras se acomodaba y se recostaba sobre el marco de los pies de mi cama. Me era muy inusual verlo tan jovial, siempre había mantenido una actitud estoica y fría a mi alrededor.
- ¿Lograron identificar a los atacantes?
-Dhampirs, Ghouls y Golems. - Izan cruzó sus brazos por sobre su pecho y me miró fijo.
- ¿Cómo lograron la droga de la Solanáceas? - era una jodida arma contra nosotros. Fue creada por la Yihad y los cazadores hacia milenios, así como los dhampir tenían sus tácticas para muchas de nuestras habilidades, una droga contra nosotros era una jodida ventaja. Los más débiles morían a veces, el viaje que te metían con ese puto coctel de plantas era una maldita tortura. - Esos alambres son nuevos, nunca había visto algo igual. - llevé mi vista a mis muñecas, las marcas eran leves, aún no se borraban, lo cual era muy raro.
-Esos alambres tienen magia, por eso paralizaron tu cuerpo, algo nuevo y muy efectivo- la vista de Izan se oscureció, haciendo que me preguntara que tanto poder se tenía que tener para lograr algo como eso. Si, se habían creado armas con anterioridad, pero ahora mismo los 13 clanes lo tenían prohibido.
Cada clan posee poderes diferentes al resto, a veces se maneja demasiada desigualdad. Intentamos no eliminarnos como hicieron nuestros antepasados creando una especie de sociedad con leyes y los más viejos se encargan de hacerlas respetar, pero no siempre todos acataban las normas.
Ahora mismo alguien estaba rompiendo las mismas.
-Se atrevieron a meterse contigo, a pesar de que saben que perteneces a mi línea, puedes ser libre de la línea de Vladislav, pero jamás lo serás de la mía. Y todos van a conocer la maldita consecuencia de eso. - Sonreí tratando de transmitir tranquilidad. El ambiente empezó a sentirse eléctrico y los vellos de mi cuerpo empezaron a erizarse en respuesta. Tres pares de ojos se asomaron por la puerta al tiempo que llevaba una de mis manos a la mejilla de Izan y trataba de calmarlo.
-Lo haremos juntos, ¿de acuerdo? - le dediqué una sonrisa tierna.
Asintió cerrando sus ojos, tomando una de mis manos en las suyas la llevó a su boca, depositó un besó en ella y se levantó. Con lentitud se dirigió a la puerta por las que los tres cuerpos en ella se hicieron a un lado para dejarlo pasar, mientras hacían una reverencia.
-Estoy bien...- los miré al tiempo que se acercaban, Giovanni me corrió de mi lugar mientras se recostaba a mi lado, Danila se sentó en el sillón apartado en la esquina de mi cuarto mientras Dimitri se quedó parado a los pies de mi cama.
